Iridiscente.

Capítulo 21

Capítulo 21

 

“Te vi un punto, y, flotando ante mis ojos,

La imagen de tus ojos se quedó,

Como la mancha oscura, orlada en el fuego…”

 

Rima XIV, Gustavo Adolfo Bécquer.

 

Burning Love, del rey Elvis Presley, suena a todo volumen en casa mientras Allie y yo bailamos. Ella trae una escoba y yo un plumero. Estamos limpiando la casa por órdenes de mamá, pero a canción amerita que ambos nos pongamos un poco locos.

La música vieja no es de las favoritas de Allie, pero las disfruta conmigo así como yo disfruto las suyas. Los vecinos estarán pensando que estamos locos porque pasamos de Elvis y Elton a One Direction y 5 Seconds Of Summer. Mi hermana y yo distamos mucho en gustos de música, pero respetamos las diferencias.

Para muestra está el que una canción la pone ella y la otra yo. Ahora es mi turno y por eso está sonando Elvis, el próximo es suyo y estoy seguro de que pondrá algo de One Direction ya que en su turno anterior puso a 5 Seconds Of Summer.

Equidad en su máxima expresión.

—¿A qué hora te vas? —pregunta cuando se acaba la canción, respirando fuerte por el baile.

Y me equivoqué, puso otra de 5 Seconds Of Summer.

—A las 7, la tía Milly me reservó una mesa en la terraza a las 7:30.

Ella asiente.

—Lava los platos antes de irte, no voy a hacerlo por ti —ordena y empieza a cantar bajito.

—Como mande mi capitán. —Hago un saludo militar solo para molestarla y me voy a la cocina.

Cuando mamá entró a mi habitación esta mañana para levantarnos, Allie estaba toda sobre mí, abrazándome como si me le fuese a escapar si me soltaba. Mamá sonrío con ternura al vernos, pero yo estaba a punto de patearla fuera de la cama. El calor en verano es horrible y dormir abrazado a alguien no es recomendable, menos con alguien que se cree un mono araña.

Lo recuerdo y me estremezco. En serio que hace un calor infernal.

Cuando acabo con los platos, salgo a la sala para encontrar a Allie cantando en el sofá con la escoba como micrófono. Se ha pasado a One Direction y me ha dejado por fuera. Es una suerte que ya me tenga que ir o una discusión estaría por comenzar.

—Eh, voy a listarme —le aviso y asiente sin dejar de cantar.

Mamá nos dejó tareas específicas para el día y estuvimos muy ocupados, hasta ahora es que estamos por terminar.

Bueno, Allie todavía no acaba, pero eso es su asunto. Yo terminé con todo lo que me tocaba.

Me doy un baño largo, quitándome el sudor del día. Allie y yo estuvimos afuera bajo sol limpiando el jardín y cortando el césped por mucho tiempo, es una suerte que no esté sufriendo una insolación; luego pintamos la vaya, mamá cree que estaba muy sucia y eso es algo inconcebible; después lavamos en porche, según mamá estaba lleno de tierra, y era cierto, pero es un porche, está al aire libre. Luego de acabar fuimos dentro a lavar la ropa, a limpiar todas las habitaciones, incluyendo el ático y sótano, y por último acabamos en la sala, quitando el polvo de todas las superficies, aspirando y barriendo.

La cocina por completo queda para mañana, allí nos llevará todo un día entero también.

Luego de salir del baño, busco en mi armario un atuendo acorde a la ocasión. Pantalones negros, una camisa de magas largas y zapatos lustrados. Sin chaqueta o me coceré al vapor con mi propio sudor.

Asco.

Me pongo desodorante con olor que hace de perfume y luego me visto. Una vez tengo los zapatos puestos y estoy peinado, me pongo la camisa frente al espejo.

—Vaya, te ves bien —comenta Allie desde la puerta, la cual abrió sin siquiera llamar—. Pareces un buen chico con eso puesto.

Arqueo una ceja.

—¿Y no lo parezco normalmente?

—No, siempre tienes pinta de tonto. —Me sonríe—. Mamá y papá llegaron, y tengo la impresión de que quieren hacerte fotos antes de que te vayas a tu cita. Creo que se tomaron esto como una especie de baile de preparatoria.

Hago una mueca. Espero que esté jugando conmigo, no quiero que me avergüencen esta noche.

—Estás jugando.

Allie, para mi desgracia, niega. Y le creo, esa cara de satisfacción burlona la hace ver sincera.

—No, están al pie de la escalera esperando a que bajes.

Suelto un gemido de pesar y termino de acomodar mi camisa.

—Bueno, mejor salir de ellos cuanto antes, ya tengo que irme.

—Anda —chilla Allie, demasiado feliz para mi gusto—, yo te sigo.

—Si grabas esto, le diré a Mario que le gustas y por eso es que lo tratas así.

Pone mala cara en un segundo.

—No voy a grabarte —masculla.

Sonrío.

—Bien.



#188 en Joven Adulto
#3327 en Novela romántica

En el texto hay: amor, amistad, discapacidad

Editado: 13.07.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.