Iridescent

Capítulo 2: Sus ojos

Agosto 2025


"En una ráfaga de luz que cegó a todos los ángeles" –Linkin Park
 

 

He escuchado hablar sobre destino, suertecasualidad, coincidencia...

Parece que eventualmente los caminos se conectan para permitir unirnos con otros. Hasta este punto y debido a mi poca experiencia no sé cómo describir lo que me ocurrió.

¡Felicidades señorita Phoenix ha sido aceptada!

Grité de emoción aún sujetando con fuerza la carta entre mis dedos. Quería brincar pero mi postura me lo impedía en ese momento a lo que solo pude erguirme un poco al frente.

—Te lo dije— mi abuelo repitió orgulloso— la verdad ya me lo esperaba.

Nunca solía destacar en absolutamente nada, ni siquiera en la escuela, pero mi meta era residir con los abuelos y solo había una manera para lograrlo—ser admitida en la escuela preparatoria número 22—proceso que no fue nada, pero nada fácil, ya que era de las más exigentes en el estado.

Mis padres meses atrás cuando aún seguía en la secundaria comentaron entre ellos la posibilidad de que me podría ir con los abuelos si pasaba el exámen. Ellos creían que yo iba dormida en el auto pero no era así, pude escuchar toda su conversación desde el asiento trasero, entonces estudié demasiado, antes y durante las vacaciones. Al principio fue una idea al aire, idea que me tomé muy enserio.

Porque toda posibilidad es una oportunidad. Y quien era yo para desprovecharla.

—¿De verdad te gusta tanto estar aquí?— mi abuela me cuestionó conmovida.

Mi vida desde que tengo memoria consistía en viajar a casa de mis abuelos durante las vacaciones, sinceramente me gustaba más estar con ellos que con mis padres y no por eso significa que llevábamos una mala relación, pero su ubicación nunca terminó de agradar me. Mi lugar seguro siempre fueron ellos y siempre lo serían.

—No me lo tomen a mal— dirigí la vista hacia mis padres los cuales dejaron su bocado para prestarme atención— pero me siento más cómoda en este lugar que en la casa.

La zona de los abuelos se caracteriza por ser boscosa, con clima húmedo-frío, poco movimiento y mucha vegetación. Sí, así es, una zona rural, por el contrario de dónde residía. El clima era caluroso, muchos edificios, constante movimiento y un flujo abundante de personas, se trataba de la cuidad.

Personalmente me gusta más lo tranquilo que llevar una vida acelerada y ruidosa, aunque eso contradijera un poco a mis gustos musicales porque en ese aspecto si era muy ruidosa.

—No hay nada que podamos hacer— soltó mi madre tras pasar su comida— además te has esforzado mucho, lo mereces.

—Eso significa...

—Esta bien, te quedarás aquí Coraline— mi padre me interrumpió no tan convencido— Pero...

¡Oh, no! Dijo pero.

—No te metas en problemas, no queremos notas bajas y sobre todo obedece a tus abuelos— agregó apuntandome con el dedo.

—Coraline nunca nos ha dado problemas— el abuelo salió en mi defensa— ella sabe comportarse y estoy seguro de que logrará muchas cosas.— Mis padres asintieron dándole la razón.

—Padre— intervine con seguridad— te prometo que no haré nada malo, obtendré buenas notas. Confía en mí.

—No quise decir eso, es solo que estás creciendo y me aterra el nuevo mundo que te espera...

—Si algún día te sientes mal o alguien te causa conflicto, no dudes en llamarnos— agregó mi madre sonriente— aléjate de la situación cuando te sientas en peligro y ven con nosotros.

Asentí.

—Cuidaremos de ella, descuiden,  la dejan en buenas manos— comentó mi abuela con calidez, cómo toda ella sabía serlo.

Después de terminar con la cena, nos dirigimos a la central de autobuses, mis padres me habían traído hasta la casa de los abuelos para abrir el sobre con el resultado del examen que hace un mes había realizado.
No tardamos mucho ahí cuando comenzó el momento triste, el de las despedidas. Mi madre fue la primera en darme un abrazo mientras me decía al oido lo mucho que me quería y cuánto iba a extrañarme. Mi padre me rodeo con más fuerza pero por menos tiempo debido a que su autobús había llegado.

—Cuidate mucho pequeña— concluyó mi padre antes de alejarse.

Mi madre me dedicó una sonrisa y se encaminó tras de él. No pasó mucho tiempo para que abordaran y su autobús comenzara a alejarse por completo de nosotros.

—Vamos a casa Coraline, mañana te espera un gran día— mi abuela me sujetó por el brazo— tienes que descansar.

...
 

 

—Pelo limpio, ropa cómoda, mochila, dinero, llaves, todo en orden—hice una lista mental antes de salir de casa y lo repetía hasta antes de subir al coche.

Hace un año el abuelo me enseñó a conducir para alguna emergencia, esta vez no era emergencia pero me designó un Tsuru blanco para ir a la escuela, un diseño cómodo y sencillo pero para mí era mucho mejor que estar esperando un autobús todos los días.

La escuela estaba a unos veinte minutos pero a mí velocidad quedaba a doce, se ubicaba en una zona boscosa. A su alrededor había mucho campo verde, una gran barda que la rodeaba. Dentro de ella, dos plantas, una cancha para diferentes deportes, una cafetería grande y muchos salones espaciosos.

Cuando llegué, tome la mochila, la pasé por encima de mi hombro, jalé con fuerza pero nerviosa uno de sus tirantes mientras con la otra mano cerraba la puerta del auto. Suspiré ligeramente y me adentre. 
Tenía entendido que necesitaba buscar mi nombre en los primeros tres salones de la segunda planta, o al menos esa era la instrucción de la carta, así que lo hice.

—¿Phoenix? nunca había escuchado ese apellido— un comentario resaltó de entre una ruedita de alumnos frente a una hoja que estaba pegada en una de las paredes.

Antes de entrar al salón había una lista con los nombres completos de cada estudiante, eso evitaría que se perdieran o que alguien más ocupara un lugar que no le correspondía, así es, todos los lugares estaban especialmente asignados para cada uno. Al menos la primera semana, después esas hojas pasarían directo a a algún cesto de basura.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.