Nuestro recorrido por París había llegado a su fin. Caminábamos de regreso a la Rue de Rivoli...
Isaac- ...Despedí a nuestro cochero antes, pero podemos tomar un coche público cuando lleguemos a la calle principal.
MC- De acuerdo.
(Mira el cielo. No puedo creer que ya sea tan tarde. El día pasó en un instante.)
Pasamos frente a uno de los muchos edificios de la Universidad de París. Isaac pasó rápidamente, pero yo me detuve al escuchar gritos.
Estudiante 1- ¡Está aquí en la fuente original! ¡Si no estuvieras tan obsesionado con la erudición alemana moderna, lo verías!
Estudiante 2- ¡El alemán es mucho mejor que esos ingleses obsesionados con la ortodoxia! ¡Esos tontos creen que la luna se caerá del cielo!
Estudiante 1- ¡No se caerá! ¡¿Acaso entiendes la gravedad?! ¡Las pruebas están en el libro!
(¡Vaya! ¡Parece que están hablando de equipos deportivos para ponerse tan exaltados!)
Demasiado jóvenes para ser profesores. Estudiantes, entonces, a juzgar por el libro pesado que sostenía uno.
MC- ¿Deberíamos intervenir?
Isaac- ...¿Por qué diablos haríamos eso?
MC- ¿Para que el del libro no golpee al otro con él?
Los dos parecían listos para llegar a los golpes.
Isaac- No serviría de nada. Hablar nunca resuelve las cosas. Algo así como el Problema de los Universales... Si somos tan incapaces de entendernos... quizás lo mejor sería quedarnos en cuevas, sin hablarnos nunca.
MC- ¿Isaac...?
(¿Incapaces de entendernos? ¿Viniendo del padre de la ciencia moderna? ¿De dónde salió eso?)
Me pregunté qué podría haberlo llevado a tener una perspectiva tan drástica sobre la interacción humana cuando...
Estudiante 2- ¡Deja de venerar textos que ni siquiera entiendes!
Uno de ellos arrebató el libro de las manos del otro y lo lanzó al otro extremo del patio.
(¡Ay, un libro volador!)
El libro se deslizó hasta detenerse a nuestros pies, con la cubierta golpeada y las páginas rotas y arrancadas.
MC- ...Philosophiae... Naturalis... Principia Mathematica...?
(¿Es un libro de filosofía o de matemáticas?)
Isaac recogió apresuradamente el tomo del suelo y sacudió el polvo. Colocó una mano solemne sobre la cubierta. Y una gran tristeza lo invadió.
(...¿Qué significa ese libro para él?)
Había visto a Isaac en muchos estados de ánimo- tímido, depresivo, callado, cargado de culpa. Pero nunca lo había visto así.
Estudiante 1- ¡Mira lo que has hecho!
El estudiante agarró a su compañero por el cuello y cerró el puño...
(¡Oye! ¡Esto ya es escalar demasiado!)
MC- ¡Messieurs, deberían calmarse los dos!
Estudiante 2- ...¡Esto no les incumbe!
El estudiante alterado dirigió su enojo hacia mí. Levantó una mano y yo me encogí...
Pero cuando volví a mirar, ya no vi a un joven violento dispuesto a golpear.
Isaac- ¿No van a calmarse? Están haciendo el ridículo.
Vi a Isaac parado frente a mí, sosteniendo al joven del brazo.
Isaac- ...No es que me importe si lo hacen. Pero bajo ninguna circunstancia permitiré que lastimen a esta mujer.
MC- Gracias, Isaac.
(Podría haber sido malo si no hubiera intervenido para protegerme.)
Estudiante 2- ¿Cuál es tu problema?
El estudiante alterado intentó zafarse del agarre de Isaac, pero yo sabía por experiencia lo poco que eso serviría.
Isaac- Simplemente detesto las discusiones mezquinas e ignorantes, disfrazadas bajo el nombre de debate científico.
La mirada de Isaac era tan fría que erizaba la piel.
Isaac- Vámonos.
Soltó al estudiante y se volvió hacia mí. Todo lo que vi en su expresión fue el mismo Isaac tímido y reservado que siempre había conocido. Y, sin embargo, mi corazón acelerado me decía que no me había imaginado esa expresión en su rostro.
(...¿¡Acaso...!?)
Los dos estudiantes, habiendo olvidado aparentemente sus diferencias, se unieron para bloquear nuestro camino.
Estudiante 1- ¡Nos llama ignorantes! ¿Y qué te hace a ti tan erudito?
Estudiante 2- ¡Cuando nos insultas, insultas a la Sorbona y a toda Francia!
(Creo que a la escuela le debería preocupar más tener estudiantes violentos y malhumorados.)
Incapaces de ganar en una discusión verbal, se acercaron a nosotros, listos para resolver las cosas de manera más física.
Estudiante 2- ...No es que sepas de lo que hablas. Me sorprendería que siquiera pudieras leer el título del libro que sostienes.
El estudiante se inclinó, burlón, mientras golpeaba a Isaac en la frente con un dedo.
Isaac- Ipsi saepe damnant oderuntque quae non intelligunt. ¿Qué tal llevas mi latín ahora?
Isaac apartó al estudiante con un gesto y suspiró.
Estudiante 1- ...¿Qué?
Isaac- ¿Les gustaría que les explicara de qué trata REALMENTE el Principia?
Estudiante 2- B-bueno, yo personalmente no lo he leído...
(Justo cuando pensé que Isaac iba a humillar a esos matones... ¿en vez de eso les da una lección?)
Isaac recogió una rama delgada y alisó un parche de tierra con su zapato.
Isaac- En primer lugar, el movimiento de los planetas se mantiene a una velocidad constante en un movimiento tal que...
Comenzó a dibujar diagramas y fórmulas en la tierra mientras hablaba.
(Debo admitir que escucharlo ha destruido cualquier interés que tuviera en pelear con alguien...)
Los estudiantes beligerantes también se distrajeron con su lección. Aunque les iba un poco mejor siguiéndola.