Suni
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Cuando vi la limusina que me esperaba en el aeropuerto y los coches de los guardaespaldas, pensé que ya no había marcha atrás
Me sentí muy nerviosa por lo que estaba a punto de hacer. Muerta de miedo pensé que sería imposible convencer a Taehyung que yo era Min Ki.
Cuando mi hermana recibió la carta de Namjoon, para que regresará a Corea para casarse con su hermano como habían acordado nuestros padres cuando éramos niños. Min Ki me rogó para que fuera yo quien regresara, y lo peor era que no sabía si podría hacerlo.
Min Ki estaba a punto de casarse con el hombre que quería y amaba, aparte de ser un heredero de una de las mayores fortunas de California,su futura suegra ya se quejaba de que ella dedicaba demasiado tiempo a su trabajo, y si se enteraba que ya estaba prometida desde niña seria el fin de todo.
Yo seguía pensando que todo era culpa de mi padre, había ido demadiado lejos, todos habiamos creído que era una especie de obra de teatro inofensiva, pero había sido una ceremonia de desposorios basada en antiguas tradiciones de los nativos de aquella isla de carramer, y como resultado Min Ki estaba legalmente prometida a uno de los nuevos CEOS más importantes de Seúl y quizás de todo Corea, al que no veía desde que él tenía diez años y ella nueve.
-Supongo que ya no estoy en Estados Unidos - murmure para mi misma, mientras un guardaespaldas me acompañaba al vehículo. En realidad estaba muy lejos de EU.
Un funcionario del aeropuerto se me habia acercado al bajar del avión y había mirado mi pasaporte, aunque lo hubiera visto muy detenidamente no habría dudado lo mas mínimo, ya que físicamente Min Ki y yo éramos exactamente iguales.
Min Ki había empleado conmigo sus conocimientos del mundo de las modelos, me había enseñado a resaltar los ojos con una máscara que hacía que mis pestañas parecieran más largas. Me había rizado el pelo, que llevaba a la altura de los hombros para que fuera exactamente igual que la melena que caracterizaba a mi hermana, yo estaba acostumbrada a llevarlo en una coleta y sentía el impulso continuo de retirarme los mechones de la cara.
La ropa sport que solía llevar fue reemplazada por un pantalón de lino color berenjena, una blusa blanca de seda y un pañuelo de hermes color crema y dorado y arracadas grandes de oro. La maletas venían llenas de ropa de Min Ki, incluido un bikini dorado, yo había protestado porque prefería mi traje de baño "más normalito".
-Taehyung no tiene ni idea de que te pones para nadar - le había dicho a mi hermana, tan solo de pensar que él podía verme en bikini me ponía más nerviosa.
-Estamos hablando sobre la imagen - me respondió volviendo a meter el bikini en la maleta, - Pará resultar convincente, tienes que ser como yo las veinticuatro horas del día. -
-Eso explica la ropa de cama de encaje - dije algo sonrojada. Ella había aprovechado mi ensimismamiento para quitar mis camisetas de dormir para reemplazarlas por la ropa de ella.
Yo pensaba que Tae nunca me veria con aquella ropa de cama. - ¿Cuando dejamos de vestirnos iguales? - pregunté, no había sido una decisión consiente, si no algo que había sucedido siendo adolescentes siendo el resultado de nuestros caracteres diferentes.
-Cuando yo descubrí a los hombres ricos y me enamore de uno de ellos - respondió mi gemela medio en broma medio en serio. Siendo adolescente prometio casarse con un hombre de mucho dinero para no llevar una vida tan insegura como habíamos llevado con nuestro padre, lo que ella no sabía era que ya tenía asegurado a ese hombre y se enamoro de otro,por decir algo en su defensa ella no lo sabía, es más ya se había olvidado de todo aquel suceso.
Y ahora lo único que tenía que hacer para complacer a su próximo marido era estar siempre guapa y amarlo.
Yo había preferido hacerme un hueco propio en el mundo. Mi padre había utilizado el dinero que heredó para viajar y conocer otras culturas, estudiando sus tradiciones para un futuro, aunque no compartía ese gusto con él, si compartía la idea de que había que esforzarse para conseguir lo que uno quería. Todo lo que merecía la pena tenía un precio.
Él precio que yo debía pagar por este engaño, me quedó muy claro cuando llegué a la limusina. Un chófer esperaba y me abrió la puerta. Taehyung salió del asiento trasero.
-Bienvenida a Seúl Min Ki - me dijo tendiendome su mano. Cuando nuestras manos rozaron, sentí un escalofrío, la fotografía que había enviado Namjoon le hacía justicia. Aquel niño con el que solía jugar se había convertido en un hombre hecho y derecho. Tenía un toque travieso en sus ojos tan intensos como expresivos, el pelo castaño con un mechón que le caía sobre su frente, y sus labios adornados por un lunar en la parte inferior de su boca, un gran detalle que adorna su anatomía,sobre todo cuando resalta con aquella sonrisa única que lo caracteriza y lo hace único.
Media al rededor de un metro ochenta y tenía un cuerpo musculoso, llevaba un traje impecable y una camisa blanca, sin corbata lo que hacía denotar un poco su rebeldía.
Senti enrojecer pero me obligue a miralo a la cara. Tenía los rasgos de toda la dinastía Kim, además de una mandíbula prominente que me recordó que de niño era muy terco y testarudo. No parecía haber cambiado en ese aspecto.
-Hola Taehyung. Cuanto tiempo - respondí haciendo un gran esfuerzo.
-Demasiado - dijo poniéndome las manos sobre los hombros y dándome un beso en la mejilla. No había sido un beso romántico en el estricto sentido de la palabra, pero me sentí mareada y no era por el calor. Tuve que esforzarme para mantener la cordura y no echarle los brazos al cuello.
Cuando nos volvimos a mirar, vi que el también parecía mareado, como si el beso le hubiera afectado demasiado. Por un momento temí que el se hubiera dado cuenta de todo,pero desterre ese pensamiento. Seguramente sólo sería la sorpresa de encontrarse con que la niña que el recordaba se había convertido en una mujer.
Editado: 06.06.2021