Capítulo 1
Y vi tus ojos, flor de beleño,
Raros abismos de luz y sueño;
Ojos que dejan al alma inerme,
Ojos que dicen: duerme... Duerme...
Nocturno (Nervo), Amado Nervo.
Bienvenidos a Leiton Tawn.
Paso en letrero a toda velocidad. No hay mejor sensación que acabar el tercer año de universidad con excelentes notas y volver al lugar donde crecí a pasar el verano con mi familia y mis amigos de la preparatoria.
Mi familia me está esperando para dentro de dos días y quise darles una sorpresa. No pude venir en las vacaciones de primavera y extraño a mi hermanita. Aunque el término “hermanita" ya no se acoplaba a Allie, hace unos meses cumplió los 16 años y es la más alta de clase, pero para mí sigue siendo una nena. Mamá entristeció cuando le dije, hace dos semanas, que tenía que quedarme una semana más en la universidad por unos exámenes faltantes. Allie me dijo con ironía que me quedara a vivir en Boston, aunque por su tono supe que también estaba triste. Papá solo dijo que me cuidara.
Me detengo en un semáforo de la avenida principal y encuentro a varios viendo mi auto. No me extrañaría que ya estén llamando a mamá para avisarle que acaban de ver un auto igual al mío llegar al pueblo, ya saben eso de “pueblo pequeño, infierno grande”.
Leiton Tawn es un pueblo pequeño, ubicado en el estado de Colorado, con una población de 3.830 habitantes. Todos se conocen, no hay nada oculto en este lugar. Aunque hay que aceptar que es un lugar pintoresco. Los habitantes tratan de mantener todo limpio y en orden; todas las casas, edificios y locales tienen que estar bien pintados y la naturaleza abunda hermosa por todos lados; quien no tiene, por lo menos, una planta frente a sus locales o casas, es visto de mala forma; las mujeres se matan trabajando en sus jardines para ganar el premio anual a ‹‹El mejor jardín››, otorgado por la esposa del alcalde. Puede verse frívolo, pero eso mantiene a las amas de casa ocupadas y le da un buen aspecto a todo.
Cruzo a la izquierda en la avenida para entrar a mi calle. Espero que mamá esté en casa, no se me ocurrió pensar que iría a la tienda con mi padre. Mi papá es propietario de una librería/cafetería frente a la plaza de los fundadores del pueblo y mamá lo ayuda siempre que puede. La que debe estar en casa, como el ratón de biblioteca que es, es Allie. Alguien a quien darle la sorpresa de mi regreso, por lo menos.
Bajo la velocidad hasta detenerme frente a casa y saco mi teléfono para revisar mis mensajes antes de entrar. Hay varios mensajes de mis amigos reprochándome por irme antes y no avisar y otro de Summer, mi novia y otra de las razones por las que adelanté mi viaje.
Conocí a Summer dos meses después de empezar la universidad en una fiesta de uno de mis amigos. Me sentí atraído por ella de inmediato, era de esas chicas que se hacen notar, con una personalidad burbujeante y alegre. Comenzamos a salir una semana después de conocernos y todo fue bien en los primeros dos años. Este último año, sin embargo, algo cambió en ella luego de que una de sus amigas tratara de coquetearme; se volvió insegura y celosa, saca las garras a cualquier chica que se me acerca y me hace escenas de celos en todos lados. Quiero mucho a Summer, pero su actitud me está llevando al límite, por eso creo que este verano separados nos hará bien. A ella se le aplicarán los humos y yo tendré un descanso de sus celos e inseguridades.
Summer:
Estoy enojada contigo.
Pensé que te quedarías conmigo estos dos días restantes antes de volver a casa.
Esos fueron esta mañana a las 8:34, media hora después de que me fuera. Y hay otro de hace media hora que dice:
Ya te extraño.
Decido no responder, mejor le llamo luego.
Bajo del carro y voy hasta el maletero para bajar mis maletas. Con mis maletas fuera del auto, cierro el maletero y activo la alarma. No es un barrio peligroso, pero vivir en un campus universitario me hizo precavido. Me detengo en la entrada de la cerca, inhalando el aire puro. El perfume de varias flores me golpea, haciendo que me sienta en casa. Mi mamá es una de esas mujeres obsesionadas con sus jardines, mantiene el nuestro hermoso y con flores casi todas las estaciones del año. La primavera todavía no se ha ido del todo– aunque la temperatura está subiendo significativamente–, por lo que las flores de mi madre están vivas, hermosas y bien cuidadas. Arrastro las maletas todo el camino de concreto hasta la puerta de la casa, cuando estoy allí, toco el timbre, como si no tuviese una llave, para que mi hermana o mi madre abran.
Espero unos segundos, escuchando a Allie gritar “¡Voy!” desde las profundidades de su habitación. Sus pasos apresurados resuenan desde la parte superior de la casa, pasando por las escaleras hasta llegar a la entrada. Abre con cara de aburrimiento, expresión que cambia al verme parado en descansillo.