Intruso

Capítulo 4

Pero no había tiempo que perder, por lo que, dejando a un lado mi terror, me acerqué con impaciente cautela hasta el picaporte para girarlo con la misma lentitud. Sentía que estaba pasando por una especie de déja vu doloroso, aunque poco importaba en ese momento. La puerta estaba siendo abierta y para mi sorpresa, una vez quedó al descubierto lo que había detrás de esta, solté un suspiro de alivio y temor: No había nada, era una simple habitación abandonada de lo que parecía haber sido de la servidumbre en su momento. La luz escala del móvil me dejaba ver los tapices de las paredes rasgados, un desorden del cual no me hubiera permitido examinar a profundidad el lugar si lo quisiera, el cual era bastante similar al que había en los pasillos laterales, y una pequeña cama en el centro donde el colchón había sido brutalmente rasgado como si una fiera hubiera sido el causante. El dolor y la desesperación estaban marcados en aquel lugar, aunque no pudiera entender del todo lo que esto significara e implicara. Pero, tampoco tenía tiempo para interesarme en aquello, siendo que alguien estaba muy cerca para hacerme daño.

Aún sin dejar de lado la curiosidad, cerré la puerta para intentar en la siguiente, repitiendo todo el doloroso proceso que hice con la anterior, pero una vez que consigo ver su interior descubro una cocina en formato rectangular con la mesada a su derecha y una ventana pequeña sin rejas al final. Esta parece ser un buen sitio por el que colarse, aunque quizás demasiado pequeña para que él pudiera pasar. Aún así, aquello suponía una oportunidad de escape para mí de la que no me olvidaría.

Entonces, el pensamiento de que la única forma en la que podía entrar se hallaba a pocos metros en la última puerta por probar, me hizo voltear de inmediato, pareciéndome esta aún más tétrica que las anteriores y como si fuera absorbida por una oscuridad tenebrosa.

Dejando de lado todas las fibras de mi cuerpo que me rogaban que no lo hiciera, fui acercándome tratando de no hacer ningún ruido para así también escuchar cualquier signo de lo que hubiera del otro lado. No podía pensar con claridad, pero sentía aquella obligación de forzarme hasta los límites hasta poder finalmente salir de aquel lugar. Pensé, por otro lado, que quizás pasaría lo mismo que en las dos anteriores puertas y que no hubiera nada ni ninguna conexión con el exterior mediante aquella última puerta, sino que había oído mal y que quizás aquel loco solo estaba esperando que yo misma saliera mediante mi propia desesperación y paranoia.

Aferrándome a esta idea, tragué saliva con fuerza, de manera que parecía que en verdad estaba tragándome el nudo que se había formado allí y tomé el picaporte con más audacia que antes. No esperé y abrí de inmediato, descubriendo la habitación en una fracción de segundo que resonó en todo el lugar ampliado por el excesivo silencio que hasta entonces se había mantenido. Pero, una figura negra se interpuso antes de que pudiera siquiera percatarme del lugar. Su presencia emanaba salvajismo y una amenaza en vida que me hizo temblar en mi lugar. Era mucho más alto que yo, de figura estilizada y musculosa que se dejaba entrever por sus ropas negras; sus ojos me observaron con cierta locura impresa, aunque no pude verlos con claridad por la mala luminancia que a duras penas daba mi celular dándole un toque aún más terrorífico a su persona; y la forma en que apretaba sus puños me indicaba que debía salir de allí de inmediato.

En una fracción de segundo, así como abrí volví a cerrar, corriendo hacia la habitación que hacía poco había dejado con la esperanza de poder escapar por la ventana sin rejas para así ganar algo de tiempo. Si es que lo tenía.

Corrí con todas mis fuerzas, oyendo a mis espaldas los violentos movimientos de mi atacante quien abría y cerraba las puertas como si de un animal en plena caza se tratara. Comprendía que al más mínimo error él me alcanzaría y debía de aprovechar con rapidez la poca ventaja que le llevaba, ya sea si esta se tratara de una simple casualidad que resultaba en mi fortuna o una concesión que él mismo había hecho a voluntad. En verdad, lo que menos pude hacer en ese momento era pensar.

Ni bien llegué hasta la ventana, hice uso de toda mi fuerza para subirme a la mesada y abrirla lo más rápido posible, para luego impulsarme y caer en el suelo fuera de la casa y a su vez fuera de su alcance. Aunque por la manera en que salté caí apoyándome en mis manos, haciendo que mis brazos recibieran la mayor parte del golpe, el impacto iba directo hacia mi rostro y no prometía ser un buen aterrizaje. Sin importarme el ardor, voltee desde donde había saltado, teniendo un pequeño momento de alivio al no verlo allí de pie como esperaba. Tampoco quería esperar a aquello y probar si es que él podía cruzar la ventana o no, por lo que enseguida corrí hacia el frente de la casa. El aire me faltaba y la adrenalina parecía colapsar mi cuerpo, cosa que se acrecentó ni bien paré de correr cuando llegué a un costado del pórtico y me percaté de que mi celular aún seguía prendido. Con velocidad y torpeza traté de apagarlo, pero cuando estaba a punto de hacerlo, llegó un mensaje.

“No podrás hacerlo. Pero será divertido.” Max

Aquello sin duda estaba relacionado con el anterior mensaje que había recibido por parte de Max en el que me pedía que escapara, pero, aunque no quisiera admitirlo, parecía que lo que decía estaba muy cerca de la verdad. Hasta el momento y lo que parecía ser que sería el desenlace no era para nada prometedor en mi caso.

Una sensación de asco y rabia me recorrió al pensar que él se estaba divirtiendo en mi desesperación, mi miedo, y que este iba a ser solo el inicio de una noche de auténtica tortura. No entendía por qué quería hacerme tanto daño que no le basta con solo matarme o hacerme lo que sea de una vez. Y además, me preguntaba si yo era la primera en su juego.

Decidí no ponerle las cosas más fáciles, siendo que estaba la posibilidad de que usara aquel mensaje para encontrarme por la luz de mi celular, por lo que lo apagué de inmediato y lo llevé a mi pecho al tiempo que trataba de controlar mi respiración. La oscuridad de la noche me envolvió y desee que aquello terminara por ser algo a mi favor y no al suyo, aunque dudaba en verdad que yo pudiera tomar cierta ventaja de todas las grandes y numerosas que estaban en mi contra. Cada pequeño sonido cobraba un significado espeluznante en el que parecía que él se estaba acercando. Debía hacer un gran esfuerzo para no dejar salir los sollozos que rogaban por salir de mi boca además de mi ruidosa respiración que me estaba saboteando.



#9849 en Thriller
#3915 en Suspenso

En el texto hay: thriller, suspenso

Editado: 16.03.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.