Isabella: La llegada a Dédfer

|Capítulo 22|

Isabella

El hombre llamado Dereck nos ha llevado hasta la entrada de un castillo, y no, no es como el de las princesas que salen en las películas, no tienes paredes repletas de oro y diamantes, más bien, parece que en cualquier minuto va a colapsar. Somos llevamos adentro, en el interior es peor que afuera; paredes deterioradas, puedo apreciar desde donde estoy que todo eso que decora al castillo es una capa de polvo.

Dereck y otro sujeto que está en la entrada se dirigen algunas palabras que no alcanzo a escuchar. El otro hombre asiente y desaparece de nuestra vista, mientras tanto yo me pregunto cómo llegué aquí, estaba muy bien en la cabaña, todo sucedió por la insistencia de Mikey, mentalmente lo culpo a él sin motivo, entonces recuerdo que no lo he visto en las últimas horas, supongo debe estar con los niños.

El hombre de la entrada regresa junto a otro, más alto y fornido, de cabello castaño y barba del mismo color, que a diferencia de los demás, su ropa no está demasiado sucia y desgastada, en el instante que se detiene frente a nosotros, Dereck se arrodilla ante él. El sujeto con barba nos observa a los cinco, se mirada inexpresiva me causa escalofríos.

—¿De dónde salieron? — interroga.

—Los Garvor, los capturaron en la superficie — responde Dereck aún de rodillas, sin levantar la mirada.

—¿De dónde han salido? — esta vez se dirige a nosotros.

¿Cómo respondo esa pregunta? Más bien, yo no sé cómo es que aparecí en este sitio sacado de un mal sueño. Respondo lo primero que pienso, es una buena respuesta.

—Del pueblo de Dédfer — me mira como si mi respuesta no tuviera sentido.

—Majestad, ¿puede decir algo? — cuestiona Dereck. ¿Acaso no acaba de decir algo?

—Adelante.

Dereck alza la mirada, mas aun continua arrodillado, le entrega el libro que me pertenece, el hombre de barba lo abre, observa con atención sus páginas y la cubierta.

—¿Puedes leer su contenido? — indaga, viéndome con su entrecejo fruncido, ante su mirada que me intimida, asiento con la cabeza —. ¿De verdad? — dice incrédulo, suspira profundo, desvía la mirada a una esquina de la habitación, por su postura y expresión, deduzco que debe estar debatiendo qué hacer con nosotros —. Libérala.

Dereck parece sorprendido por la orden de su rey, sin cuestionar, se levanta del suelo, con otro simple chasquido de dedos, mi prisión de piedra desaparece. Antes de que pueda expresar mis dudas, el hombre que está en la entrada, corre hasta quedar cerca del rey y se deja caer de rodillas al suelo.

Yo solo puedo sentir el dolor que debe tener en esa parte del cuerpo.

—¡Majestad, Zeck viene con sus guerreros! — informa nervioso.

—Prepárense para luchar— increpa —. Tú te encargarás de proteger al príncipe Aren — le ordena al sujeto de rodillas, este asiente, se levanta y se apresura a irse —, y tú, no permitas que escapen — mira amenazante a Dereck, a la vez que nos señala a nosotros.

El rey también desaparece de nuestra vista, dejándonos confundidos.

❤🐺❤

Dereck se ha mantenido en silencio, sin apartar su mirada de nosotros, en el segundo que se empiezan a escuchar gritos, me inunda la curiosidad, intento asomarme para averiguar qué ocurre afuera, sin embargo, Dereck me lo impide sepultando mis pies y tobillos bajo el suelo.

—¿Cómo hiciste eso? — inquiero, admirando lo que ha hecho.

Me ignora, el silencio vuelve, pero también se mantiene audible los gritos afuera y eso solo aumenta mi curiosidad y angustia por no ser consciente de lo que sucede.

—¿Qué ocurre? — nuevamente me ignora, no sé por qué pregunté si sabía que lo haría —. ¡No puedes tenerme aquí! El… su majestad el rey, me liberó, así que no puedes obligarme a quedarme.

Él parece encontrar sentido a mis palabras y libera mis pies.

—Tienes suerte que el rey se apiade de usted— espeta.

—¿Solo porque puedo leer el contenido del libro?

Está a punto de responder, cuando el hombre que estaba hace poco, regresa con rostro aterrorizado.

—¡Dereck! — se detiene frente al nombrado. Trata de controlar su respiración—. El… El príncipe escapó.

—¡¿Qué están esperando para ir tras él?! — vocifera.

El hombre junto a otro salen a toda velocidad en busca del príncipe fugitivo. Dereck se frota el rostro con sus manos, indeciso en ir a ayudar o quedarse a seguir custodiando. Finalmente, se va detrás de los hombres en busca del príncipe.

—Ahora sí, escapemos— murmura Max.

—Quiero que lo intentes — dice Alicia.

El vampiro se transforma e intenta destrozar su celda, mas al instante vuelve a construirse antes que Max escape.

—¡Demonios! ¿De qué están hechas estas piedras?

—Eres un anciano, débil — espeta Daniela. Ella también intenta destruir la celda, pero de igual forma, fracasa.

Me asomo a la entrada, quiero descubrir qué problema tienen los sujetos que acaban de irse. Desde la puerta no se puede apreciar lo suficiente, salgo del castillo y corro en dirección donde provienen los gritos.

«Vas a morir, Isa».

No puede ser que yo misma me esté aterrorizado con mis pensamientos, pero descubro que tengo razón. Afuera del castillo parece que hay una guerra, varias personas están atacándose entre sí con arcos y espadas. Estoy por dar media vuelta y regresar al castillo para hallar una solución y escapar de este sitio mientras todos están entretenidos luchando. Sin embargo, mi atención se fija en un joven que está rodeado de tres hombres, el chico tiene una espada para defenderse, pero no estoy segura que pueda contra tres hombres más grandes y fornidos que él.

¿Qué puedo hacer yo? Mis supuestos dones mágicos aparecen cuando quieren, no puedo ayudar a ese chico, nadie más puede hacerlo porque todos están concentrados en su propia pelea y ni siquiera sé quién es el “bueno y el malo” en esta lucha. Si bien, un milagro aparece, la ultima vez que lo vi, fue cuando me aventó al precipicio. 



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En el texto hay: fantasia, romance, licántropo

Editado: 11.06.2021

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