“Solo los muertos han visto el final de la guerra”.
Platón
El sonido de los disparos se adueña del lugar. Para donde Catarina posa sus ojos solo hay Vampiros, están rodeados. Las balas los mantienen a distancia, han logrado derribar a algunos, pero son más rápidos y fuertes, un Original equivale al menos a tres soldados. Se acercan una vez más, atacan en grupo, buscando los espacios a través de los disparos.
Un alarido desgarrador la hace girar justo en el momento en el que una de las criaturas agarra con sus patas a un joven. No sabe su nombre, pero lo ha visto varias veces en el salón de descanso. Risueño y de cabellos rubios, ahora atrapado en las garras de una bestia. Otro Vampiro vuela hasta él y de un zarpazo en el abdomen lo desgarra al punto que sus intestinos quedan colgando. Ambas criaturas se sacian de la sangre del joven, dejando sus restos a la intemperie. Catarina se obliga a apartar la vista, “ya no hay nada que hacer por él”. Murió frente a ella y ni siquiera supo su nombre. Escucha que otro cuerpo cae al suelo seguido de una maldición de Jenkins. Siente su corazón bombear desesperado, es cuestión de tiempo para que todos acaben así, desmembrados y olvidados en una carretera desierta.
Un nuevo ataque se prepara, tomando aire, ajusta su arma, está lista para disparar cuando Jenkins toma impulso y salta sobre uno de los Originales. Varios intentan volver hasta la criatura para auxiliarlo, pero las balas de tres hombres los mantienen separado para que el jefe pueda terminar con él. De un solo movimiento Jenkins corta la cabeza de la criatura la cual cae al suelo chorreando sangre aún con la mandíbula abierta. El chillido anuncia un nuevo ataque. El suelo está cubierto de sangre roja y negra, el olor a putrefacción está impregnado a todos. Aparta los restos del Vampiro de una patada, sabe que otro ataque será inminente, mira a su alrededor y para su sorpresa ve los ojos de Catarina puestos en él llenos de preocupación. Ajusta las espadas que lleva, una en cada mano, limpia la sangre viscosa en su pantalón y corre de nuevo al ataque.
En un rápido aletear ya están sobre ellos una vez más, Amy dispara casi a quemarropa contra un Vampiro, sus garras quedan a escasos centímetro de su rostro, el cuerpo cae a los pies de la chica y Catarina,sin perder un segundo, lo remata con disparos en la cabeza, para luego decapitarlo. En un segundo de distracción, Amy queda atrapada, se gira al escuchar el grito de la joven y la ve esquivar la enorme boca de la criatura, usando el rifle como escudo, sabiendo que no resistirá mucho. Cat intenta disparar en su dirección, pero se ha quedado sin balas. Con un sinfín de maldiciones, arroja el arma a un lado y desenfunda la espada, respira profundo y toma impulso, corre hasta llegar a ella y de un salto le clava la hoja de plata en la espalda al Vampiro. La criatura chilla y se estremece con violencia arrojando a la mujer a un lado. La joven maldice una vez más por no poder matarlo de un solo tajo, pero le da a Amy tiempo suficiente para ponerse de pie. Sin embargo, han quedado las dos arrinconadas. La bestia sangra, pero aún es suficientemente fuerte para acabar con ellas. Catarina analiza con rapidez la situación en su cabeza, ¿en qué dirección podrían correr?, ¿hacia dónde tienen más posibilidades, si ella lo ataca?, ¿tendrá Amy fuerzas suficientes para rematarlo? Pero antes de que siquiera puedan moverse, la cabeza del Vampiro cae a sus pies, salpicándolas de sangre negra.
—¿Están bien? —dice Jenkins quien aparece detrás del cuerpo caído del Vampiro empuñando su larga hoja plateada.
—Gracias —alcanza a decir Cat mirando el rostro del hombre. Alrededor el panorama es impactante. Del grupo de treinta que salieron de la base, solo quedan catorce en pie, agrupados unos contra otros, rodeados por los cuerpos de sus compañeros caídos, desmembrados, masacrados. La sangre corre sin cesar de los cadáveres, roja y negra. Aún quedan al menos siete Originales. Jenkins observa a sus hombres y no necesita un inventario para darse cuenta de que la mayoría están sin balas o heridos, tan asustados que la esperanza ha desaparecido de sus ojos. Esperan que la muerte llegue rápida e indolora. No tienen ninguna posibilidad. Muy cerca de él, Catarina respira hondo mirando en dirección a Amy, quien tiene varios rasguños en el rostro, pero aparte de eso está bien en comparación a los demás. Piensa en la pequeña Ellen y en la promesa que le hizo antes de salir, “tendrás que arreglártelas sin mí pequeña”.
Nuevamente el chillar que antecede el ataque, ese sonido irritante y ensordecedor se adueña del lugar, el cuerpo musculoso de Jenkins se coloca delante de todos, con las espadas desenvainadas al lado del cuerpo. Su mandíbula apretada, su rostro manchado de sangre y con su ojo gris puesto al frente. Está listo para morir con sus hombres y para ellos. Aprieta un poco más las empuñaduras, está por avanzar cuando una explosión cercana hace que las criaturas se detengan. Por un momento la confusión invade a todos. Otra explosión levanta una nube de tierra, piedra y escombros. En medio del caos, la formación se rompe y las criaturas se llevan por delante a varios de ellos. Catarina puede escuchar los gemidos, gritos y hasta el crujir de los huesos. Aparecen disparos a lo lejos y nuevas voces, la nube se disipa y en la claridad, de entre los escombros, ve avanzar los cabellos rojos de Owen hacia ellos. Un pequeño grupo bien armado llega a su socorro guiado por el pelirrojo. Dos Originales cayeron por las bombas, los restantes se dividieron para atacar al grupo nuevo y a ellos. Con energía por la aparición de Owen, los pocos sobrevivientes salen al ataque. Junto con Amy, Catarina se abre paso y juntas derriban a uno. A lo lejos pueden ver a Jenkins que en medio de movimientos, cortes y desgarros le grita algo al pelirrojo, pero no logran escuchar qué es.
—¡Todos juntos hacia acá! —grita Jenkins mientras corta sin piedad alguna de las alas de uno de los Vampiros. La sangre salta a su suéter y el animal pierde la vida en medio de chillidos—. ¡Acérquense lo más que puedan! ¡Rápido! —vuelve a gritar estando más cerca para que logren escucharlo.