"Los rumores sobre mi muerte han sido exagerados"
Mark Twain
"Bob Gray", "Pennywise", "el payaso bailarín", "el leproso", "Eso", ... todos aquellos nombres habían sido suyos pero ahora le sonaban ajenos. Como quién ve una fotografía vieja y piensa "ese no soy yo... y sí así fuera, ahora no me parezco en nada a esa imagen pasada". Sí, era eso lo que sentía. Un especialista en "esas cosas de la mente" habría diagnosticado un fuerte desorden de personalidad o quizá un más que leve desprendimiento de la realidad. Pero lo cierto es que Pennywise no era una persona normal, ni siquiera podría llegar a tener el status de persona. Ya se lo había dicho a esos mocosos: "¡Yo soy eterno, niños!" Sí, claro que sí, incluso más que Alfa y Omega.
Se removió incómodo en la alcantarilla. Aún adolorido, y con cierto pesar se dijo: "Creí poder ganarle a esos vejestorios, pero incluso con su traje de adultos siguen siendo los niños de aquel entonces".Había sido un alivio huir justo antes de ser destruido, para poder crear en ellos (en sus mentes) la ilusión de que habían triunfado. "¿Acaso las ilusiones no son como telarañas?" pensó. Y un leve estremecimiento recorrió su ser, sacudiendo todo a su alrededor.
Pero del regocijo pasó a la indiferencia, a la nada pasiva e inquietante que lo dominara momentos atrás. Y luego sobrevino la ira, un odio tan abismal como su esencia, hondo y repleto de terrores. Año tras ño, su único pasatiempo había sido retorcerse en su inmundicia. Y murmurar como un perro rabioso cada uno de los nombres de los perdedores.
Bill...
Ben...
Beverly...
Richie...
Mike...
Stan y Eddie estaban en un lugar dónde no podría tocarlos aunque lo intentara, protegidos por una fuerza similar, e incluso más poderosa que la suya. Pero los demás, oh chico, los demás vivían en la tierra, con vidas normales, y con el convencimiento de que ESO estaba muerto. Convencerse. Nada más parecido a mentirse. Casi como "autoengañarse". Ese pensamiento, y el sabor de sus jugos cicatrizando, le daban fuerzas para seguir esperando. Eso, y el incesante mantra que seguiría repitiéndose hasta salir a la tierra como un titán.
Bill...
Ben...
Beverly...
Richie...
Mike...
¿Quién sería el primero?
Eso, la ancestral criatura, sonrió para sus adentros y escogió uno de los nombres como quién tacha la leche de la lista del supermercado y se dijo: "espero que tus chistes hayan mejorado, bocazas".
Y se estremeció.
Al fin la hora había llegado.
"No saben lo que les espera"-se dijo-"no tienen ni idea".
Continúa en... "Richie (se) estrella"
Editado: 24.05.2019