Andrómeda, Leah y Jack caminaron durante unos minutos por el bosque que rodeaba aquella parte de las montañas hasta llegar a un pequeño claro en este. Jack lo reconoció, ya que había caminado el mismo sendero, tan sólo debía continuar más adelante para llegar al sendero que conducía al lago donde solía pescar y nadar cada vez que sentía ganas de ello.
- ¿Cómo llegaremos al otro Witch's Creek? - preguntó Jack a su madre, una vez que se detuvieron.
-De la misma forma en que llegamos a casa ayer. Dame un segundo.
Andrómeda se acercó a un árbol y tras unos segundos, puso un pedazo de papel en el tronco. Lentamente, una brecha comenzó a aparecer entre ambos árboles y Jack pudo ver claramente a través de ella un sendero que no era parte del bosque. Los tres atravesaron juntos y una vez que cruzaron, la brecha se cerró tras ellos. Siguieron el sendero en dirección a lo que parecía una pequeña ciudad campestre.
Había chimeneas humeantes, ruido de animales y podía distinguir a la distancia lo que parecía un pequeño mercado. Todo cuanto podía ver Jack le parecía sacado de alguna película de la edad media, pero la gente parecía vestir ropas como las de ellos. Una vez que atravesaron una pequeña casa, Andrómeda le dijo a Jack:
-Bienvenido al verdadero Witch's Creek, cariño. Tengo la sensación de que encantará el pueblo.
Jack miraba a todos lados, deseando tener más ojos para ver. Si bien no había grandes diferencias entre ambos pueblos, había algo especial en esta parte de Witch's Creek. Las tiendas eran distintas, pero eran similares: carnicerías, librerías con libros de magia, tiendas que vendían ingredientes para rituales y otros usos ("¡Desde polvos para el jardín hasta ingredientes para hechizos poderosos!"). Pudo distinguir un bar, una oficina de correos, un salón de belleza e incluso una pequeña escuela. La gente discutía sobre magia con sus amigos o vecinos ("Mi hijo ayer usó un hechizo para flotar y escalar el árbol, nos llevó horas poder bajarlo") o hablaban sobre las noticias que llegaban desde afuera y hacían planes para visitar el mundo 'no-mágico'. Tras algunos minutos caminando, los tres se detuvieron frente a una casa. Andrómeda llamó a la puerta y tras unos segundos, la puerta se abrió. Jack nunca la había visto pero se sorprendió al ver a una mujer casi idéntica a su propia madre.
- ¡Andrómeda! ¡Que sorpresa verte aquí, ha pasado mucho tiempo desde tu última visita!
-Hola, Diane. Me alegra verte de nuevo, espero no estar perturbando tu hogar.
-Oh, por favor. Siempre eres bienvenida- respondió la mujer llamada Diane. Ella pronto fijó su atención en ambos adolescentes- ¿Quiénes son estos jóvenes que vienen contigo?
-Ella es Leah Quinn, la hija de Felicia y Alfred Quinn- Le contestó, presentando a la irlandesa quien saludó tímidamente- Y él, es Jack...
El joven pudo sentir como la mirada de la mujer mostró sorpresa y parecía haberse quedado sin palabras por algunos segundos hasta que reaccionó
- ¿Jack? ¿El pequeño Jack? ¡Oh, mira nada más como has crecido! La última vez que te vi eras un pequeño travieso que vivía persiguiendo al gato. Luces tan parecido a tu padre, a excepción del cabello...
-Uh, pues...
-Jack no lo recuerda, Diane. Lo sabes- le recordó su madre antes de revelarle al muchacho algo que no esperaba- Cariño, ella es Diane Valkyrie, mi hermana menor...
-Tan sólo por un año, Andy.
- ¿Quieres decir que es...-
-Así es, tu Tía Diane
-Oh, rayos- Fue lo único que pudo decir antes de ser abrazado por la hermana de Andrómeda. Era un abrazo lleno de afecto, un abrazo que se sentía muy familiar. Esta mujer era la única familia que conocía aparte de su madre.
-Has crecido tanto, pequeño Jack- Le dijo ella mientras lo abrazaba. Unos segundos después, lo soltó y se dirigió a los tres- Por favor, pasen. Tenía el presentimiento que alguien vendría a visitarme, pero no pensé que fueran ustedes.
Jack miró alrededor de la casa de su tía y notó un parecido con su propio hogar: varios libreros llenos de todo tipo de libros, todo tipo de artefactos, cristales repartidos alrededor, el aroma del incienso en el aire. El hogar era acogedor, cálido y seguro.
- ¿Estabas ocupada en algo, Diane? - preguntó Andrómeda mientras Leah y Jack dejaban sus mochilas de viaje en el perchero de la sala y se sentaban en el sofá.
-En realidad no. Me la paso transcribiendo algunos libros antiguos que traen hechizos que se han perdido en el tiempo y que pueden ser útiles. Pero cuéntame, hermana ¿A qué se debe tu visita?
-Jack ya está en la Edad de tomar el anillo y el fragmento del Diamante del Hechicero. Pero para ello, debo deshacer el hechizo que selló sus poderes y esperaba que me guiaras un poco. Tú fuiste quien hizo el hechizo y me dijiste que era posible revertirlo cuando fuera necesario.
-Así es, es posible revertirlo, pero creo que no soy la persona indicada para ello- Se disculpó Diane al mismo tiempo que se levantaba de su silla y se acercaba a uno de los estantes lleno de libros- Puedo darles la información que necesitan, pero sólo hay una persona que puede deshacer aquel tipo de magia. Veamos...- la mujer parecía hablar consigo misma mientras buscaba un libro específico- ¡Bingo! Esto servirá
Diane Valkyrie extrajo un antiguo y grueso libro que dejó sobre la mesa y comenzó a hojear, buscando lo que ella necesitaba.
-Muy bien, creo que lo encontré: Deshacer sellos mágicos. Oh, no pareciera ser complicado, pero se debe tener precaución, pues podría haber algunos efectos secundarios si cometen algún error: Jack podría perder la memoria o nunca recuperar sus poderes. Creo que definitivamente tendrán que ir con la única persona lo suficientemente poderosa y competente para hacerlo sin riesgos.
Editado: 26.04.2020