Aquella noche, cuando llegué a la mansión de le Comte siglos en el pasado, había una luna inquietantemente hermosa en el cielo. ¿Acaso esa luna me guió hasta allí? ¿Estaba bajo su influjo, como las mareas? ¿Arrastrada a esta época por la fuerza inevitable de la gravedad...?
(De todos los sueños que he tenido, jamás soñé que un vampiro me mordería.)
Recordé el contenido de mi sueño al mayordomo, Sebastian, quien escuchó con atención.
Sebastian- Creo que tuviste ese sueño porque estás en esta mansión.
MC- No tiene sentido.
Sebastian- El sueño sirve como advertencia... de que no debes entregarles ni tu cuerpo ni tu corazón.
MC- ¿'Les'?
Sebastian- Los residentes de esta mansión. Porque, verás, todos los que has conocido esta noche... son exactamente lo que viste en tu sueño. Todos son vampiros.
(...¿Una mansión entera llena de las criaturas de mi pesadilla?)
Un escalofrío me recorrió. Mi voz sonó quebrada al hablar.
MC- E-estás bromeando. ¿Verdad?
Intenté reírme, pero mi risa se desvaneció en el silencio. Sebastian solo me miró sin decir nada, y su silencio no hizo más que aumentar mi miedo.
(No puede hablar en serio. ¡Cené con todos ellos! ¿Por qué esperar hasta ahora para decírmelo?!)
Su silencio no hizo nada para calmar mi creciente temor.
(No puede hablar en serio. ¡Cené con todos ellos! ¿Por qué esperarían hasta ahora, de todos los momentos, para decírmelo?)
Retrocedí. Un estruendoso ruido casi me hizo saltar; solo había golpeado una silla. Me estaba dejando llevar por el pánico...
Sebastian- Pareces muy cansada. Te sugiero que descanses. M. le Comte te explicará los detalles de esta mansión mañana.
MC- ...Sí, gracias.
(Tiene razón. Si ni siquiera puedo tomarme una broma... suponiendo que fuera una broma, debo estar muy, muy cansada...)
Solo esperaba que al despertar por la mañana, la realidad se sintiera más real que esta noche. Los pasillos estaban oscuros, iluminados solo por haces de luz provenientes de las altas ventanas. Parecían las rejas de la jaula de alguna criatura...
¿?- A-agh...
Doblé la esquina, solo para escuchar lo que parecía ser alguien con dolor.
(¿Quién es...?)
Me acerqué, temerosa de la figura que apenas podía empezar a distinguir a través de las largas y aceradas barras de luz de luna. Se sujetaba a la pared con ambas manos, la cabeza inclinada, dejando ver un cabello tan pálido como los cerezos en flor de casa.
(Lo recuerdo del banquete...)
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¿?- Quien seas, ¿has considerado sentarte? Hay una fila detrás de ti esperando entrar, ¿sabes?
¿?- ¡Newt, viejo amigo, sí te importa!
¿?- ...Soy Isaac. Isaac Newton. Estudio física.
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MC- ...Tú eres... Isaac... Sir Isaac, ¿verdad?
Ese era su nombre. Al menos hasta donde me enseñaron en la escuela. ¿Prefería que lo llamaran así? No lo sabía.
Isaac- ¿...R-recordaste mi nombre...?
No parecía estar felicitándome por eso; aunque no me lo tomé a mal. Isaac aún parecía estar sufriendo.
(¿Hay algo mal con él? ¿Y si Sebastian decía la verdad, y es porque es un vampiro?)
Y aun así, por aterrador que fuera ese pensamiento, Isaac parecía demasiado frágil y enfermizo como para ignorarlo.
MC- ¿No te sientes bien?
Di un paso vacilante hacia él. Isaac dio un paso de advertencia hacia atrás.
Isaac- ...¡A-aléjate de mí!
MC- Lo... siento.
(Si está enfermo, un extraño—uno confundido además—probablemente no sea lo que él quiere...)
Llevé mis manos hacia mi pecho, sintiendo como si me hubieran picado.
Isaac- ¿Dónde está... Sebas...?
MC- ¿Sebastian? Debería seguir en la cocina.
Isaac- Muy bien.
Isaac pasó junto a mí a empujones. Me hice a un lado para darle espacio.
(¿Realmente estará bien? ...Sebastian lo ayudará, supongo.)
Los residentes de este lugar aún eran un misterio para mí. Solo los entendía de forma superficial- como figuras históricas. Isaac tenía razón en desconfiar de mí. Así como yo tenía razón en desconfiar de todos aquí. Comencé a caminar... El pasillo parecía interminable. Más interminable que el pasaje que me había traído hasta aquí. Y justo como entonces, me sentí fría y sola.
(...¿Qué estoy haciendo siquiera aquí...?)
Todo parecía tan imposible desde mi viaje del siglo XXI al fin de siècle del siglo XIX... hasta el conocimiento de que aquí, en esta mansión, todavía vivían algunos de los hombres más grandes de la historia.
(Hombres como Isaac Newton...)
Pensé en el hombre callado y tímido que había conocido en la cena y justo ahora en el pasillo. ¿De verdad era el mismo que el erudito de Cambridge con peluca, sentado relajadamente bajo un árbol hasta que una manzana le cayó en la cabeza...? ¿Acaso acababa de ser rechazada por el hombre que probó la existencia de la gravedad?
(Supongo que podría llevar su rechazo como una insignia de orgullo, si creyera que todo esto era real).
Sin embargo, aún se sentía como un sueño.
Sebastian- MC, sigues despierta, ya veo. ¿Tienes problemas para encontrar tu habitación?
Al girarme, vi a Sebastian.
MC- No. ¿Tú vas a acostarte? Pensé que aún tenías algo que hacer en la cocina.
Sebastian- De hecho, te seguí. Solo me detuve para comprobar que la puerta principal estuviera cerrada. Ahora voy a entregar esto.
Sebastian señaló la bandeja que llevaba, con un sándwich y una botella de vino.