|Capítulo 37|

Isabella

El compromiso del príncipe no se canceló, a pesar de su negación a comprometerse con aquella desconocida doncella, los planes de un futuro matrimonio seguía planeado. Según lo que comentó Dorian, el príncipe Azariel estaba poniéndole condiciones a su padre para aceptar casarse y estas se trataban de invitar al evento a algunos monarcas de otros reinos.

—O sea que el príncipe quiere que otras familias reales se presenten — musito.

—Así parece — asiente Aiden —. Estoy seguro que su padre no accederá a sus condiciones, después de todo, los soberanos no se llevan bien.

—¿Por qué?

—Han estado en desacuerdo desde que empezó este conflicto.

—¡Cállense, por favor! — suplica Nick, acto seguido, recuesta su cabeza en la madera de la mesa —. Vine a la biblioteca porque se supone que aquí hay silencio.

—¡Silencio! — masculla Hans desde otra mesa, vuelve a concentrarse en su lectura —. Este libro está muy aburrido, tiene demasiados dibujos, no puedo concentrarme si escucho cuchicheos.

Daniel está en la misma mesa que Hans, se acerca al niño y echa un vistazo a la página que está leyendo.

—¿Cambiamos? — pregunta Daniel —. El que yo tengo no tiene ningún dibujo, además, está escrito en otro idioma. No entiendo ni el titulo, pensé que lo pusieron así para hacer que se admirara mejor, pero me equivoqué.

Hans observa el libro que le ofrecen, de inmediato, acepta e intercambian.

—¿Es un cuento? — cuestiona Daniel.

—No hay devoluciones ni reclamos — musita Hans.

Daniel no parece importarle, vuelve su atención al libro de cuentos. Vuelvo a mirar a Nick, se ha quedado dormido sobre la mesa, al lado del moreno se mantiene Dorian, al apreciar que su amigo empieza a roncar decide levantarse y venir a la mesa donde estamos Aiden y yo.

—¿Qué tanto hicieron ayer? — interroga Aiden.

—Nick estuvo divirtiéndose, yo solo fui de chaperón — responde Dorian —. Nunca vuelvo a ir al pueblo con él.

—Es por eso que prefiero quedarme aquí a descansar.

Ayer preferí quedarme en el castillo, incluso mis amigos no quisieron ir al pueblo.

—Y tu información está mal, Aiden — dice Dorian —. El rey sí accedió a las condiciones del príncipe.

El rubio voltea a mirar a su compañero, asombrado.

—Aunque cediera a cumplirlas, nada asegura que los otros monarcas acepten la invitación al compromiso.

—Si las rechazan ese no es problema del rey, el príncipe debe cumplir su palabra y comprometerse, de hecho fue él mismo quien escribió personalmente las invitaciones — informa Dorian.

—¿A quiénes invitó? — indaga Aiden.

Dorian mueve la cabeza, negando.

—Eso es información confidencial.

—¡Por favor! — resopla el rubio —. ¡Acabas de revelar la mitad de la información, no intentes ser discreto ahora!

—El señor Beck me comparte esa información porque confía en que seré discreto.

—Pues de discreto no tienes ni una pizca.

Dorian desvía la mirada, finge estar ofendido.

♡♡♡

Los siguientes días, el señor Beck no dio ninguna orden para reunirnos a algún entrenamiento. Dorian solo mencionó que estaba muy ocupado con el asunto del compromiso del príncipe. Pronto se divulgó una fecha fija de cuando se llevaría a cabo dicho evento, supuse que después de la celebración continuarían los entrenamientos.

—Jamás pensé en decir algo similar, pero extraño al señor Beck, él hacia mis días entretenidos y peligrosos — comenta Nick, nostálgico.

Dorian voltea a mirar al moreno, desconcertado.

—Solo se ha ausentado seis días, además, siempre te reñía.

Una vez más hemos venido al jardín con la idea de ver al instructor, si bien, Dorian ha informado que hoy tampoco se presentará. Debido a que no hay entrenamiento, voy a retirarme, sin embargo, un carruaje que se aproxima llama mi atención, incluso mis compañeros silencian su charla para admirar la misma dirección. Siento que alguien sujeta mi brazo.

—¡Observa esto, Isabella! — exclama Aiden, asombrado —. ¡Este es un momento histórico!

Voy a preguntar el motivo. Si bien, el carruaje se detiene cerca de la entrada del castillo, ahora puedo verlo detalladamente, está decorado por varias piedras preciosas. El cochero se baja del transporte, se dirige a la puerta y la abre, del carruaje sale un hombre mayor que al instante, me parece familiar.

—¿Quién es él?— mascullo, preguntándole a Aiden.

—Es el rey Izan, del reino de piedra.

Asiento como si lo reconociera. No tengo idea de quién es. Después del rey, dos jóvenes salen del carruaje. Escucho un chillido que emite Aiden. Estoy por preguntarle al rubio por esos dos, lo que impide mi intención es cuando una última persona sale, a ese sí lo reconozco.

—¿Dereck? ¿Qué hace él aquí? — inquiero, absorta.

De inmediato, reconozco al hombre mayor que salió primero, es el rey, y uno de los jóvenes es el príncipe, la otra persona fue una chica, a mi perspectiva se ve mayor que el príncipe, a ella definitivamente no la conozco.

—Deben de estar aquí para el compromiso del príncipe Azariel — opina Aiden.

—Están aquí para el compromiso del príncipe Azariel — afirma Dorian.

En un instante, Dereck voltea a mirar en la dirección donde estamos. Me pongo nerviosa, prefiero evitar su mirada y fingir que estoy conversando con mis compañeros. ¿También me reconoció? No quise mirar donde estaban, me parece mejor ver el rostro de Aiden como si estuviera viendo desde la distancia a unas celebridades. ¿Por qué le emociona tanto?

—Espero que este evento no terminé en una guerra — dice Zander, acto seguido, se retira hacia el palacio. Astrid pretende ir detrás de él, al final opta por quedarse.

—¿Quiénes más vendrán? — pregunta mi compañera a Dorian, este se encoge de hombros en respuesta —. ¡No finjas que no sabes!

Seguimos observando "disimuladamente" a los visitantes. No tarda mucho en salir del palacio el príncipe Azariel a saludar y recibir a los invitados. Comparten algunas palabras que no consigo oír desde donde estoy, pero supongo que debe estar dándole la bienvenida.