"Hay pecados cuya fascinación
está más en el recuerdo
que en la comisión de ellos"
—Oscar Wilde
El constante repiqueteo de la intensa lluvia martilleaba mis oídos, envolviéndome en una sensación embriagadora. La sinfonía oscura que creaba se entremezclaba con el aroma ferroso de la sangre, que llegaba a mis fosas nasales seduciéndome con su dulce y amarga fragancia. Las gotas frías de aquel líquido carmesí resbalaban sobre mis labios ansiosos, tiñéndolos de un rojo oscuro que contrastaba con la palidez de mi piel.
Cada gota cálida caía sobre mi pecho desnudo como una cascada ardiente, trazando un sendero de deleite y éxtasis que me hacía estremecer. Sentía como sus labios descendían lentamente por todo mi cuerpo, y sus manos exploraban varios lugares. Una corriente peligrosa invadía mi ser cada vez que su cuerpo desnudo se fundía con el mío con una brutalidad apasionada, un deseo salvaje y voraz se reflejaba en mis ojos, incapaces de ocultar la intensidad del momento.
Poco a poco, el frenesí del momento llegaba a su fin y mis ojos se alzaron hacia el cielo, y alli note como la lluvia había parado y se habia transformado en un lienzo grisáceo y opresivo, como si la naturaleza misma estuviera observando el resultado de mi locura, presenciando cada instante con una mezcla de horror y curiosidad.
—Izel—se levantó de mi lado Dereck—. Ahora que estás más tranquila, dime, ¿por qué me has llamado? Hace mucho que no lo hacías—acomodó con ternura un mechón de cabello que había caído sobre mi rostro—tres años, para ser exactos, desde que comenzaste a salir oficialmente con el príncipe humano—Frunció el ceño, desconcertado.
—Necesitaba sangre—respondí, incorporándome de la cama para vestirme, mientras él arqueaba una ceja y se cruzaba de brazos, incrédulo ante mi respuesta.
—Hay mucha gente aquí en el reino que tiene sangre de la cual puedes consumir, incluyendo a humanos—
—No es necesario que lo pienses tanto. Solo imagina que fue porque fuiste el primero con quien estuve, o como dicen las mujeres humanas, "quien me quitó la virginidad". —Le dediqué una sonrisa, observando su reacción sin ver rastro de pesar en él—. No vi que te hayas sentido mal de todos modos.
—Nunca me sentiría mal estando contigo, todo lo contrario. —Sonrió con ternura—. Mataría a cualquiera por tenerte entre mis brazos tan solo un instante, y si me pides que venga a ti, entonces vendré sin dudarlo.
—¿Matarías por mí? —pregunté, con un susurro próximo a sus labios.
—Sabes que haría cualquier cosa por ti, miela (preciosa). —Tomó mi mentón, atrayéndome hacia él para besarme.
—Podrías morir —susurré, con sus labios rozando los míos.
—Entonces aceptaré gustoso aquél castigo. —El silencio se apoderó del momento, nuestras miradas entrelazadas y nuestros labios tan cercanos, a punto de encontrarse en un beso.
De repente, la voz de mi gemelo interrumpió nuestra intimidad, con tono impaciente y un toque de preocupación: —Si van a besarse, háganlo rápido. No tengo todo el día para esperarte, sesuo (hermana)—intervino desde el umbral de la puerta —. Si alguien los viera, pensaría que se aman—Su mirada reflejaba la inquietud de que alguien pudiera malinterpretar nuestros sentimientos, una preocupación terrenal de humanos que a nosotros, los vampiros, nos importaba poco.
—Galėjau būti nuogas, kai atėjai, idiotas. Taip pat nekalbėk nesąmonių, tai ne meilė (podría haber estado desnuda cuando entraste idiota, además no digas tonterías que esto no es amor)—respondí señalando a Dereck y a mí misma, con una mezcla de incredulidad y molestia reflejada en mis ojos.
—Tada padėkokime mano instinktui.(agradezcamos a mi instinto entonces)—rode mis ojos—. Ir aš puikiai žinau, kad tai, ką turite, nėra meilė (Y se muy bien que lo de ustedes no es amor) —fulmino con la mirada a Dereck, quien permanecía a mi lado con expresión desafiante—. Bet aš nežinau, kodėl tu tai padarei, ir man reikia, kad tu man tai paaiškintum dabar, Izele (Pero no sé por qué has hecho eso, y necesito que me lo expliques ahora Izel)—soltó con seriedad.
—Si necesita que me vaya, solo debe decirlo, su majestad —habló Dereck incómodo a mi lado—. No necesitan hablar en lituano para que yo no entienda, lo unico que se es como decir preciosa.
—Aún no soy rey —corrigió Alessandro—. Además, fue Izel quien empezó a hablar en lituano. Pero si necesito que te retires, ya que debo hablar con mi hermana.
—Como usted ordene —Dereck se inclinó ante él con respeto—. Nos vemos luego, miela —me sonrió antes de desaparecer por el umbral de la puerta.
—¿Me puedes explicar qué está sucediendo? —el semblante de Alessandro se oscureció brevemente—. ¿Cómo es que mandas a llamar a tu habitación a otro hombre que no es tu pareja, quien por cierto es un príncipe del imperio y quien te da sangre para calmar tu locura?