Iridiscente.

Capítulo 20

Capítulo 20

 

“Que vea en ellos astros errabundos.

Que en ellos sueñe inexplorados mundos

Que en ellos bañe mi melancolía…

Son tristes, luminosos y profundos,

Como puestas de sol, amada mía…”

 

Madrigal efusivo, Luis Gonzaga Urbina.

 

Dejo la casa de Marinel unos pocos minutos después del beso y rememoro el momento en el camino a casa.

Todavía no puedo creer que la besé, si no fuese por el sabor de sus labios grabados en mi memoria, juraría que fue un sueño. Fue perfecto, increíble, y quisiera repetirlo pronto. En los próximos minutos, de ser posible. Sin embargo, tengo que esperar hasta mañana. Si soy un hombre paciente, lo haré hasta el final de la cita. Si no los soy, que es lo más probable que pase, la besaré nada más verla.

Apuesto por la segunda opción, siendo un observador objetivo.

Al llegar a casa, todas las luces están apagadas. Mis padres han de estar dormidos, y ruego porque Allie también lo esté. Si está despierta. Me hará decirle al pie de la letra lo que pasó en la cena con los padres de Marinel y me pinchará hasta sacarme por completo mi ruptura con Summer.

No es fácil tener una hermana como ella.

Entro a mi habitación en silencio y cierro la puerta con cuidado para no despertar a nadie. Voy hacia mi mesita de noche y enciendo la lámpara, pegando un salto al encontrar los ojos de Allie clavados en mí.

—¿Qué estás haciendo aquí? —siseo y una lenta sonrisa se extiende en sus labios.

—¿Te asusté?

La hago una expresión de “¿En serio?” y su sonrisa se extiende.

—Quiero dormir, vete de mi habitación —ordeno, pero ella se acomoda mejor en mi cama.

Está acostada como si de su propia habitación se tratase, metida bajo las sábanas y con las manos arrebujadas en su cuello junto con la sábana. Es una usurpadora, no hay otra palabra para describirla.

—He decidido dormir contigo esta noche y aprovechar para hablar de tus asuntos amorosos.

—No voy a hablar de mis asuntos amorosos contigo.

Hace un mohín que a otros han de parecerle tierno, pero a mí me parece molesto. Es un medio para llegar a un fin, quiere salirse con la suya, y como es una niña de cara bonita le aceptan todo.

Pero conmigo no hará lo mismo.

—Vamos, no seas malo conmigo.

Tomo el borde de la sábana y tiro de ella, pero tensa su agarre y no permite que se las quite de encima.

—Mañana te cuento, Allie, déjame dormir.

—¡Mentira! —chilla y yo le hago un gesto para que baje la voz—. No vas a contarme nada, mentiroso.

—Te lo prometo.

—No creo en tus promesas —musita, apartando la mirada con un gesto obstinado—. O me cuentas todo esta noche o empiezo a gritar.

Alzo las cejas.

—No eres capaz, papá y mamá se enojarían.

Se encoje de hombros.

—No me importa.

—Te van a castigar.

—Asumo mi responsabilidad.

—Terminarás no enterándote de nada.

—Pero ambos nos meteremos en problemas.

—Diré que ha sido tu idea.

—Y yo le diré a papá que perdiste el gato de tu auto.

Entorno los ojos y mi boca cae abierta.

—No te atreverías.

—Por supuesto que me atrevo.

Rechino los dientes, apretando las manos en puños.

¡Es una terrorista! Me va a meter en problemas sin importarle caer ella también. No entiendo cómo es que la soporto y la quiero.

—Bien —accedo, enojado, y ella sonríe de oreja a oreja—. No cantes victoria que esta me la cobro.

—Estaré preparada, no te preocupes —dice con cero preocupaciones.

No entiendo por qué mis padres no se conformaron con un hijo, la segunda es un caso perdido, una misión imposible, una catástrofe andante.

Voy a mi cómoda y saco un pijama.

—Ya regreso, voy cambiarme al cuarto de baño. —Miro sobre mi hombro a la cama y suelto un suspiro—. Ya uno no puede ni cambiarse de ropa en su propia habitación.

Abro la puerta y salgo al pasillo.

—Apresúrate —grita y quiero regresar a matarla.

Si despierta a mamá y papá no habrá quien la salve de que la mate.

Me cambio rápido, creo que Allie es capaz de venir por mí y arrastrarme a mi cuarto así como esté solo para calmar sus ansias de cotilleo.

Cuando regreso, se ha hecho a un lado en la cama, dejándome espacio. Por lo menos tiene la decencia de darme la mitad de la cama y dejarme sábanas.  Me acuesto a su lado y cubro la parte inferior de mi cuerpo con la tela suave y ligera.



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En el texto hay: amor, amistad, discapacidad

Editado: 13.07.2022

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