Investigada

Después de estar en una hoguera, al borde del precipicio de mi mente, entre el cansancio y las dudas, fui interrogada por el detective. Pero, ¿debía estar asustada? No, para nada. Todo salió como lo esperaba desde un principio.

—Señorita Verónica, ¿puede usted explicarnos por qué cometió dicho incidente al asesinar a un alumno de su misma clase? El video fue filtrado en la estación de policía y hay evidencias de que cometió un posible homicidio, pero no encontramos rastros de dónde pudo haber enterrado el cuerpo de Harry. ¿Puede decirnos dónde lo enterró? O, me gustaría saber, en específico, qué la llevó a cometer un crimen y atentar contra alguien. Quiero que me dé sus argumentos —dijo el detective, cruzando los brazos con una mirada observadora y dominante.

—No, no tenía nada en contra de Harry. Me parecía ser una buena persona —respondí.

—Entonces, si usted dice que le parecía ser una buena persona, ¿qué hay del homicidio? ¿Qué emociones la llevaron a esos extremos? ¿De casualidad, usted padece de alguna incapacidad o enfermedad mental? —preguntó el detective, frunciendo el ceño.

—Claro que no. De hecho, solo obedecí las órdenes que me daba el verdadero asesino.

—Señorita Verónica, ¿puede ser más directa? ¿A qué se refiere con «cuál verdadero asesino»? ¿De casualidad, alguien más es cómplice? —preguntó el detective, acercándose a mí.

—No sé, ¿qué cree usted? Mire, tengo pruebas contundentes para confirmar las dudas que tiene. Solo déjeme ir al internado y acompáñeme. De hecho, tengo un gran enemigo, aunque parece que ya tengo varios enemigos que solo intentan llegar a mi punto más débil, así que acepte acompañarme. Le tengo algo guardado allá. No importa si no me quita las esposas, no importa si sueno algo desquiciada, pero dígame: solo puede confiar en mí. Si yo soy la perpetradora, yo misma puedo darle las pruebas que necesita, y después me arresta —respondí mientras lo miraba fijamente a los ojos con la mayor seguridad.

—Detective Oliver, yo creo que lo vi a usted en un documental. No sé si se acuerda del caso sobre la muerte de Noah y su esposa. Al principio eran sospechas de un posible homicidio, pero después, repentinamente, cambió a ser un accidente automovilístico. Aún tengo muchas dudas sobre esa muerte. No hubo suficiente investigación sobre el caso y me parece extraño que no se haya tomado el trabajo de terminarlo y de afirmar los hechos de la muerte sin saber aún de los verdaderos acontecimientos en el transcurso del homicidio —respondí, mientras observaba sus gestos.

—Señorita Verónica, ese caso es viejo. ¿Quiere retroceder a algo que sucedió hace mucho tiempo? ¿Y qué insinúa? ¿Que yo tuve algo que ver con eso? Ahora quiere dañar mi imagen como detective —respondió el detective.

—No, para nada. Solo quería expresarle mis inquietudes. Me supuse que tal vez había aceptado sobornos o algo así que lo impediría seguir con el caso. De hecho, no me esperaba que usted fuera el detective que me iba a arrestar. El mundo es un pañuelo, ¿no lo cree? —respondí con tono de ironía.

—Verónica, ¿por qué le interesa tanto esto? Está cambiando el tema. Estamos hablando de su caso, no de otros —respondió el detective con un tono alterado.

—Sabe que ellos fueron mis padres. Por eso me interesa y sigo con vida para resolver todas las dudas que tengo, y probablemente el asesino esté en el internado, quien me comunica por medio de cartas y juegos peligrosos. ¿Cree que este ha sido el único incidente? Hace una semana fui al campamento escolar y murieron dos personas más en la orilla del lago Caddo en el bosque. Entonces, acompáñeme, quiero mostrarle algo.

Después de haber charlado con el detective, él se tomó la molestia de llevarme al internado. Al llegar, todos me miraban como lo peor que pudo haber llegado, pero no me importó. Todo estaba en mis manos y sabía que no era la primera vez que recibía tanto odio. Desde muy pequeña lo he recibido, pero ya sabía que no era esa niña, sino una nueva vengadora y justiciera. Cuando me paré en el centro de la entrada del internado, esperé a que mi teléfono sonara porque tenía muchas cosas que desenmascarar.

Me acerqué al detective Oliver y le dije que quería ir a los pasillos y que llevara una laptop. No me preguntó para qué, solo se dejó llevar por mí. Cuando todos estaban en los pasillos, Michael me envió un video y la carta que me había dado el asesino anónimo. Ya era mi hora para acabar con uno de mis enemigos y así poder avanzar.

Encendí la laptop y reproduje frente a todos un video del verdadero culpable del homicidio de Harry: Haydy. Ella todo el tiempo lo tenía planeado. Quería que yo llegara a ese sitio para inculparme y, al parecer, usó cartas haciéndose pasar por el asesino anónimo. Ella ya había visto mi comunicación con las cartas, pero se le había olvidado que mi enemigo escribe con pluma estilográfica negra, no con plumón de color rojo. Además, siempre me mantuvo alerta después de que me afirmó que íbamos a tener una guerra fría.

Y no solo mostré esas pruebas frente a todos, tenía más. Al parecer, el asesino anónimo me mandó otras pruebas.

—Quiero mostrarles a todos que ella no solo cometió homicidio, también tiene antecedentes de haber agredido y dejado hospitalizada a una de sus compañeras en la anterior institución antes de ingresar acá. También dio positivo a varias pruebas de drogas, pero las ocultó en su armario y huyó por miedo a ser arrestada en un correccional juvenil. Incluso, ahora quiero darles una sorpresa, aparte de comprobar mi inocencia —dije.

Todos estaban muy sorprendidos después de las noticias. Haydy no podía evitar la vergüenza de ser humillada en público. Todos estábamos esperando hasta que llegó Michael y trajo a Harry. Él nunca murió. Después de haberlo tirado por la ventana, Michael ya había cargado su cuerpo y lo había hospedado en la casa de su tía, que es una enfermera. Solo disimulé que lo estaba envenenando y que lo había matado para poder fingir que su plan iba bien. Pero ni modo, ella cayó en mi trampa.