Invierno en cenizas

Capitulo 3 | Brezeln tibio

El sol se mostraba con más intensidad y no se sentía el viento arrasando con los árboles, pero aún se sentía un poco de frio y algo de nieve se había quedado por la nevada en la madrugada.

Iba a entrar a una panadería para comprar unas Brezeln, al abrir la puerta el delicioso aroma a pan y mantequilla me invadió por completo, personas entrando y saliendo de aquel lugar haciendo sonar una y otra vez la campanita de la puerta, aun siendo temprano ya había movimiento, estaba lleno y claramente me tocaba esperar un poco para poder liberarme de la gente que estaba a montones. Era un lugar pequeño, en la puerta apenas cabía una persona y claramente no había muchas personas que atendieran por que el negocio era para pura familia, pero eso no quitaba que su pan era delicioso. Otro día normal en la panadería Kramer.

—Werner—escuche a alguien llamándome entre el bullicio

Voltee buscando a quien me había llamado hasta que vi a una mujer de cabello suelto bien arreglado que le llegaba a los hombros, con un vestido rosa con bolitas blancas, con medio delantal negro amarrado a la cintura, que movía sus manos indicando que fuera hacia donde ella estaba.

—Mary ¿Qué paso? — pregunte mientras me sentaba en una mesa junto a ella.

— A no nada, solo quería entregarte esto— me mostro una bolsa de color café que olía realmente bien.

La abrí para saber que contenía, solté una gran sonrisa al ver tres Brezeln en aquella bolsa claramente se veían recién salidos y el olor era más intenso.

—Siempre vienes a esta hora ya que no tienes clases hoy y como hay mucha gente supuse que tendrías mucho que esperar— la abrace dándole las gracias a Mary, ella solo rio sabiendo lo que iba a decir—Lo sé, lo se soy la mejor no hace falta que lo digas, aparte quiero que me hagas un favor ¿Podrías llevarle esta bolsa de pan a la señorita Monty? Como veras hoy estamos un poco ocupados y tú te llevas con ella, por favor—me dijo mientras me mostraba otra bolsa más grande del mismo color de la que sostenía.

—Em, no lo sé hoy tenía planeado hacer algo y puede que me atrape en su platica y me invite a tomar el té— desvié la mirada un poco apenado ya que ella siempre me ayudaba y la verdad es que quería ir al árbol lo antes posible.

Ella soltó un suspiro y se acercó a mi oído —Habrá Brezeln gratis para ti dos semanas si lo haces— conocía mi punto débil y lo detestaba.

—Claro que lo hare, al fin y al cabo, me queda de paso— dije entusiasmado mientras agarraba la bolsa café— Pero con pay de manzana incluido— dije mientras salía de ahí.

—Si, si lo que tú quieras, ¡Y no te lo comas! —grito mientras atendía a un cliente.

Ay, no sé en qué me metí, al menos iba a tener Brezeln gratis por dos semanas aparte de pay de manzana todo por una palabra mágica, gratis, literalmente es mágica. La verdad es que la casa de los Montgomery no estaba lejos al menos de la panadería no, pero del árbol si, tenía que tomar el tranvía si quería llegar lo antes posible. Revise el reloj que traía en el brazo, ya casi daban las dos y el tranvía no se dignaba a llegar, a este paso iba a terminar yéndome a casa después de entregar el pan y no podría ir al árbol. Pasaron unos diez minutos hasta que se escuchó el sonido arrasante al parar el tranvía, fui de los últimos en subir para quedar en la orilla ya que quería salir lo antes posible de ahí y por qué no quería estar apretado de gente quejándome de que no hay espacio, es mejor estar afuera mientras te pega el aire fresco.

Al llegar me pare frente a un portón negro un poco extravagante, claramente les gustaba lo llamativo y no les importaba que hablaran de ello, de hecho, era lo que más les encantaba les gustaba presumir. Toque el timbre, pero nadie me atendió espere unos segundos para ver si alguien salía, pero nada entonces toque otra vez un poco impaciente mientras movía la bolsa del pan, ni siquiera su perro se asomaba y era capaz de dejarles el pan ahí afuera y si lo agarraban que bien y si no se quedaban sin pan para el desayuno mañana. Trate de tranquilizarme, capaz ni siquiera hay alguien en casa y yo ya deseándoles el mal, en eso de repente veo como una niña baja de un árbol y me sorprendo al ver que alguien había estado ahí todo ese tiempo, estaba vestida con un pantalón de tela que le llegaba casi hasta el suelo, con una blusa de cuello blanca y rayas anaranjadas.

—A Werner eras tu— me dice al verme mientras se sacude el pantalón—Deja te abro.

—No me quedare mucho tiempo, solo vengo a entregarte algo—estaba algo enojado ya que descaradamente me dijo en la cara que había notado que alguien estaba acá y simplemente lo ignoro.

Ella dirigió su mirada a la bolsa café que traía en la mano ignorándome completamente—Um ya veo, el pan que ordene, ya no lo necesito te lo puedes quedar— me quede razonando lo que había dicho ¿Cómo que quedármelo? ¿Acaso vine en vano?

—Espera no vine acá por nada así que ten, un poco de pan no hace daño— le acerqué la bolsa que aún conservaba un poco de su olor.

— Esta bien tomare el pan, pero solo si aceptas comerlo conmigo ahorita —iba a sostener la bolsa, pero se la aparte, no quería quedarme más tiempo.

— Estas loca, olvídalo me quedo con el pan—me di la vuelta para irme de una vez, ya eran las dos y media y no podía perder más tiempo.

—Hey eso no es justo se supone que aceptarías ¡son Brezeln! aparte así no es como se le habla a una dama.




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