Jack Clover - Escalera Real I

XXX - Reyes y Plebeyos

En el sueño de Jack estaban Evelyn y Crystal. Era la primera vez que escuchaba sus voces sin esa hambre de muerte, desde el túnel. Se escuchaban distantes y con un volumen aumentando y disminuyendo de manera oscilante. Como si estuvieran tratando de llegar a él, pero no lo consiguieran porque algo entorpecía su camino.

—Lo estás logrando, Jack —lo animó Crystal—. Nadie ha llegado tan lejos, a esta altura todos habían sucumbido ante el poder. Algunos siguieron viviendo un poco más, pero no demasiado. Se transformaron en algo..., algo más que solo colmillos y ojos verdes. Tienes que estar contento, Jack. Podrás lograrlo —dijo con una voz cargada de genuina emoción.

—O podría no hacerlo —replicó Evelyn.

—¡¡HERMANA!! —exclamó Crystal, indignada.

—¿Qué? Es cierto. No hay que darle falsas esperanzas. Tal vez está demorando más que los otros, pero tendrá el mismo resultado —aventuró.

Jack no las veía, solo escuchaba el rumor de sus voces. De hecho, no veía nada. Parecía estar flotando en un mar de oscuridad.

—Lo está haciendo muy bien —discutió Crystal con Evelyn.

—¡Su cuerpo fue poseído por nosotras! —replicó.

—¡¿Quieres volver a esperar otros quinientos años por alguien digno?!

 —Por supuesto que no.

—¡Entonces intenta alentarlo! —rezongó Crystal, molesta—. Debes concentrarte aún más —dijo, esta vez dirigiéndose a él—. Sabemos el dolor que debes estar sintiendo, pero necesitas resistir. —Jack intentaba hablarles, pero no podía. Las palabras no le salían. Cada vez escuchaba a las hermanas más y más lejos. — Y.…tienes...que...evitar...

Las gemelas callaron y él despertó de un sobresalto.

«¿Qué tengo que evitar?», se preguntó. Trató de comunicarse de nuevo, pero se habían ido dejándolo con las voces hambrientas de sangre y muerte.

No tuvo mucho tiempo para pensar en el sueño, unos ruidos procedentes de fuera de su dormitorio llamaban a su curiosidad. Sonidos de pasos yendo y viniendo, voces nerviosas y angustiadas, ordenes de: «ponte esto», «trae aquello», y palabras de consuelo y de ánimos.

Se vistió con la ropa que se hallaba doblada en una silla cercana a su cama y salió del cuarto para ver qué pasaba. Se cruzó con rebeldes dirigiéndole miradas emotivas y otras suplicantes. Mientras caminaba hacia la sala de entrenamiento se encontró con gente desconocida, y otras que no lo eran, pero le sorprendía verlas ahí. Como Luke, el dueño de la funeraria y ex pareja de Ace. Cuando entró a la sala también vio a una muchacha que no había visto antes, sentada en un taburete y llorando a mares. Anastasia, a su lado, tomando sus manos, trataba de consolarla. Al ver a Jack, sus ojos brillaron entusiasmados. La muchacha lo miró con incredulidad y se secó las lágrimas de los ojos. Aunque sus labios y manos todavía temblaban por el continúo sollozo.

—Al fin despertaste —dijo Anastasia con alegría.

—¿Cuánto tiempo dormí? —quiso saber Jack

—Tres días, pero Ace dijo que era normal. Te exigiste demasiado —explicó—. Ha pasado mucho en tu ausencia.

—Ya veo —dijo echándole una mirada a la muchacha.

—Ella es Steph —reveló—. Después de lo ocurrido en el club, la policía ha puesto precio a tu cabeza. Dicen que le cortaste tres dedos al alcalde.

—¡No hice nada! —se defendió.

—Sé que no, tonto. Esto fue obra de King. Sí es así, significa que tiene más poder del que imaginamos. Han matado mucha gente inocente, Jack.

Al escuchar eso, Steph se puso a llorar con más fuerza.

—¿Qué pasó? —quiso saber, mirando a la chica con preocupación.

—Ella es la amiga de Clarie, la muchacha que se fue con King, ¿recuerdas?

—Sí.

—Hace poco conversaron... —Anastasia miró a Steph como si le estuviera pidiendo permiso para continuar. La muchacha movió la cabeza asintiendo y ella se aclaró la garganta antes de proseguir—. Parece que Clarie y King (como había sospechado Ace) tienen un romance y creo que es bastante serio.

Jack se sobresaltó al escuchar eso.

—Steph trató de convencerla de abandonarlo y ella se enojó. Poco después, la policía invadió su hogar creyendo que te ocultaba. Mataron a su abuelo, la única familia que tenía.

Durante largos minutos permanecieron en silencio.

—¿Crees que me utilizó como excusa para atacar a su familia? —preguntó Jack, midiendo sus palabras para no dañar más la sensibilidad de la muchacha.

—No lo sé, pero no fue el único hogar invadido—declaró—. Visitaron varias de las casas de los rebeldes, pero nadie confesó nada. Aunque golpearon a varios, resistieron muy bien y no pudieron descubrirlos. —Dejó de hablar cuando los rebeldes comenzaron a entrar a la sala, acompañados de Ace y Luke. Los miró uno por uno y continuó:

—Lamento que hayamos tomado esta decisión sin tu presencia, pero hemos decidido responder. Esto tiene que terminar.

Jack lo comprendía, no era ese el pensamiento surcando por su cabeza, entendía que incluso Luke se hubiera unido a la lucha. Imaginó que mientras él estuvo inconsistente, los rebeldes habían estado entrenando arduamente para enfrentarse, finalmente, contra las fuerzas de King. Entendía que Ace y Anastasia tomaran las decisiones en su ausencia. Jack lo quería así, siempre opinó que ellos eran mucho más competentes. Solo no entendía el por qué…




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