MC- ¡Espera, por favor!
Cuando ni siquiera eso logró detenerlo, corrí tras Isaac y lo agarré de la manga. Con duda, se dio la vuelta... Cuando lo hizo, de repente sentí como si estuviera de regreso en casa, en Tokio, en primavera... Sus ojos eran del color de las flores de cerezo; melancólicos y hermosos mientras caían.
(Qué ojos tan hermosos.)
Fue la primera vez que Isaac me miró a los ojos... Desearía poder decir que lo enfrenté con valentía, que mi miedo hacia él de la noche anterior había sido olvidado. Pero en esos ojos, vi lo alterada que me veía.
(El hecho de que no me sienta valiente no significa que no pueda serlo. ¡Quiero esta oportunidad!)
MC- ¡Espera, por favor!
Cuando eso tampoco logró detenerlo, corrí tras Isaac y lo tomé por la manga. Con duda, se dio la vuelta... Cuando lo hizo, de repente sentí que estaba de regreso en casa, en Tokio, en primavera... Sus ojos eran del color de las flores de cerezo; melancólicos y hermosos mientras caían.
(Qué ojos tan hermosos.)
Fue la primera vez que Isaac me miró a los ojos... Desearía poder decir que lo enfrenté con valentía, que mi miedo hacia él de anoche había sido olvidado. Pero en esos ojos, vi cuán afectada me veía.
(Que no me sienta valiente no significa que no pueda ser valiente. ¡Quiero esta oportunidad!)
MC- Solo quería decir...
Isaac- ...Lo siento.
MC- ¿Perdón?
Isaac bajó la cabeza y movió los pies con nerviosismo.
Isaac- No quise... atacarte anoche.
La brisa de una de las ventanas despeinó su cabello. También olía dulcemente a primavera.
MC- Está bien. Ya pasó.
Justo cuando pensé que levantaría la mirada para encontrarme con la mía una vez más, la desvió.
Isaac- Eso es todo lo que tengo que decir.
MC- ¡Antes de que te vayas...!
Isaac salió corriendo. No pude detenerlo por segunda vez.
(...Yo también quería disculparme.)
Me quedé en el pasillo, sintiéndome impotente.
Napoleón- ¿Estabas hablando con Isaac justo ahora?
Napoleón Bonaparte entró al pasillo por una de las puertas laterales. Él fue el primero en ayudarme. Aunque era un extraño y posiblemente un vampiro, había algo confiable en él.
MC- Sí, Monsieur Bonaparte.
Napoleón- Llámame Napoleón. En fin, Isaac es algo así como... un grand dadais, como seguramente habrás notado.
MC- ¿Incómodo en su propia piel? ...¿Son cercanos ustedes dos?
Napoleon- Tenía tres hermanos menores antes de llegar a este lugar. En algún momento, parece que tomé a Isaac como el cuarto.
(¿Napoleón no perdió contra los ingleses? Me pregunto cómo un físico y un soldado—según la definición del propio Napoleón—llegaron a ser tan cercanos).
Eran opuestos en más que solo sus carreras. Napoleón era extrovertido y encantador. A diferencia del reservado Isaac.
Napoleon- ¿Ya decidiste qué vas a hacer?
MC- ¿Sobre qué?
Napoleon- Sobre si te vas a quedar aquí o no.
Napoleón parecía un excelente juez del carácter. Sentí que buscaba mis sentimientos cuando me miraba. Me di la vuelta.
MC- Aún no estoy segura.
Napoleón- Si te preocupa Isaac, no lo hagas. Es un buen hombre.
MC- Te creo...
Napoleón- Entonces deja de parecer que vas hacia tu perdición. ¡Deberías relajarte!
Napoleón me dio una palmada en el hombro al pasar.
(¿Relajarme, eh?)
Me di cuenta de que había estado tan tensa desde ayer que estaba al borde de romperme, sin un solo momento para relajarme... Encontré a Sebastian en la cocina.
(Estar acostada diciéndome a mí misma ¡Relájate! ¡Relájate! no será tan efectivo como trabajar en reducir mis niveles de estrés).
MC- Sebastián, ¿puedo ayudar?
Sebastian- ¿Estás segura? Tu mano–
MC- ...Necesita un par de días. Pero hay cosas que puedo hacer mientras tanto. Después de todo, tengo que pagar por mi alojamiento y comida.
(Aunque decida no quedarme aquí, como viajera experimentada, me gusta dejar una buena impresión de los lugares antes de irme. Y ahora mismo, la impresión que he dejado es la de una knabbeltje asustada que puso a estos amables vampiros y a su mayordomo en un aprieto).
Mi entusiasmo pareció agradarle a Sebastian.
Sebastian- ¿Entonces puedes guardar la cubertería mientras termino de pulirla? Es mejor que te mantengas alejada de lavar o pulir hasta que tu mano se cure por completo.
El ardiente corte en mi mano estuvo de acuerdo con él.
MC- No escucharás quejas de mi parte.
Sebastian me entregó un paño y me indicó hacia el cajón de la cubertería.
(Así que Sebastian es un humano como yo. ¿Cómo llegó a trabajar en una mansión llena de vampiros?)
¿Hubo alguna vez un momento en que él se sintiera tan incómodo con eso como yo?
MC- ¿Puedo preguntarte algo?
Sebastian- Adelante.
MC- ¿Cómo terminaste en este trabajo?
Sebastian dejó de pulir.
Sebastian- Es una larga historia...
(Me imagino que debe serlo.)
Me preparé para escuchar su triste historia...
Sebastian- Pero en resumen- ¿quién en su sano juicio rechazaría la oportunidad de observar de cerca a los hombres más grandes de la historia?
MC- No creo que sea una experiencia lo suficientemente común como para graficar datos, personalmente.
Sebastian- En mi vida anterior, era un historiador. Viajé por todo el mundo, escribiendo libros sobre estos mismos hombres.