Prólogo

Dicen que del caos se crean cosas magnificas.
 

Había una vez una chica rota con un doloroso y oscuro pasado, y un chico roto que había perdido las esperanzas en el mundo.

Paula una chica de tez blanca, ojos con ese raro pero hermoso defecto heterocromatico, vivía con amnesia ante el suceso de la muerte de su padre, en el cual ella se venía envuelta con ese oscuro y doloroso pasado. Oscuro porque sabía que algo pasaba a su alrededor, entornandose en la vida que llevaba su padre, y doloroso por las marcas que dejó tras su muerte. Claro ella tenía una vida bien construida, pero de forma emocional era un desastre, ya que perder lo que más amas te vuelve vulnerable e inclusive te destruye.
 

Y por otro lado estaba Ashton, el chico con su original bandana en la frente, sus ojos color miel y su hermosa sonrisa, quien pensaba que detrás de todo eso se encontraba un chico roto—porque, si, las personas nunca se dan cuenta de todo el sufrimiento que cada uno carga; puedes traer una careta, un máscara y hacer que piensen que estás bien, cuando en realidad es todo  lo contrario—, después de la pérdida de dos personas, ha tratado de construirse, a un con esas piezas faltantes de su vida. 
 

Ambos eran caos, y ambos definieron lo que crearon de la manera más hermosa y bella posible.
Y aunque sabían que su dolor no sería para siempre, traron de minimisarlo, colocándose el broche de seguridad, siendo el uno del otro. Fueron esas únicas piezas faltantes en su rompecabezas, ambos completándose a la perfección.
 

—No lo entiendes—la peliroja rio— mi vida es bastante estúpida, es una mierda igual que yo.
 

—No lo creo—el castaño se encogió de hombros—eres magnífica en miles de aspectos.
 

—¿Cómo es que puedes ver algo bueno en mi?— relamio sus labios divertida—. Dios Ashton. —movió la cabeza negando la situacion.
 

No lo sé, es que quizá tú eres realmente buena para mí— recostó la cabeza sobre el hombro de la menor—te quiero y sé que esto está bien.
 

—Y yo a ti—la menor le susurró.
 

La noche está llena de estrellas, era tranquila, completando a la perfección el momento; su momento. Los dos se encontraban sobre el puente de la gran ciudad, observando con cada detalle las pequeñas estrellas que adornaban el cielo, estaban teniendo un gran momento, pero, ¿Por cuánto duraría?