Internado Murdor

Capítulo 18

Capítulo 18

La fuga

1234, Valta

Palacio Real de Dinasty

Toda su vida Kayla había creído que su padre era un joven alquimista, moreno y de ojos azules, que había muerto en un accidente laboral al ajustar mal una mezcla cuando su madre estaba embarazada de seis meses.  Había crecido escuchando historias de un hombre bromista y aventurero, historias que ahora sabía que eran mentira.  Le dolía el pensar que su madre había estado mintiéndola durante casi quince años.

-¿Estas bien?- le pregunto Meredith.

La pelirroja la había visto muy triste y apagada desde que había bajado a cenar, y ni siquiera sus dulces favoritos habían conseguido animarla. Meredith no era la única que se había dado cuenta del cambio en su estado de ánimo, Harley no dejaba de mirarla.

-Si- había respondido la rubia moviendo la comida por el plato- Es que no tengo mucha hambre.

-¿Seguro que te encuentras bien?- Dith acaricio su mano queriéndola dar su apoyo- Si necesitas cualquier cosa...

-Lo sé- la corto- Creo que me voy a ir a la cama.

 Tal como la ignis salió del comedor real, la princesa se levantó de golpe dispuesta a seguirla. No había hablado con ella desde que la había encontrado medio muerta en el baile, y la verdad era que se sentía un poco culpable por no darse cuenta de lo que estaba pasando en ese momento. Pese a que no eran muy apegadas y no hablaban mucho Harley había decidido que quería ser su amiga.

-¿A dónde vas?- Nate la había agarrado del brazo deteniéndola.

-A la biblioteca. Me he olvidado de que tenía que hacer una cosa.

-¿Es en serio?- su novio la miro frunciendo el ceño- Es la hora de cenar.

La elite se agacho y le planto un leve beso en los labios.

-Sabes muy bien que si no lo hago ahora me dará algo- agarró su mochila y se despidió de los demás- Nos vemos mañana chicos.

 

Kayla ya tenía puesto el pijama y se iba a la cama, cuando alguien llamo a su puerta. Se quedo sorprendida al encontrar ahí y a la princesa de Dinasty.  Harley llevaba un sencillo camisón azul y unas zapatillas blancas, se había bañado hace poco al parecer porque llevaba el largo pelo negro mojado y recogido en una trenza hasta media espalda. Sus enormes ojos azules la contemplaban a ver si la dejaba entrar o no.

-¿Puedo pasar?- la miro de arriba abajo, la rubia llevaba un sencillo pijama- ¿te he despertado?

Kayla negó.

-Que va- se hizo a un lado para que pasara- No puedo dormir.

-¿Puedo preguntar por qué?- dio unas pequeñas palmaditas en la cama para que Kayla se sentara a su lado-Te veo muy perdida últimamente.

Tomo asiento suspirando, de verdad que debía estar muy mal para que hasta Harley lo hubiese notado. Llevaba una semana dándole vueltas al hecho de que su madre había estado mintiéndola y que el hombre que aparecía en sus sueños-sueño que ya había conseguido descifrar gracias a la profesora Aeneau- resultaba ser su padre, un padre que quería que lo encontrará. Un padre que hasta el momento pensaba que estaba muerto.

-Solo no puedo dejar de pensar.

-¿Pensar en qué?

Kayla abrió la boca, pero no supo muy bien que contestar. No sabía si era buena idea contarle que había estado teniendo sueños con un extraño hombre que resulta que era su padre. Harley al ver como dudaba en compartir su tormento, apretó cariñosamente su mano.

-No sé qué te tiene así- acaricio dándole su apoyo- Pero creo que te vendría bien hablar con alguien.

-No es nada importante es solo- suspiro- es solo que no sé qué hacer. Hay una cosa... una cosa que no para de rondar en mi cabeza y no se si hacerlo o no.

-¿Que te dice tu corazón?

-¿Mi corazón?- la miró estupefacta la rubia.-¿qué?

-Si tu corazón. Tienes que hacer lo que te diga tu corazón.

-Es que no se si es buena idea- movió nerviosamente sus manos- todo me dice que lo haga, pero no sé si hacerlo.

-Dime una cosa Kayla. ¿Te gustaría en un futuro mirar al pasado y pensar en lo que podrías haber hecho, o solo recordarlo?

-P-pero y si sale mal.

-Kayla, no todo en la vida sale bien, a veces hay que meter la pata para poder rectificar y aprender.

Se acerco a la ignis y la abrazo con cariño. Le había cogido cariño en los pocos meses que la había conocido.

-Así que haz lo que tu corazón te diga. Es mejor pedir perdón que permiso.

 

Haciendo caso al consejo la élite, Kayla decidió hacer caso a su corazón. Con la luna brillando en su punto más alto, la ignis se escabullía silenciosamente de palacio intentando no ser vista. Solamente con una pequeña mochila con ropa, y un libro sobre los ignis que le había dado la directora como equipaje. Agarro un hermoso semental negro de las establos y emprendió su fuga, camino a encontrarse con su padre.




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