Después de contemplar a Cat por varios minutos con expresión de
asombro, Amy al fin se decide a hablar.
—Debo decir pequeña Cat, que has resultado ser una sorpresa. Quién
diría que detrás de ese rostro inocente hay escondida una diablilla. Toda
una pícara. Si hubiese apostado, seguramente estaría perdiendo mi dinero.
—Basta, sabes que no es así —le dice Cat cruzándose de brazos.
—Aja... y bien ¿Qué harás?
—Algo que debí hacer hace un tiempo, voy a ponerle fin a esto —le
dice dejándose caer con dramatismo en el catre.
—¿De cuál de los dos hablas?
—De los dos —responde con resignación.
—Vaya, ¿estás segura? es decir, no has cerrado el negocio con ninguno
de los dos, ¿entiendes lo que digo? —La mira con su sonrisa pícara y Cat
no puede evitar sentir las mejillas enrojecer.
—Basta Amy, está decidido. No es que quiera... Es que me parece lo
mejor, después de lo que descubrimos, siento que no es el momento...
Debemos estar enfocados en lo que haremos a continuación con esa perra
de Alana respirando en nuestra nuca.
—Bueno, te lo perderás, al menos dime, ¿con cuál te quedarías si pudieras?
—Me guardaré eso para mí
Amy pone los ojos en blanco y suelta un bufido, se acomodan las dos en
el pequeño catre, con las manos agarradas y duermen abrazadas.
~****~
Un aire extraño ronda la base al día siguiente. Las expresiones son
sombrías y los murmullos silenciados. Cat presiente que la información
secreta de la reunión de ayer es de dominio público. Cuando cierta
cantidad de gente vive bajo el mismo techo, los secretos son difíciles de
mantener. Va camino hasta el salón principal, antes de que se anuncie el
nuevo plan o se hable de alguna misión, debe hacer lo que practicó con
Amy en la noche; acabar con sus relaciones.
En el comedor, Jenkins y Owen conversan sentados en una mesa
apartada, tomando té con pan. Jenkins tiene una sombra negra bajo su
ojo gris, lo que indica que no durmió en la noche. Él y Owen analizaron
con punta y detalle la información reveladora y llegaron a la conclusión
de cuál sería el mejor movimiento para ejecutar. Desde una esquina, Cat
observa la mesa como un águila a su presa. “Está bien, está bien, solo
debo armarme de valor y dejar las cosas claras para ambos, es lo mejor.
Sin dramas, ni apegos, solo la verdad y una sonrisa”, piensa.
—Si sigues apretando así tus dedos, terminarás arrancándolos —murmura
Amy.
—Estoy preparándome
—Aja... Te esperaré en una mesa con una taza de té para las penas. —Le
guiña un ojo y se pierde dentro del salón.
Los ojos de Cat vuelven a los dos hombres en la mesa de enfrente. Tan
diferentes entre sí, pero igual de maravillosos. Uno es puro ímpetu y voluntad,
mientras que el otro es romanticismo y sensualidad. Inhala profundo y se
dispone a caminar. Con el corazón a punto de salir disparado se detiene frente
a los dos, haciendo que la vista de ellos se clave en su escuálida figura.
—Owen, ¿podemos hablar un momento? —las palabras salen como
pronunciadas por alguien más. Trata de mantener su atención solo en él.
—Sí, claro Cat, dime.
—A solas. —Puede sentir el ojo gris de Jenkins penetrante y amenazante.
Ve a Owen dirigir una tímida mirada a su amigo.
—Está bien, de igual forma había terminado —dice David poniéndose
en pie y alejándose hacia otra mesa.
Se sienta a un lado de Owen, el pelirrojo la mira con algo de
preocupación, siente cómo sudan sus manos y se pregunta mil veces si
está haciendo lo correcto. Acomoda su cabello y levanta la vista a los ojos
verdes que la miran con expectativa.
—Owen, estos días ha sido maravilloso poder compartir contigo.
Eres un gran hombre y he sido afortunada. —Puede ver cómo cambia
lentamente el semblante del pelirrojo—. Pero creo que lo mejor ahora...
Ahora es mejor que seamos solo amigos.
Sale más rápido y más corto de lo practicado en su cabeza. El corazón le late
rápido y su boca ha comenzado a secarse. Owen la mira con evidente confusión.
—¿Pasó algo Cat? —pregunta con algo de decepción en su voz.
—No, es solo que todo lo que está pasando, la nueva información es...
Demasiado. Necesito un tiempo para mí, sé que es difícil de entender, pero...
—Está bien —la interrumpe.
—¿Lo está? —pregunta con algo de sorpresa.
—Sí, Cat, si es lo que necesitas lo entiendo, seré paciente y estaré para
cuando estés mejor. Te lo dije, no presionaré, pero esperaré.
“Demonios, ¿por qué tiene que ser tan lindo?”, por un segundo la duda
pasa por su mente, pero la espanta enseguida. De reojo nota que Jenkins
va saliendo de la habitación. Tiene que darse prisa.
—Gracias Owen —dice poniéndose en pie—, por ser tan comprensivo,
ahora me voy, nos vemos más tarde.
Puede sentir los ojos amenazadores y burlones de Amy mientras cruza
el lugar en busca de David. Trata de no pensar en ella y acelera el paso.
Camina detrás de él hasta que se percata de que no hay nadie alrededor. El
pasillo de las habitaciones se abre frente a ellos, pero todos están abajo,
desayunando o realizando alguna tarea.
—David...
Se da vuelta apoyándose sobre una pared.
—Pensé que solo te divertía seguirme —dice algo divertido.
“Por supuesto que se dio cuenta”, piensa. De igual forma tampoco
trataba de ocultarlo, no de él al menos.
—¿Podemos hablar un momento?
—Claro, pero necesito llegar a mi habitación a cambiarme este suéter,
se ensució de té, verás, no es bueno andar con ropa sucia por ahí —dice