Irresistible propuesta

Capítulo 9

Peleados

Silenciosamente, tomé asiento en la cafetería sin mirar a nadie en concreto, aunque podía notar todas las miradas sobre mí, cuchicheando sobre lo ocurrido la noche de antier. Aunque tenía que admitir que tenía un aspecto algo penoso; la «ruptura» con Scott me había afectado más de lo que esperaba, mucho más. No dejaba de insultarlo mentalmente por ser un hipócrita egoísta. Después me lamentaba de haber besado a Matt. Y volvía a recordar su beso con Abby y se me pasaba. Volvía a insultarlo por ser un hipócrita egoísta y así todo el fin de semana. Tenía ojeras de haber dormido mal, el pelo algo alborotado y la mirada perdida; parecía una loca a la fuga.

—¿Te has peleado con Matt? —preguntó Kia nada más verme llegar a la mesa, mientras que Jules se dedicaba a inspeccionarme extrañada.

—No —negué con la cabeza—. Con Scott.

Noté como intercambiaban una mirada confusa entre ellas.

—¿Y? ¡Que le den a Scott! —Jules se apresuró a decir—. Si no puedes mandarlo a tomar por culo... ¡Acuérdate de cuando íbamos a primero de secundaria!

—De eso hace mucho. —Kia puso una mueca.

—¿Qué más da? Es para que se dé cuenta de que no es para tanto.

Me acordaba perfectamente de ese día.

Cuando llegué al colegio con Kia y Jules recuerdo como todos me miraban de reojo riéndose mientras caminaba, aunque yo no llevaba nada gracioso, ni en la cara ni en la ropa. Incluso le pedí a mis amigas que lo revisaran por si acaso, pero nada. La respuesta vino sola cuando llegué a la pared de las noticias, donde ponían todas y cada una de las noticias que circulaban en el colegio.

Ahí estaba yo, bueno, no exactamente. Habían recortado una imagen de una prostituta en una barra de striptease y le habían puesto de cara una imagen mía en la que sonreía tímidamente. Abajo, con letras enormes, ponía:

«De una golfa nace otra golfa».

Lo primero que vi fue a los mayores del equipo y todos sus amigos acercándose y riéndose a carcajada limpia. El único que no estaba era Scott, y supe que había sido él.

Noté como en ese momento alguien me daba un suave golpe en el hombro con el dedo y me giré. Me quedé pálida cuando vi a Matt de pie mirándome ahora con las manos en los bolsillos. Jules y Kia intercambiaron miradas significativas.

—¿Podemos hablar? —preguntó.

Dibujó una sonrisa en su rostro angelical, haciendo que le diera ese puntito de buen niño que volvía locas a todas las chicas del instituto —incluida yo— y que hacía imposible ser más sexy.

—Eh... Sí, claro.

Me levanté cogiendo mi mochila y vi como Jules me guiñaba un ojo. Sentía el pulso acelerándose peligrosamente mientras él caminaba lentamente hasta llegar a un rincón de las taquillas donde no pasaba nadie y solía estar por la mañana. Casi daba saltitos de alegría tras él. Tragué saliva. Apoyó su espalda en la pared y su mirada se deslizó lentamente desde mis pies hasta mis ojos, cosa que hizo que me estremeciera visiblemente. Al notarlo, una sonrisa ladeada se dibujó en sus labios.

—¿Y bien? —pregunté mirando mis manos entrelazadas a la altura de mi abdomen.

—Así que has cortado con Scott... —comentó sin borrar la sonrisa.

—No exactamente... —murmuré.

—¿No?

—Bueno, una discusión no creo que signifique...

—Pues él no parecía opinar lo mismo anoche —me interrumpió— cuando se trajo a una rubia a mi casa para poder tirársela.

Me callé y esta vez sí que le sostuve la mirada al levantar la vista.

—¿Qué… Qué? —tartamudeé sin creérmelo.

—Yo solo te lo digo —se encogió de hombros—. Dijo que quería poder acostarse con ella sin que sus padres lo molestaran o algo así, y luego me pidió la habitación de invitados para poder tirársela.

Seguía sin querer creerlo.

Me sentía traicionada.

¿Había sido una ruptura? Que yo supiera el haber discutido por una tontería no significaba que pudiera acostarse con la primera que pasara. ¡Yo había besado a Matt y se había puesto furioso! ¿Cómo se suponía que tenía que tomarme eso?

Un brazo se deslizó sobre mis hombros y supe que se trataba de Scott sin levantar la mirada, seguía observando a Matt, esperando que dijera que era una broma. Apreté los labios con fuerza, sintiendo unas terribles ganas de golpear la cara de Scott.

—Bueno —sonrió Matt hacia mí—, yo me voy. Te llamaré por si quieres pasarte esta tarde por mi casa, ¿vale? —pasó por el lado de Scott y le sonrió aún más, aunque no parecía que a Scott le hiciera gracia— Nos vemos.

Y despareció por el pasillo, dejándome a solas con mi supuesto ex, ahora separado de mí y con los brazos colgando a los lados de su cuerpo. Me miraba fijamente esperando una explicación. Mi enfado aumentó.

—¿A su casa? —preguntó— ¿Desde cuándo una chica va a la casa de un colega de su novio a solas?

Apreté tanto los puños que las uñas dibujaron medias lunas en las palmas de mis manos.

—¿Tu novia? —pregunté en voz baja.

—Sí, bueno, de alguna forma lo eres, ¿no? —Una sonrisa se dibujó en su rostro.

Casi estaba soltando espuma por la boca.

—Entonces, no cortamos en la fiesta, ¿cierto? —Musité.

—Solo era una discusión. Estaba borracho y dije lo que dije sin pensarlo. Lo siento.

¿Cómo podía ser tan idiota de pretender decirme de todo hacía dos noches, liarse con una rubia, y luego venir como si no hubiera pasado nada?

—Vete a la mierda —susurré antes de girar sobre mis talones y avanzar por el pasillo.

Apenas había dado unos cuantos pasos alejándome de él, cuando su mano rodeó mi muñeca deteniéndome. Supe que no me libraría de él fácilmente.

—¿Te has enfadado? —preguntó girándome para que lo mirara, aunque sin soltar mi muñeca—. No fue una ruptura para mí...

—¡No parecías pensar lo mismo cuando te estabas follando a la rubia en casa de Matt! ¿Verdad?

Se quedó en silencio mirándome. Intenté librarme de su agarre nuevamente pero la apretó más.




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