Isabella: La llegada a Dédfer

|Capítulo 31|

Isabella

Esta noche fue complicado dormir, estoy en un lugar que desconozco y ahora desconfío el doble después de lo que ocurrió. Despierto temprano porque debo ir al entrenamiento con el señor Beck y mis compañeros. Me puse la ropa negra con la que nos querían y me fui al jardín. Sin embargo, cuando estábamos los seis reunidos, el señor Beck nos comunica que este día no haríamos nada, que nos preparemos para presenciar una decapitación.

Estoy asustada, en mi vida he visto algo similar. Mis amigos me acompañan desde la distancia, a excepción de Hans y Daniel, ambos se quedaron en el castillo. El señor Beck nos indica que permanezcamos a su lado, callados y firmes. Las habitantes del pueblo se reúnen en un espacio amplio, obligados a presenciar el acto.

Mi corazón se acelera cuando observo que el espacio es ocupado por un escenario, arriba están algunos caballeros. Lo que me provoca escalofrío es que suben a la plataforma a Edith, está temblando y hundida en llanto, sin ningún cuidado la avienta al piso, se aseguran que su cabeza se mantenga en una base. Los gritos de Edith implorando piedad me aterran, tengo ganas de irme y no apreciar esta tortura que le provocan. ¿Qué van a hacer?

Miro de soslayo en la dirección donde están Daniela y Max junto con la multitud que también presencia lo que ocurre, la mayoría parece angustiada ante lo que sucede, puedo ver en los rostros desconocidos su temor, incluso lástima por Edith, el resto no expresan disgusto, es como si no les importara lo que ocurre. Vuelvo a fijar mi atención cerca del escenario. El rey se mantiene en un trono improvisado admirando inexpresivo el espectáculo, lo que llama mi atención es el joven que está sentado a su lado. Es parecido al monarca, desde el sitio donde me mantengo solo puedo admirar su perfil izquierdo; cabello negro, ojos azules y tez blanca. Observo que el joven y el rey comparten algunas palabras, en un momento muy breve que el chico gira su cabeza, me permite apreciar la otra parte de su cara, en su bello rostro logro percibir una pequeña pero notoria cicatriz en su mejilla derecha.

Un caballero llama la atención de todos los presentes cuando su voz se eleva para anunciar la razón por la que estamos aquí y porque tratan de manera tan cruel a la chica.

—¡Esta mujer y hombre serán castigados por ir en contra de la naturaleza!

Miro la dirección que señala, ahí está el mismo chico que lastimaron, ahora se halla en peores condiciones, su rostro está repleto de golpes y rastros de sangre.

—Han deshonrado al reino. No merecen vivir entre nosotros. Su idilio solo traerá calamidad si permitimos que consigan procrear hijos.

Mientras el sujeto sigue emitiendo su discurso, me quedo analizando esas palabras.

«Si tu rey se entera que intentaste escapar con tu amante, van a decapitar y cremar a ambos», recuerdo lo que mencionó Dereck, también recuerdo que Daniela dijo que ella y Hans vieron a Edith y un chico besándose.

«Besarse no es un crimen. La relación entre dos linajes diferentes sí lo es». 

Pero lo están expresando como si fuera lo peor del mundo y quizás en este mundo sí lo sea. ¿Por qué está mal enamorarse de alguien “diferente” a ti? ¿Será tan terrible ese crimen para merecer un suplicio como este? Es evidente que esta no es la primera vez que ocurre, incluso en otros reinos también sucede.

El hombre termina su verborrea, deja de ser el centro de atención, ahora todos fijan su mirada en el verdugo que espera la autorización para proceder. Aunque él sea quien sujeta el arma para acabar con la vida de la joven, me di cuenta que todos tienen su atención en el chico que está al lado del rey, este mantiene su rostro inexpresivo como el monarca, puedo notar que duda al momento de alzar la mano y hacer un seña, acto seguido, el verdugo levanta el arma y justo cuando está por dejarla caer sobre Edith, decido desviar mi atención a otro sitio, me parece menos cruel seguir mirando al chico de la cicatriz.

En el segundo que los gritos desgarradores de Edith se silencian, el joven por breves segundos, aparta la mirada y frunce los labios, de inmediato vuelve su rostro serio y continua admirando el escenario. No me atrevo a voltear a mirar aquella dirección, pero por el nuevo llanto y lamentos de un hombre puedo deducir que esto aún no termina, ahora es el turno del chico.

♡♡♡

Ser testigo de este suceso quedará indeleble en mis recuerdos. Aprovecho la distracción de mis compañeros, del señor Beck y que las personas se dispersan para irse del sitio donde sucedió la atrocidad. Me escabullo entre la multitud y hallo a mis amigos. Los tres seguimos atónitos ante la situación.

—Vamos al lago — balbuceo —, hay que ver a la sirena. Quiero irme de aquí.

Daniela se acerca a mí, me abraza. Max no tarda en imitar la acción de su prima. Me permito disfrutar este momento, libero un suspiro.

—Hay que darnos prisa —dice Max. Nos hace una seña para que lo sigamos al lago.

Permanecemos unidos siendo guiados por el vampiro por un largo trayecto donde vemos a las personas trabajar y caminar como si aquel desagradable suceso no hubiera pasado. Tras un largo camino nos alejamos del último puesto donde una anciana vende sus alimentos, más allá nos ocultamos entre los árboles. Nos detenemos cuando Max lo hace y vemos al frente el lago que es bastante amplio. Está demasiado alejado del castillo, no quiero imaginar lo que tardaremos en regresar.

Me aproximo a la orilla del lago. ¿Ahora qué hago? ¿Llamo a la sirena o ella sabrá que estoy aquí? No hay ningún ruido alrededor, ni siquiera el sonido del viento o algún movimiento de ondas en el agua. Todo está en un profundo silencio. ¿En serio hay alguna sirena aquí?

—Cuando estuve con Dani y Hans no vi ninguna sirena —comenta Max, luego de ver que permanezco inmóvil —. Tal vez si la llamas o le pides que se deje ver, lo haga…



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En el texto hay: fantasia, romance, licántropo

Editado: 11.06.2021

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