Internado

Dulce kiss de ti

d3c6447ac2731bd3ba55915d56856f63.jpg

Mientras esperaba en las puertas de la enfermería, pasé la mañana aguardando la recuperación de Esteban. Michael me dio una taza de té para calmar mi ansiedad; también me compró una lonchera de desayuno porque había donado de mi sangre a Esteban y no me sentía muy bien de salud. Michael se acercó a mí y me dijo:

− Verónica, ¿Qué haces? −dijo Michael.

− No he hecho nada, Michael, ¿por qué la pregunta? −respondí.

− Últimamente has estado flirteando con Esteban, pero al parecer, los dos tienen una gran conexión. Qué ironía que estén juntos después de que yo estoy con Haydy. ¿Lo haces por venganza? −respondió Michael.

− En serio, no es tu problema, tampoco es de tu incumbencia. Aunque, ¿sabes qué es lo que más me duele...? que me gustas. Creía que también te gustaba, pero no fue así, porque ahora estás con mi peor enemiga y sabías que no me llevo para nada bien con ella. Aun así, pretendes que hable contigo. Michael, me ilusionaste y me hiciste mucho daño con esto −respondí.

La tristeza me mataba y el nudo que sentía en la garganta me hacía sentir incómoda de estar con él. No quería llorar por él.

− Verónica, eso es lo que quiero hablar contigo. Lo siento si te hice mucho daño, pero mi error fue no contarte nada. Te diré la verdad, Verónica, lo que sucede es que...

De repente, Michael es interrumpido por Haydy.

− ¿Qué hacen? −dijo Haydy.

No negaré que me sentía incómoda. Después de todo, decidí levantarme del sofá y dejar a Michael solo con Haydy. Cuando entré a la enfermería, vi a Esteban inconsciente, acostado en la camilla. Me senté en una silla a esperar que despertara. Me asomé a la ventana, pero no había una vista linda o interesante del atardecer.

Esperé mucho tiempo sentada a que Esteban despertara. Miré el reloj y eran las 6:00 p.m. No quería dejarlo solo porque me preocupaba que algo malo le sucediera. La enfermera no dejaba de entrar a la habitación del paciente Esteban, me parecía extraño el comportamiento de la enfermera. Me sentía vigilada por ella, incluso su forma de ser me causaba mal agüero.

Cuando eran las 6:30 p.m., Esteban tenía mucha fiebre. No dudé en buscar compresas y agua tibia. Puse las compresas tibias en su frente, las cambiaba cada vez y las humedecía en el agua tibia para aliviar su fiebre. Estaba muy preocupada por él; no hallaba una mejoría en Esteban.

Cuando apoyé mi cabeza sobre la camilla, junto a Esteban, me estaba durmiendo del cansancio. De repente, sentí que acariciaba mi cabello. Me emocioné porque por fin pude ver un movimiento en él, así que tomé su mano y empecé a acariciar su cabello. Él todavía estaba dormido o inconsciente que no abría sus ojos. De repente, Esteban jaló mi mano y me besó. Nuestros labios se tocaron en un choque. Sentí mariposas flotando dentro de mí; sentí que me estaba enamorando de él. Le dije:

− Esteban, ¿por qué mientes? Creí que estabas inconsciente. ¿Desde cuándo estás despierto? −dije avergonzada de la situación incómoda.

− Verónica, estoy despierto desde que empezaste a poner esas compresas calientes en mi cabeza. ¿Acaso no mediste la temperatura? ¿Sabes? Me estaba aguantando el dolor y la incomodidad. No eres enfermera, Verónica, aunque... te ves linda siéndolo, qué ironía, ¿no? −dijo Esteban riéndose.

− En serio, entonces me retiro −respondí.

− ¡No, no te vayas! Recuerda que estoy enfermito, no seas dura y cruel conmigo. Además, usted se preocupa mucho por mí, y si me pasa algo malo... Venga, Verónica, siéntate aquí conmigo, dejemos las malas vibras para otro día. Solo relájate, nena, el clima está perfecto para tomar un spa. Vale, yo me hago un masaje y tú las manicuras −respondió Esteban.

− Está bien, me quedaré cuidándote, pero... no seas imprudente y deja tus bromas pesadas −respondí.

− Está bien, enfermera Verónica. Enfermera, creo que tengo dolor en la espalda, me tiene que hacer un masaje −dijo Esteban.

− ¿En serio? ¿Te duele mucho la espalda? Claro que te haré un masaje −dije.

Cuando empecé a hacerle un masaje a Esteban, no pudo evitar brincar del dolor.

− ¡Verónica! −exclamó Esteban.

− ¡Qué!, ¿no que querías un masaje? −respondí.

− Te dije un masaje, no que amasaras una masa de trigo, me dejaste aún más dolorido de lo que estaba. Creo que la enfermera masajea mejor que tú −respondió Esteban.

− Ah, sí, ¿en serio? Esto es una enfermería, no un spa. Sí que eres un niño pretencioso −respondí.

De repente, Esteban se acercó a mí y me robó otro beso. No negaré que me estaba enamorando de él. Su personalidad me encanta, pero no me había fijado que la puerta estaba abierta. Michael nos vio besándonos. Cuando Esteban y yo nos dimos cuenta, nos sentimos un poco avergonzados. Me levanté de la camilla e intenté hablar con Michael, pero él se negó a hablar conmigo. Era un momento incómodo, pero después decidí no darle explicaciones, porque él ni siquiera me da explicaciones del porqué me cambió por Haydy. Entonces, ¿por qué debería darle explicaciones a él?

− Verónica, lo siento por besarte, creo que al parecer aún te gusta Michael −dijo Esteban.

− No te preocupes, Esteban, creo que ya es hora de dejarlo ir con Haydy −respondí.

− ¿Quieres comer helado conmigo? O tal vez tacos mexicanos, aunque... se me antoja una hamburguesa −respondió Esteban.

− Sería buena idea comer, tal vez probemos las tres cosas al mismo tiempo, pero... yo sola, tú no. No vas a ensuciar mi sangre que te doné, no quiero grasas −respondí.

− Qué cruel eres... pero me gusta −dijo Esteban.

− Verónica, ¿por qué me haces esto? Quieres que me quede desnutrido, necesito también hacer ejercicio, quiero entrenar mis músculos para enamorarte... Aunque creo que ya te gusto, nena. Qué ironía que te preocupes mucho por mí, que hasta me donaste sangre. Qué acto de valentía −dijo Esteban.



#860 en Thriller
#402 en Misterio
#320 en Suspenso

En el texto hay: homicidios, venganza, traición de amigos

Editado: 18.09.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.