Isla del Encanto

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–¡Usted está loco! Ni siquiera se con quién estoy tratando –el grito de Natalie hubiese sido acompañado por un intento de saltar de la cama y golpear al hombre con puños y patadas, de no haber sido por la cadena que le sujetaba el tobillo derecho.

–Es tu única salida, y la de tu compañera –dijo el hombre volteando a mirar a Michelle–, si aceptas, ella podrá irse de esta isla… Mañana mismo podría estar en Miami.

–No me voy a ir sin ella –dijo Michelle sin moverse de su posición.

–Si no aceptas –dijo el hombre enmascarado dirigiéndose a Natalie–, las dos pasarán aquí una buena temporada…, hasta que decidas cambiar de opinión.

–¿Eso significa que yo estoy obligada a quedarme en este sitio para siempre?

–Natalie, esta isla es lo más próximo que existe a lo que los libros sagrados llaman <<el paraíso terrenal>>, lógicamente si tienes unas buenas condiciones de vida, las cuales yo estoy en capacidad de proveer.

–¿Y qué tiene que ver Sebastián en todo esto? ¿Por qué le está ayudando? –Natalie notó la expresión de sorpresa en el rostro de la bella Michelle.

–¿Te gusta mucho ese muchacho? –fue la pregunta que obtuvo como respuesta por parte del enmascarado.

–Me gustaba, pero no puedo seguir queriendo a alguien que me hizo perder el sentido para traerme aquí –Natalie estaba aprovechando para poner a Michelle al tanto de lo que había sucedido con el apuesto joven que a las dos había conquistado.

–Bueno, al menos tu corazón ya se está alejando de él, creo que de esa manera te quedará más fácil llegar a aceptar mí propuesta…

–Señor –interrumpió Michelle–, estoy muy cansada, ¿me puedo sentar?, ¿así sea en el piso?

El agotamiento era más que evidente en el rostro de la muchacha de los ojos azules.

–Michelle, lo que estás viviendo, es solo una pequeña muestra de lo que sería la existencia de las dos en este lugar en caso de que tu amiga no acepte mis condiciones.

–¿Cómo quiere que yo llegue a ser su… compañera, o lo que sea, y que lo llegue a querer, si nos está chantajeando de esa manera?

–Daría lo que fuera por podértelo explicar más a fondo, pero por ahora no es mucho más lo que les puedo decir.

–Entonces al menos dele algo de comida, y deje que se siente –dijo Natalie de manera altanera–. Además no entiendo por qué me ha escogido a mí y no a ella…

–Eso te lo puedo decir… Para romper el hechizo, debo tener de compañera a una linda muchacha de ojos verdes, iguales a los míos… Michelle es preciosa, pero sus ojos son azules, al igual que los de Nicole…

–¿Y también tiene a Nicole aquí a la fuerza? –preguntó Natalie.

–Esta isla salvó a Nicole de morir ahogada, y desde entonces ha sido una buena compañía.

–¿Eso quiere decir que Nicole podría ser la niña que hace un año cayó por la borda del velero en que iba Sebastián?

–Eres muy inteligente Natalie… Y de ti también depende que la pequeña rubia regrese a la civilización.

–Creo que empiezo a entender… –dijo Natalie con la mirada perdida–, ¿pero quién fue la persona que lo hechizó?, ¿por qué no se quita esa máscara y nos muestra su rostro?

–Eso no te lo puedo revelar ahora, solo hasta que te hayas convertido en mi mujer. Solo te digo que si tú aceptas, en pocas horas tu amiga Michelle, Sebastián y Nicole, podrán estar de regreso en sus casas.

–Tres vidas por una… Y si no acepto, supongo que todos estaremos condenados a seguir aquí amarrados a una cama o a un tubo…

–No todos, Sebastián podría regresar a la civilización e intentar traerme otra niña hermosa de ojos verdes que sí esté dispuesta a ser mía, y sé que tu amiguito no se rendirá hasta que lo logre.

–¿Quiere decir que Sebastián sabía de todo esto desde el principio?, ¿desde antes de que zarpáramos de Key Largo? –preguntó una sorprendida Michelle.

–No se imaginan lo que su amigo Sebastián siente por Nicole, sé que es capaz de hacer lo que sea con tal de rescatarla.




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