Izanami no Kami

Capítulo Cuatro

"Por un hijo se mueve el mundo e incluso se mata..."

 

Una noche cuando el cielo se ocultaba y la oscuridad plena reinaba, la diosa despertó de su sueño por los repentinos chillidos de auxilio de su infante. No muy lejos de ella se encontraba su esposo con la lanza celestial, Ame no nuboko, en sus manos. El horror se apoderó de ella y exigió respuestas a sus actos.

—Los dioses se han apiadado de ti, esposa —le comunicó simplemente Izanagi. Le explicó que, bajo la condición de deshacerse de esta abominación, se le volvería a permitir engendrar más hijos.

El dios había estado maravillado y feliz con la propuesta, tanto que no tardó en tomar su arma y dirigirse hacia la cueva donde sabía que se ocultaba la diosa.

Con el alzar de su lanza, Izanami no dudo en interponerse entre su bebé y el filo de la hoja. Su sangre cubrió las rocas cercanas y tiñó las paredes de un profundo color escarlata. Aún herida, no pensó dos veces en tomar a su hijo en brazos, sin importar las quemaduras y el dolor que estas le causaran.

Izanagi la observaba con ojos desorbitantes, ahora seguro de que su esposa había enloquecido. No entendía su comportamiento, pero esta no le dio tiempo para reflexionar sobre ello. Su divinidad aprovechó la guardia baja de su esposo y en un arrebato, le robó a Ame no nuboko de sus manos. Con ella golpeó con fuerza su cabeza, tan fuerte que las paredes se agrietaron y la lanza celestial se partió en dos.

El dios cayó inconsciente y la diosa no se quedaría hasta su despertar. Aseguró nuevamente a su hijo entre sus brazos y huyó. 

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.