Durante décadas la humanidad ha restablecido la economía mundial después de aquella trágica época en la que la energía eléctrica dejó de funcionar a causa de una sobrecarga en los sistemas.
Los empleos poco a poco se abastecen de mercancía gracias a las personas obreras, aunque es un trabajo con el sueldo bajo de lo normal, los obreros no tienen de otra más que ir con la finalidad de estar económicamente estable. Infortunadamente yo soy uno de ellos, mi familia es de bajos recursos, pero con mi hermano y yo trabajando es suficiente para tener tres comidas al dia.
Aun recuerdo el día que entré a trabajar, siempre tuve dificultad para hacer amigos, y al único que conocía era mi hermano. Aunque después vi a un compañero que iba en la preparatoria conmigo, me saludo algunas veces, pero casi no lo veía, era de los últimos amigos que conocí. Pasaron los meses y la ansiedad aumentaba, no sabia que hace, crei que estaba mal por sentir eso, nunca me enseñaron a lidiar con cosas como esa por lo que siempre recurrí a lo único que podía hacer, crear más cicatrices en mi piel. Es lo único que me tranquiliza ahora.
Zen es de las únicas personas en la que confío, ella de alguna manera sabe muchas cosas de nuestros compañeros de trabajo, no me incomoda, pero realmente no me interesa lo que hacen los demás.
– ¡Amber!... Va a ser extraño hablar de él, pero… Dante, nuestro jefe, es hijo de el director del hospital general.
– Por eso es extraño que sea jefe, es completamente inutil. – Estamos en mi zona de trabajo, mientras vemos como Dante está apresurando a unos compañeros y entre ellos a mi hermano. – Solo porque necesito dinero lo soporto.
– Pero hay que admitir que es lindo. – Zen regresa a su puesto de trabajo para no tener un regaño.
“Lindo” … Nunca sentí amor por un chico, solo hubo una ocasión pero terminó horrible y nunca me di cuenta de lo que sentía hasta que lo vi con otra.
Continuo con mi trabajo, no quería seguir pensando en él, aun dolía y hay problemas más grandes con los que lidiar. Mis padres están enfermos y el tratamiento es costoso, tienen secuelas de aquella pandemia, no pueden respirar bien y sus huesos son débiles por lo que mi padre ya no puede continuar trabajando en la construcción.
Llegó la hora de salir, nos alistamos con nuestras chamarras y bufandas ya que el clima afuera es de - 5° C. Al estar en el norte, el aire ártico llega con facilidad, caminamos hacia el transporte de regreso a casa, el trayecto siempre es largo, una hora y media, dependiendo del tráfico. Mi hermano y yo nos ponemos audífonos y dormimos un poco.
Llegamos a casa y son las 20:34 de la noche y nuestros padres esperan para cenar, es tranquilo el ambiente, es un hogar cálido, tomamos café, convivimos un poco antes de ir a dormir a las 22:00.
No concilio el sueño a pesar de estar cansada, doy vueltas en la cama hasta que me levanto, agarro mi laptop que está desgastada y navego por internet, y debajo de una tabla de mi habitación tengo unos manuscritos antiguos que una vez encontré en una casa abandonada que había explorado con mis antiguos amigos. No entendía muy bien lo que decía, pero tengo años tratando de descifrar, estuve estudiando historia de los sumerios, aun así hay cosas que no comprendo.
Estando con las hojas y mi laptop en el escritorio, poco a poco me fui quedando dormida, la última vez que vi el reloj, eran las 2:44 am.
La alarma de mi teléfono sonó dando las 4:00 am, me levanté de la silla estirando mi cuerpo torcida por la mala posición para dormir. Guardé los manuscritos en el mismo lugar y apagué mi laptop.
Voy a la cocina una vez que estoy lista, nos apresuramos a desayunar e ir a trabajar de nuevo. La misma rutina durante dos años más.
– Esta fiesta es pagada por la empresa, tenemos que ir. – Zen siempre se emociona por las fiestas. – Solo será una vez.
– No me gustan las fiestas… Van a ir muchas personas y no estoy de humor.
– Estaré contigo, tu hermano también va a ir. Es diciembre y la fiesta es una buena distracción.
– Lo pensaré, es la otra semana de todos modos.
El descanso terminó y volvimos al trabajo, ir a una fiesta mientras nuestros padres están mal, es algo de qué pensar. Al llegar a casa le dije a mis padres, ellos estuvieron de acuerdo en que fuera, ya que no salgo a conocer personas.
– Siempre te encierras en tu habitación, es hora de que convivas con tus compañeros. – dice mi madre y comienza a toser.
– No queremos que estés sola, tu hermano va ir, ve con el.
– Lo haré por ustedes, solo serán unas horas y nos regresamos a casa.
– Zan va a estar contigo, y Dante habla mucho con ella. No vas a estar sola. – mi hermano me da unas palmadas en la espalda dándome ánimos.
Así pasaron los días, Zen siempre habló sobre la fiesta, y poco a poco hablé con Dante, lo tolero un poco, ya pasaron años y hablé un par de veces con él solo de trabajo.
Llegó el día de la fiesta, nos dejaron salir unas horas antes para ir a nuestra casa y después al salón de eventos. Nosotros solo pasamos a la casa del amigo de Walter – mi hermano – llevé en mi mochila un delineador y un labial de un color carmesí. Me maquillé en el baño, salí cuando estaba lista.
Fuimos al salón de eventos donde se llevaría a cabo la fiesta, en la entrada ya me esperaba Zan y Dante, casi nunca se despega de ella, me separo de Walter y entramos al lugar.