It's Definitely You ~kim Taehyung~

Décimo

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Sacudí esas ideas de mi cabeza, por ahora ya no quería pensar en mis sentimientos.

Pero por alguna razón verlo tan tranquilo y demostrando que no le afectaba ni un poco está conversación, me descolocaba y me hacía querer abofetearlo.

- ¿Es eso lo que le vas a enseñar a Seung cuando crezca?- pregunté con ironía.

- Seung aprenderá que el ser parte de esta familia tiene su precio. - respondió con una sonrisa.

Dios! Es que acaso este hombre tiene una respuesta para todo, así sea el tema más vanal.

- Un precio que también tú tienes que pagar casándote por interés y no por amor. - le dije sosteniéndole la mirada.

- Esta conversación no nos lleva a ninguna parte Min Ki, hay un dicho que me decía mi abuela que dice <<Si tiene que ser, será>>. No sirve de nada desear que las cosas cambien, cuando no puede ser. Eso es querer la luna,como tú has dicho. - 

- Si alguien de tu posición no puede tener lo que quiere, ¿Que será de los demás? - le dije encogiendo mis hombros.

- Alguien de mi posición tiene lo que quiere, sobre todo yo, aunque a ti te parezca que no es como debería quererlo.- 

Es la primera vez que admitía que me deseaba, me quedé sin respiración y comencé a temblar solo de imaginarnos juntos, ya había probado sus besos y.... Si lo admito quiero más.!

Tuve que sentarme porque la piernas no me sostenían, tome un poco más del champán que tenía en la mano. Si el se acercaba más, estaría perdida. Pero no se acercó, debí hacer disimulado muy buen porque él pareció no darse cuenta que apenas podía sostener la copa.

De pronto se acercó una persona del servicio y le dijo algo a Tae al oído.

- Me temo que tenemos que dejar está conversación por ahora. Ha llegado nuestro invitado.-

- ¿Quién es? - pregunté entre aliviada y contrariada.

No me apetecía compartir la mesa con una tercera persona después de esa charla con Tae, pero eso cambio cuando ví de quién se trataba.

- Vava Rose - exclamé sorprendida mirando a Tae, quién se mostró orgulloso -¿Cómo.... Dónde? -

- Llámame solo Isabela, vava estaba bien cuando eras pequeña y yo era tu profesora, pero ahora ya no hay necesidad. Me alegro tanto de verte, "ma amounou" - dijo sonriendo.

Esa palabra nativa de Carramer, que indicaba la especial relación entre madre e hija fue suficiente para que me olvidara de todos los años que habían pasado y corriera a los brazos de la que podía haber sido mi madrastra.

Recuerdo que Isabela nos había aceptado en su escuela privada cómo su fuéramos nativas de aquella isla, nos había tratado igual que a los demás alumnos, eso había echo que yo me sintiera realmente cómoda, yo no paraba de hablar de lo profesora y mi padre sintió deseos de conocerla. Y si algo surgió entre ellos, comenzaron a verse a menudo siempre que mi padre tenía tiempo hasta que un día le pidió matrimonio. 

Recordé también con pena como ella había tenido que decir que no, porque no quería irse de su lugar de nacimiento y mi padre estaba demasiado cansado y abrumado para quedarse.

- Te recordaba mas alta - le dije abrazándola con fuerza.

- Y yo te recordaba mas bajita - rio Isabela  -Deja que te vea- dijo apartandome un poco y observandome  - Te has convertido en una mujer muy guapa Suni. -

Abrí los ojos tanto como pude y sentí que se me detenía el corazón y me faltaba el aire, Isabela siempre había sido rápida, de niña creía que tenía ojos en la nuca  ¿Cómo me había descubierto tan pronto?.

- Me parece que te equivocas Isabela, es Min Ki no Suni - dijo Tae divertido.

Isabela frunció el ceño..- Claro, siempre han sido tan iguales que no hay quien las diferencie.-

- Si, son iguales físicamente, pero tienen una personalidad muy diferente, ¿Verdad Min Ki? -

Asentí sabiendo que eso no había sido un cumplido. -Yo soy modelo y Suni es diseñadora de arreglos florales -

- No han cambiado tanto, de pequeñas a Min Ki le gustaba pavonearse y Suni prefería hacerme preciosos ramos. - dijo Isabela sin dejar de mirarme.

Pasamos a un comedor pequeño e informal en el que había una mesa redonda dispuesta con tres servicios. Me sentía como una condenada a muerte, mucha gente seguía confundiendome con mi gemela. No podía creer que Isabela me hubiera reconocido.

Esa preocupación me impidió disfrutar del primer y segundo plato, afortunadamente Isabela no volvió a mencionar nada fiebre el tema y pude empezar a disfrutar del encuentro y su compañía.

- No puedo creer que seas tú - le dije mientras nos retiraban los platos.

- Creetelo preciosa, solo hay una Isabela aquí y en Carramer y muchos piensan que es más que suficiente - me respondió alcanzando mi mano y acariciarla.

- Serán antiguos alumnos que nunca llegaron a conocerte de verdad - admiti riendo.

Isabela había sido una profesora muy exigente, pero fuera de clase era una mujer maravillosa y tenerla aquí hace que recuerde tiempos muy felices.

- Te tomaste tu tiempo para admitir que tenía ese lado que solo ustedes conocen, cuando llegaron eran lo más indiciplinado que he visto en la vida. Pero supongo que eso fue porque se criaron en lugares fuera de la civilización y con un padre más interesado en culturas muertas que en hijas vivas. -dijo sonriendo  - ¿ Cómo está Jae Suk por cierto? -

Me di cuenta que a pesar de lo crítico Isabela hablaba de mi padre con mucho cariño, habría sido maravilloso que lo que tenían hubiese salido bien, pero no había sido, y entonces ya no podía ser.

- Lleva tiempo viviendo en la Amazonia y no sabemos mucho de él, ahora está estudiando los restos de una civilización que adoraba a las serpientes y conociendolo estará en la gloria.- respondí.

- Típico de él. Si algún día vuelve al mundo civilizado, me gustaría hablar con él de vez en cuando. - 

- Se lo diré....cuando lo vea - prometí dibujando una sonrisa en mi rostro - ¿Y tú qué? ¿Te casaste? ¿Sigues teniendo tu escuela? - pregunté.




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