Kim Taehyung
No podía quitar la mirada de la de la revista que mi hermano Namjoon me había dejado sobre el escritorio. En la portada se veía una modelo posando bajo un remolino de pétalos de rosas bajo el cielo de Manhattan, en la otra punta del mundo a miles de kilómetros de aquel continente asiático.
La modelo Yoon Min Ki, tenía el cabello rizado y perfectamente acomodado en color y forma y una cara muy interesante. Sus ojos parecían los de un gato, eran de color azul y desafiaba al lector.
Mi primo Seok Jin se dio cuenta de la preocupación que reflejaba en mi rostro y decidió seguir con su trabajo, pense que yo debería estar haciendo lo mismo, como futuro CEO de las compañías que mi padre y antecesores habían forjado, pero se sentía transpuesto por aquella fotografía.
Mi primo se paro enfrente de mi y me dejó un montón de documentos para firmar.
-Es una mujer muy guapa, ¿Quién es? –
-La que algún día será mi esposa –
Jin se quedo muy sorprendido, estaba claro que se preguntaba como yo un aventurero empedernido, uno de los solteros más codiciados de Corea, decidía tener de pronto una prometida que era una modelo y que además vivía al otro lado del mundo.
-¿Tae? –
-Es muy largo de contar Jin, pero te lo contaré algún día – conteste suspirando.
Jin salió y me dispuse a firmar los documentos, pero mi mano se paralizó al recordar un soleado día de verano de hacia catorce años.
*****
Flash back
El profesor y antropólogo Yoon Jae Suk era muy amigo de mi padre y al reencontrarse por casualidad vivieron por dos años con nosotros ya que el era un viajero apasionado de su profesión, él y sus dos hijas Min Ki y Suni.
En ese tiempo de su estadía planearon unas vacaciones todos juntos y así llegamos a una isla llamada Carramer que era muy llamativa por sus costumbres y tradiciones el profesor Yoon quedó maravillado por sus antiguas ceremonias sobre todo en la que los hijos mayores de dos familias que estuvieran totalmente de acuerdo quedarán prometidos para afianzar y fortalecer lazos.
Al profesor siempre le habían interesado todo lo relacionado a culturas y esa cosas por eso no me sorprendí cuando mi padre accedió a la petición de su amigo de representar unos desposorios entre una de sus hijas y uno de los herederos. Lo que sí me pilló por sorpresa fue que me eligieran a mi.
-¿No tendría que ser Nam? El es el mayor. Yo solo tengo diez años – le dije a mi padre cuando este me contó las intenciones del profesor.
-Él tiene que estudiar para unos exámenes muy importantes. Sus estudios son lo primero. Además creí que te gustaba Min Ki.
-Me gusta mas Suni. Es divertida y le agradan las mismas cosa que a mi, pero no me quiero casar con ninguna de las dos. Son niñas.
-Normalmente uno se casa con una mujer – se rio mi padre – Ya está decidido. Se celebrará la ceremonia. – añadió serio.
Yo sabía que cuando mi padre empleaba aquel tono autoritario característico de él, era mejor no discutir.
-No es de verdad ¿no? No estaré casado de verdad con Min Ki ¿no? –
-Por supuesto que no, unos desposorios no son lo mismo que una boda –
Lo que no me contó fue que los desposorios implicaban la promesa de una boda y yo era demasiado joven para preguntar nada más.
Durante los días siguientes me dedique a aprenderme el ritual y lo que tenía que decir.
Cuando se llegó el momento me encontré vestido con unos ridículos pantalones apretados, un chaleco de cuero y una capa de plumas mayat sobre los hombros.
Cuando salí hacia el altar que habían preparado mirando el océano, me sentí inseguro, y ver a una Min Ki de nueve años esperándome no me sirvió para tranquilizarme. Ella llevaba una túnica blanca y una guirnalda de flores silvestres sobre su cabeza.
A pesar de lo que me había dicho mi padre, a mi me pareció exactamente igual que una novia. Cuando ella me vio hizo un gesto y su padre la reprendió.
Mi mirada se posó en Suni, su hermana gemela que estaba a un lado, me di cuenta de que parecía tan infeliz como yo, como si no quisiera estar allí.
Eran tan iguales que no me explicaba porque prefería a Suni. A ella le gustaban los animales, las flores del campo, le encantaba ir a la playa a juntar conchas, a diferencia de su hermana, a Suni no le importaba que se le metiera la arena en los zapatos.
Entendía porque habían elegido a Min Ki para ala ceremonia, era la mayor aunque fuera por unos minutos. Con Suni hubiera sido más divertido y podríamos haber reído a carcajadas con el tema cunado lo hubiéramos comentado los dos solos, en una de nuestras conversaciones a corazón abierto que solíamos tener. Min Ki estaba tan seria que me dieron ganas de recordale que no era de verdad.
Se comportaba como si fuera el evento más solemne del mundo, como mi padre y el profesor Yoon.
Años más tarde me enteré que lo había sido.
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Volví al presente y reviví la conversación que había tenido con Nam momentos antes. Nos habíamos enterado que la ceremonia del desposorio conllevaba un compromiso y que seguramente mi padre también lo sabia, por lo cual esperaba que yo su hijo sentara cabeza.
~Falsas esperanzas ~pensé. La fama de aventurero que tenía no era del todo falsa, me la había ganado, pero los medios de comunicación tambien la habían exagerado. Tal y como me había indicado Nam, adoptar al bebé de una de mis supuestas novias no había sido una acción muy discreta, pero a mi me daba igual lo que dijera y pensara la gente, queria demasiado al pequeño. Mi vida privada no hacía que desatendiera mis responsabilidades en la compañía.
-No he dicho que lo hayas echo o lo estés haciendo - replicó Nam, - Pero si vas a hacerte cargo de un niño deberías darle una familia estable, no te estoy diciendo que te cases, claro que no, por experiencia te digo que el matrimonio por obligación puede ser un infierno, pero antes de morir, Ha neul me dio un hijo estupendo así que no puedo decir que nuestro matrimonio fuera un error. Ahora tengo a Sook y al niño y quiero que tu experimentes esa felicidad -
Editado: 06.06.2021