Ivor

Capítulo 25-Ivor

Esquivo un golpe que iba directo a mi cara, solo para recibir otro en mi estómago lanzándome contra una pared, gruño por el dolor y la rabia y, me apresuro a ir hacia él encestando una patada en su costado logrando que se doble de dolor. No me quedo tranquilo, ni espero a que se levante y le doy un puñetazo en su ojos izquierdo, provocando con esto que, caiga, por completo, al suelo. Me quedo en el lugar, respirando con dificultad, llevaba tiempo sin largas peleas y, lo observo quejarse de dolor a medida que se levanta. El muy maldito sigue sonriendo. ¿Hasta dónde llega su falta de juicio?

—Todavía no viste lo que pasó cuando la llevé a la terraza —entona, divertido por la situación.

—Estoy cansado de tus malditos recuerdos —gruño.

—Entonces debes rezar porque Shawna descubra pronto como sacarte de aquí —esboza sin preocupación alguna.

En un abrir y cerrar de ojos, Tristán desaparece, al igual que la escena a mi alrededor, en su lugar aparece una terraza, la terraza del palacio. En ella se encontraba Shawna y Tristán apreciando la vista que les regalaba el sitio.

—Es una vista maravillosa —entonó Shawna, maravillada con el lugar.

—De aquí se puede apreciar todo el pueblo —exclamó Tristán, acercándose a su lado—. De noche, cuando todo está oscuro y en silencio, es el mejor lugar para pensar —le hizo saber.

— ¿Tienes hermanos o hermanas? —curioseó Shawna.

—No —negó él—. Solo somos mi padre y yo —indicó— Bueno, también está Ivor, mi primo. Él es como un hermano para mí —comentó, y un fuerte dolor se me clava en el pecho al escucharlo decir eso.

— ¿Vive aquí, en el palacio? —indagó ella.

—A veces —respondió él—. Ivor es como un alma libre, rara vez se queda en el palacio. Él prefiere recorrer el mundo. Nunca se queda en un lugar por mucho tiempo —le contó.

— ¿Él también te quiere como a un hermano? —preguntó ella mirándolo con plena curiosidad.

—Él me quiere como un hermano —aseguró Tristán—. Pondría mi cabeza en la guillotina por Ivor y, él haría lo mismo por mí —aseveró.

—Me alegra escuchar eso —asintió Shawna—, es bueno tener familia, tener a alguien que te dé su apoyo —en este momento, me siento la peor persona del mundo, no sabía lo que sentía Tristán por mí, ni mucho menos sabía cómo se sentía Shawna cuando llegó a nuestras vidas.

—Shawna —comenzó Tristán—, ¿sabes por qué te trajeron aquí? —le preguntó.

—Sí —asintió ella—. Quieren que me case contigo y así mi tía podrá ser parte de la realeza —su voz se tiñó de tristeza, pero no dejó que esa afirmación le quitara la sonrisa.

—Eso es correcto —afirmó — ¿Cuántos años tienes, Shawna?— le cuestionó.

—16 —le contestó ella.

—Ok —Tristán movió la cabeza en entendimiento—. Tengo una propuesta que hacerte —exclamó.

—Ya lo sé —habló ella y dirigió su mirada al paisaje—. Quieres que me case contigo, al igual que los demás. Pero, yo quiero esperar —acentuó—. Quiero que primero nos conozcamos, que mantengamos una relación, que seamos amigos y luego algo más. No me malinterpretes, eres lindo, muy lindo y, no pareces un mal chico, además es todo un honor que un príncipe quiera casarse conmigo, pero yo… todavía soy muy joven, no he vivido lo suficiente, no he conocido el mundo, ni siquiera he conocido tu pueblo, creo que, de hecho no he conocido mí pueblo… No quiero ser irrespetuosa… —Tristán se carcajeó haciéndola callar.

—No lo eres —entonó él—. Mi propuesta no era que te cases conmigo, más bien era todo lo que enumeraste…— la miró con gesto divertido —casi sin respirar —ella lo miró y sonrió junto a él.

— ¿Entonces no quieres casarte conmigo? —indagó Shawna.

—Por supuesto que quiero —respondió él—. Pero quiero que sea en el momento exacto, quiero que sea cuando estés lista —él la obligó a girarse para que ambos estuvieran frente a frente—. Me gustas, Shawna, pero como bien dijiste, no nos conocemos de nada y eres muy joven todavía. Mi padre no va a morirse pronto, ese terco va a aguantar el tiempo que necesitemos para que nos unamos en matrimonio, créeme, él no se perderá mi boda —bromeó haciéndola reír.

—Gracias —dijo ella.

—No hay problema —le quitó importancia él—. Ahora, puedo hacerte otra pregunta, algo más personal —Shawna asintió en silencio — ¿Qué fue lo que en verdad pasó ese día en tu aldea? —ella cerró los ojos unos instantes y se separó de él dejando que su mirada se pierda más allá.




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