—Cuanto tiempo piensas estar pegada en ese teléfono— entra mi mejor amiga cansada a la sala de cocina.
—Ya casi lo termino, solo un rato
más— le respondo suplicando con la mirada para que no me regañe.
—Oye sabes que estamos en medio del trabajo ¿verdad?— dice mientras se prepara un poco de café.
—Si lose, pero ya estoy a punto de terminar todas las rutas— le respondo mientras me toco un poco la espalda por el dolor.
—¿Cómo se llama? siempre estás tan entretenida con eso— pregunta curiosa.
—Es un juego otome— le respondo con una gran sonrisa.
—¿Y que rayos es eso?—
—Es un videojuego— le respondo obvia.
—No ¿enserio?— me pregunta asombrada.
—Si lo es mira— le enseñó mi teléfono celular, ella me mira seria y me da una palmada en la cabeza.
—Liliana era sarcasmo— dice riendo.
—Lo siento— le respondo sobando mi cabeza.
—¿De que se trata el juego?—
—Bueno no es nada difícil, tu eres la protagonista del juego que es una historia de romance, existen diferentes finales con diferentes chicos tu escoges uno y depende de las respuestas que des te toca una final—
—Oh vaya eso es tan divertido— ella finge estornudar mientras susurra sarcasmo y yo volteo los ojos.
—Es un juego muy popular entre las chicas—
—No lo entiendo escoges un chico y después hay un final eso es muy
aburrido—
—No lo es, tiene una historia entretenida y tiene villanos también para derrotar— ella explota de la risa y me da pequeñas palmadas en la espalda.
—¿Cuántos años crees que tienen?—
—Solo tengo 27 años— le respondo enojada.
—Exactamente, liliana deja de pensar en historias románticas y concentrate en la vida real— me dice preocupada.
—Pues a mi me gustan las historias románticas— le respondo orgullosa.
—Y a mi me gustaría que regresarán al trabajo las dos— Teresa y yo dirigimos nuestras vistas a la puerta de la cocina para encontrar a la jefa con su ceño fruncido.
Teresa se mueve rápidamente y sale de la sala ¡traidora! me dejo sola de nuevo.
Guardo mi teléfono con cuidado y ella se acerca a paso lento mientras me pongo nerviosa.
—Espero que tengas todo el trabajo listo para la presentación de mañana no querrías quedar mal con el director— por que yo si es su trabajo maldita vieja.
—Claro tendré todo listo para
mañana— maldición algún día le pondré veneno en su comida.
—Bien entonces regresa al trabajo mientras estoy de buen humor— y usted desde cuando está de buen humor.
Salgo lo más rápido de ahí para continuar con mi trabajo, cuando por fin es la hora de salida me estiró para relajar mi cuerpo por todo el trabajo.
—¿Quieres ir a beber algo?— me pregunta Teresa que se ve más cansada que hace un rato.
—Por favor vamos—
Cuando llegamos al bar Teresa pide dos cervezas y carne para cenar, dios ahora estoy babeando tengo demasiada hambre.
Esa bruja me quito mi tiempo de comida solo porque me vio jugando en teléfono.
Saco mi teléfono emocionada para por fin terminar la última ruta que me faltaba.
—Oye yo aquí pasando tiempo de amigas y me abandonas otra vez por ese tonto juego—
—No es un tonto juego y solo me falta el final y después platicamos, por favor— le digo poniendo una cara de suplica.
—Bien— dice mientras resopla y saca su teléfono también.
Después de un buen rato llega la comida y yo por fin termino el juego con una gran felicidad.
—Sabía que tendría un final feliz, sabes me case con el emperador y ahora soy la emperatriz—
—¡Oh eso es genial y ahora que
harás!— me dice asombrada.
—Pues ya se acabó— le respondo con una sonrisa, ella levanta la ceja y me mira fijamente —¿qué?—.
—Amiga enserio necesitas salir más que estar metida en esos juegos de historias que son falsas—
—Pues disculpa, pero te juro que dejaré de jugar, este era mi último juego— ella me mira seria —enserio ese era mi último juego ahora en adelante me voy concentrar solo en el trabajo—
—Vaya eso no era lo que esperaba, pero espero que sea verdad, bien entonces brindemos porque aquí mi mejor amiga a dejado de ser una pequeña niña y decidió convertirse en mujer—
Las dos soltamos en carcajadas y comenzamos a cenar y platicar cosas del pasado.
Al terminar de pagar la cena y las cervezas que como siempre es la mejor después de un duro día de trabajo salimos del bar.
—Dios creo que bebí demasiado— dice Teresa mientras se toca el estómago.
—Por favor eso no fue nada— le respondo mostrando que estoy perfectamente bien.
—Dejame yo soy delicada— dice mientras por fin camina con normalidad.
—Que tal una carrera hasta el departamento— le respondo mientras muevo mis cejas de arriba hacia abajo.