Ara
De pronto me di cuenta de que mi pecho ardía abrasadora y, dolorosamente. Yo ¡No estaba respirando! Comencé a hacerlo de manera súbita, pues ya no soportaba más.
¿Por qué? ¿Por qué estaba manteniendo la respiración? ¿Qué me pasó? ¿Cómo? ¿Dónde? ¿Qué hago aquí?
Observé que me encontraba sentada, apretando muy fuerte el hombro ensangrentado de Ale. ¡¿Ensangrentado?!
La inspeccioné rápidamente, observando que tenía varios moretones en su cuerpo, un profundo corte en la parte que llevaba la venda y la sangre que emanaba de su cabeza, manchaba la mitad de su rostro.
La rabia, el odio y la sed de venganza que antes sentía, habían desaparecido. Ahora solo quedaban las ganas de llorar y de lamentarse por lo que había hecho.
—Ale ¿Qué hice?
Mi voz se entre cortó y las lágrimas no se hicieron esperar. Seguía muy aterrada por todo lo que pasó. No entendía nada.
Ella dio un enorme suspiro de profundo alivio, mientras que apoyaba mi cabeza sobre su hombro; soltando mi llanto contenido, y abrazando a Ale muy fuerte. Sé que estaba enojada con ella, pero no era para llegar a ese extremo.
—Perdóname, perdóname.
Era lo único que salía de mi boca una y otra vez. En eso, Lucy llegó frotándose los ojo, ya que al parecer acaba de despertarse o algo así.
—¿Por qué tanto alboroto? —cuestionó antes de que la situación, la cual la dejó muy impactada —. ¡Ale! ¡Ara! ¿Qué sucedió? ¿Se encuentran bien?
Esperé a que mi hermana respondiera, pero en lugar de eso; cayó inconsciente sobre mí.
—¡Ale! —gritó Lucy corriendo hacia nosotros.
—Ayúdame a llevarla al laboratorio —supliqué entre lágrimas.
Mientras tomaba a Ale por la parte de arriba, Lucy tomó sus piernas; trasladándola de inmediato a mi lugar de cirugías. Espero que ese golpe en la cabeza que le di no sea tan grave. ¡De verdad cuanto lo siento Ale!
Lucy
Dos horas han pasado desde que Ale perdió la conciencia, tras un duro golpe que Ara le atinó en la cabeza; contándome lo que le pasó.
Me da miedo de tan solo pensarlo, ya que a mí me ocurrió algo parecido cuando estaba ‘durmiendo’; con la diferencia de que yo no mantenía la respiración, sino que sentía ganas de matarme y después asesinar a mis hermanas.
Por eso creo que me hice esas heridas, que más tarde fueron sanadas por Ara. Estaba temblando sin saber si era por el frío o de miedo, pero creo que por ambas.
Desde que trasladamos a Ale del laboratorio hasta su cuarto, no nos hemos separado de ella; velando por su bienestar. Espero que se recupere pronto.
—Tengo miedo Lucy.
Confesó Ara de repente, sin dejar de mirar a nuestra hermana; al otro lado de la cama.
—Ambas hemos querido atacarnos entre sí, por una razón que está fuera de las bases de la ciencia. No entiendo que nos pasó, no entiendo. Solo deseaba acabar con todos.
Al escuchar lo que me acababa de decir Ara, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo; notándolo Ara.
—Lo siento Lucy, no quería asustarte.
Negué con la cabeza.
—No tienes porqué, Ara. No lo hiciste por tu propia voluntad. Sé cómo te sientes, así me sentí hace unas horas.
—Gracias por comprenderme.
Sonrió de lado, correspondiendo al gesto. En ese momento vemos que Ale apretó los ojos, estando a punto de despertar. Al darnos cuenta de esto, nos levantamos de golpe; viéndolo por encima de su cara.
En cuanto despertó, no pude evitar abrazarlo, preguntando —¿Qué pasó? —, pero eso hizo que se quejara de dolor; separándome Ara de ella con amabilidad.
—Qué bueno que finalmente hayas despertado —comentó Ara —. Nos tenías muy preocupada.
Ale se tocó la cabeza sintiendo la venda que la rodeaba. Se vio los diversos moretones de su cuerpo y al fin pareció recordar que sucedió.
—Ara —la nombró con voz apagada —. Entiendo que me odies por no haber sido yo quien se haya perdido en vez de Caro, pero no tenías que reaccionar de esa forma. Lamentablemente fui yo quien se quedó con ustedes.
—Espera, Ale —añadió Ara cabizbaja —. Te explicaré lo que pasó. Fue algo parecido a lo que le sucedió a Lucy, cuando quiso atacarnos.
—¡Maldita sea! ¿Me puedes explicar por qué no respirabas? ¡Me tenías muy preocupada! —exclamó molesta.
—Déjame contarte desde el principio.
Ara explicó de nuevo los hechos durante un buen rato. Ale escuchaba muy atenta y solo interrumpía para hacer preguntas.
La historia de terror terminó, y mi hermana mayor se quedó pensativa por varios minutos, hasta que finalmente habló.
—Entonces ¿Cuándo apagabas la luz se volvían a escuchar las voces? —Ara asintió.
—Mmm. Hoy Lucy durmió con la luz encendida y no le pasó nada.
Comentó pensativa. Pero ¿Cómo supieron eso?
—Yo no dormí con la luz encendida —agregué sonrojada, pero al parecer no convencí a nadie; ni siquiera a mí.
—¿Qué significa eso Ara? —cuestionó Ale ignorando mi comentario.
—Bueno. Creo que, al encontrarnos en completa oscuridad, hace que una fuerza desconocida aproveche la oportunidad para controlar nuestras mentes; obligándonos a lastimarnos, actuando cegados por la venganza, para satisfacer nuestra irá con ciertos sucesos o personas.
Se quedó mirando a Ale muy débil por unos momentos. Al fin hubo silencio. Eso significa que, al sentir desesperación por detener la discusión en mi sueño, provocó que aquella ‘fuerza’ me controlará.
—¿Y por qué a mí no me ha pasado algo similar que a ustedes? —intrigó Ale, haciendo que el silencio incómodo se fuera.
—No sabría que contestarte —contestó Ara —. Tal vez sea porque después de todo, seas la única que no salió afectada tras la discusión que tuvimos contra Caro.
Eso nos dejó a todas en silencio por otro rato, pero en esta ocasión solo fue incómodo para Ale.
—¿Realmente crees que no me afectó?
La oí preguntar en un inaudible susurro, llevándose la mano a la cara.
—Ara, Lucy, entiendo que estén enfadadas conmigo por como traté a Caro —suspiró —. Lamento mucho si las involucré en eso. No era mi intención que las cosas terminarán así. También sé que no hay forma de remediar lo que hicimos, mejor dicho, lo que hice.