Isabella: La llegada a Dédfer

|Capítulo 10|

Isabella

Mi cuerpo está temblando. No dejo de estar angustiada por Daniel y también por su hermana que vi transformarse en lobo.

—Daniela y Alicia están peleando — les informa Max a Elena y Gabriel —. Y… Daniela se transformó.

La señora Elena es la más angustiada.

—¿Qué vamos a hacer, Gabriel?

—Ocupémonos de lo que sí podemos solucionar; hay que ir por Daniela antes que vaya al pueblo y sea un problema mayor — decide. Él es quien mejor conserva la calma.

Elena y Gabriel se fueron a resolver el problema de Daniela y Alicia. Yo me quedo con Max. A Daniel lo llevaron a su habitación, yo estoy sentada en un sofá sin saber qué hacer. Max está en el baño, desde acá lo escucho como regurgita.

Minutos después, Max sale del baño y se acomoda en el sofá conmigo.

—¿Los vampiros vomitan? — trato de iniciar una conversación.

—Depende — susurra. Recuesta la cabeza sobre el sofá y se cubre el rostro con su brazo derecho. Empieza a inhalar y exhalar aire con más calma—. La sangre de Daniel está asquerosa y eso que solo probé poquita.

—¿Qué tiene, Daniel? — trato de averiguar —. Estará bien, ¿verdad?

—No lo sé — se puede apreciar la frustración en su rostro —. Daniel no se ha transformado por eso fue sencillo que, cualquiera que sea la maldición que tenga, haya sido efectiva.

—¿Por eso se sentía tan cansado? — inquiero—. ¿Por la maldición?

Asiente con la cabeza. Lo que pensaba que era cansancio o pereza era un efecto de la maldición. ¿Qué clase de maldición será? ¿Quién y para qué le echaría una maldición?

—Un licántropo es inmune a toda clase de maldición y enfermedad—quita su brazo de su cara para mirarme—, pero sin su parte animal está expuesto a muchos peligros y yo creo que esa es la razón por la que no se podía transformar. Estuvo debilitando su parte animal.

—¿Alguien no quería que se transformara?

—Eso creo… — murmura.

Max me extiende su brazo, en su mano sostiene mi libro.

—¿Dónde lo tenías? — lo recibo de inmediato.

—Por ahí — sonríe.

Abro mi ojos y mi boca al imaginarme algo indebido.

—¿Qué pensaste? — cuestiona sin borrar su sonrisa.

—¡Nada! — respondo. El tema de Daniel y la maldición vuelven a mi mente —. ¿Y que va a pasar? — interrogo —. Debe haber algo que podamos hacer por él.

—¿Crees en un dios? Si es así, puedes rezarle.

❤🐺❤

"La sangre es el único alimento que ellos aceptan, además los vampiros pueden obtener información atreves de la sangre: la edad, el sexo y la salud de la persona o animal que pertenece el líquido. Sin embargo, los vampiros deben tener cuidado con la sangre que beben, si llegaran a beber la sangre de una persona con problemas de salud o mentales, podrían tener consecuencias negativas para ellos."

Termino mi lectura cuando los quejidos de Daniel se escuchan cada ve más, me frustra no poder hacer nada. 

Max volvió a ir al baño, sus nauseas por la sangre de Daniel aun no desaparecen, con eso tengo otro dato interesante de los vampiros; la sangre la deben beber en buen estado.

Los padres de los mellizos aun no han regresado y me pregunto si pudieron solucionar que al menos Daniela y Alicia ya no están peleándose. 

—¡Ve a ver a Daniel! — me grita desde el baño —. ¡Asegúrate que no se ahogue con su propia sangre!

—¿Cuál es su habitación? — pregunto en voz alta para que me escuche.

—¡Es la ultima del pasillo! — responde, después escucho sus arcadas.

Me pregunto si Alicia también estará con nauseas como Max.

Subo al segundo piso donde están algunas habitaciones, la primera puerta que está en el pasillo es la habitación de Daniela, al final está una puerta, la abro con mucha inseguridad y temor, tal como dijo Max, es la habitación de Daniel.

Su cuerpo está recostado sobre la cama, me acerco a paso lento y lo observo detenidamente para asegurarme que siga respirando.

Verlo en ese estado me provoca tristeza y deseo hacer algo para ayudarlo. Me acerco más a su cama y escucho que respira con dificultad. ¿Qué puedo hacer para ayudarlo?

—D… Daniela… — tartamudea —. Daniela.

Abre ligeramente sus ojos, mi cuerpo se queda inmóvil cuando me observa. Sus iris azules perdieron el brillo como si hubiera querido borrar su color.

—Daniela… — me mira fijamente. ¿Cree que soy su hermana? —. Lo siento…

—¿Por qué?

—Perdón…

—¿Por qué? — vuelvo a preguntar.

No responde. Cierra sus ojos. Coloco mi mano derecha sobre su frente para averiguar si tiene temperatura, no la hay.

Me imagino que al día siguiente, iría a la escuela y él no estaría en su asiento con su chaqueta. Se forma un nudo en mi garganta cuando lo imagino, después mi cabeza reproduce el recuerdo de cuando lo conocí a él y a su hermana.

Él estaba en el salón de clases durmiendo. ¿Desde antes que llegara ya tenía la maldición?

—No me gustaría que alguien más muera— dije recordando a mis padres—. Aunque tampoco me gustaría que muriera tu parte lobo, ¿tu parte animal también sufre?

Daniel vuelve abrir sus ojos.

—Hola… —murmuro sin saber qué más decir. ¿Seguirá pensando que soy Daniela?

—¿Isabella? … — susurra. Por unos segundos siento que es tonto emocionarme porque sabe quien soy, pero la emoción me supera.

—Sí, soy yo.

—Me veo terrible, ¿verdad?

Me rio bajito por su pregunta.

—Sí, un poco…— musito —. ¿Cómo te sientes?

Daniel hizo un gesto que creo, es una sonrisa.

—Además de patético y deshecho, creo que bien, gracias.

—Yo creo que te pondrás bien — intento ser positiva.

—Dile eso a mi cadáver cuando lo veas —masculla.

—No… No habrá ningún cadáver.

Daniel gime de dolor, se retuerce sobre la cama con las manos en su pecho. Mientras tanto, yo observo desde mi lugar sin tener una idea para ayudarlo.

—¿Me vas a leer un cuento antes de morir? — sus ojos miran con atención el libro que tengo.



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En el texto hay: fantasia, romance, licántropo

Editado: 11.06.2021

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