“Gabriela era escritora. Ella trabajaba para la columna de una revista para la mujer. Pensaba que tenía una especie de enfermedad porque al mirarse al espejo había empezado a verse transparente. Estaba desapareciendo. Eso se debía a que dejaba un poco de ella en cada personaje que creaba. Llegó un momento en que dejó de existir físicamente y empezó a vivir en las palabras impresas de la revista para la cual trabajaba. De vez en cuando, un lector curioso solía verla, de cuerpo entero, en la esquina de algún barrio inventado.”
Editado: 06.05.2019