Irresistible propuesta

Capítulo 7

Partido

El viernes a la hora del almuerzo fui yo sola hacia la cafetería. Por un momento, me entraron ganas de sentarme con mis amigas, pero no estaban ahí, probablemente se encontraban en la biblioteca estudiando para el examen que teníamos en dos horas. La mesa estaba más extraña de lo que ya era de por sí. Todos los chicos se habían sentado a un lado de esta, mientras que las chicas se apilaban como podían al otro lado, mirándolos con mala cara. Me senté entre Hannah y Adam, que era el único sitio libre.

Matt parloteaba sobre técnicas que no conocía de nada mientras algunos de la mesa lo escuchaban atentamente y otros se limitaban a mirar a su alrededor, aburridos. Por lo que sabía, Matt era el favorito del entrenador y el capitán del equipo, así que era él quien llevaba las riendas de la situación.

—¿Empezaremos ya tan fuerte? —preguntó Adam con una mueca en el rostro cuando Matt hizo una pausa para beber un sorbo de refresco que había ido a buscar a la máquina hacía unos segundos.

—No podemos arriesgarnos —gruñó Matt. Luego miró de reojo al lado de Adam, donde estaba sentado Scott jugueteando con el colgante plateado de cadena fina que le colgaba del cuello. La mirada de Matt ardió en llamas—. ¿Scott? Podrías estar atento alguna vez.

—Que no te mire no significa que no escuche —sonrió Scott mirándolo—. Pero si te quedas más tranquilo...

Algunos de la mesa contuvieron una sonrisa y me encontré a mí misma haciendo lo mismo. Matt le dedicó una mirada increíblemente agria teniendo en cuenta lo bonitos que eran sus ojos.

—Escuchad, tenéis que poneros serios, joder; llevamos dos años perdiendo contra ellos. No sé vosotros, pero yo quiero ganar.

Todos se miraron entre sí y asintieron dudosos. Al parecer, era el único que se lo tomaba tan en serio. Adam bostezó y Matt lo fulminó con la mirada.

—Hombres... —susurró Hannah. Luego me dio un golpecito en el codo para llamar mi atención—. Ahora que lo pienso, vamos a animar el partido, ¡puedes venir a vernos!

—Yo..., no sé.

—Puedes venir —contribuyó Sam, sentada sobre la mesa con las piernas cruzadas—. Vamos, después, si ganamos, tendremos una fiesta de celebración.

Eso no hizo que me apeteciera más.

—¡Vamos, Jessie!

—Jess —corregí.

—Después tendrás que celebrarlo con Scott —Chloe, delante de mí, me guiñó un ojo—. Ya sabes, lencería, música, velitas...

—Madre mía, Chloe, ¿crees que los chicos son tan románticos? —Sam puso los ojos en blanco—. Es bastante más físico que eso.

—Eso depende del chico —Hannah le frunció el ceño y me miró con una sonrisa picarona—. ¿Cómo es Scott? Vamos, puedes contárnoslo.

—¿Cómo que cómo es?

—Que cómo es en la cama, Jess —aclaró Sam.

—¡Tiene pinta de ser un tipo duro! —suspiró Chloe.

—¿Te pones lencería sexy para él? —preguntó Sam, inclinándose con una sonrisa.

—¡Yo no me pongo lencería!

Sonó más fuerte de lo que pretendía, y el chillido distrajo a los chicos de la explicación de Matt, aunque a mi parecer ya había terminado. Todos se estaban durmiendo sobre sus bandejas vacías. Cuando me giré y lo vi entrecerrando los ojos en mi dirección, me estremecí apartando la mirada. Se ve que no le gustaba que distrajera a sus jugadores.

—¡Vamos, Jessie! —exclamó Adam pasando el brazo sobre mis hombros—. No seas aburrida, si Scott quiere una recompensa...

¿Qué le había dado a todos con llamarme Jessie?

—Jess —corregí, molesta.

—Bueno, no nos has dicho si vendrías —Hannah me miró.

—Puedes traer a quien quieras, hay unos cinco asientos libres en la segunda fila —propuso Chloe.

—Eso, Jessie, tienes que venir a animarnos —Adam me dio un apretón en el hombro.

Vi como ponía una mueca casi al instante y Scott retiraba la mano de su nuca, después de darle ahí con la mano. Adam se apartó de mí, divertido.

—¿Cómo tengo que decirte que dejes de intentar meter mano a mi chica, tío? —preguntó Scott.

—Lo siento, son mis instintos primarios.

—Sí, claro, pues ya puedes cambiarme el sitio.

—No he terminado.

Matt había hablado en voz baja, fría. Scott y Adam lo miraron al instante. No parecían demasiado asustados. Matt echaba chispas por los ojos. Por un momento, no me pareció tan atractivo y dulce como el día anterior.

—Yo creo que sí —dijo finalmente Scott con el mismo tono que él.

Scott y Adam intercambiaron los asientos riendo y los demás del equipo se empezaron a dispersar de la mesa, yendo a otra o sentándose con las chicas. Matt movió los labios y soltó lo que creí que era una maldición en voz baja mientras Scott y Adam seguían riendo y bromeando.

—¿Qué te parecería a ti que yo metiera mano a tu novia? —le estaba preguntando Scott.

—Yo soy un hombre generoso, lo comparto todo con mis amigos. Además, no tengo novia, por si no te habías dado cuenta.

Hannah se removió en su silla a mi lado.

—Pues yo no. Cuidado donde pones las manos —Scott rio y lo empujó con el hombro.

Se metía muy bien en el personaje.

Pero cuando lo miré bien mi sonrisa se congeló en mi rostro como si me hubiera dado un golpe. Como se había sentado lejos de mí, no había podido hablar con él directamente y no me había dado cuenta de que su pómulo derecho estaba amoratado y tenía un golpe nuevo en la mandíbula. No hacía mucho que estaban hechos, porque aún estaban volviéndose morados. Parecían menos graves que los de la última vez, al menos. Lo más increíble era que nadie se había dado cuenta, o no había preguntado.

Extendí la mano hacia él para llamarle la atención, pero apenas lo había tocado cuando escuché otra voz delante de mí:

—¿Estás bien? —Matt me sonrió casi como si se estuviera burlando.

Scott se había dado cuenta de donde miraba y apartó el rostro.

—Scott —Lo llamé, aunque no giró la cabeza—. ¿Podemos hablar un momento? A solas.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.