Jake Porter y el Legado de los Horrocruxes

Capítulo 9. El Séptimo Jugador

A la mitad del Gran Comedor, en medio de las cuatro mesas con distintivos colores: roji-dorada, verdi-plateada, azul-bronce y amarillo-negro, se encontraba el grupo de niños de primer ingreso, no cabía duda que cada casa tenía su manera de recibir a cada nuevo miembro.

–¡Gryffindor! -había exclamado el Sombrero Seleccionador.

Se veía que los roji-dorados, los Gryffindor, eran los más escandalosos cuando nominaban a algún manguito o brujita a su casa. Porque habían estallado en aplausos y vítores, pero no dejaban de ser una cálida bienvenida al nuevo miembro de la casa del león.

Cuando anunciaron al primer Ravenclaw, también aplaudieron como los Gryffindor, pero no hicieron tanto escándalo, aún así el primer Ravenclaw de ese grupo fue bien recibido.

El primer Slytherin de ese curso, la casa de las serpientes lo recibió con una tibia calidez, era comprensible eran reptiles de sangre fría que reptaban, aunque eso no significaba que no lo quisieran en su grupo.

Para el primer Hufflepuff la bienvenida fue solemnemente cálida, ni muy escandalosa, ni muy seria, ellos, en su mayoría se habían levantado para darle la mano al recién llegado.

Así siguió con la asignación de casas. Por cada diez estudiantes, cuatro eran para Gryffindor, tres para Slytherin, dos para Ravenclaw y uno para Hufflepuff. Si así habían sido las matemáticas en Hogwarts, Jake ahora entendía porque había tantos Gryffindor, ¿alguna clase de trampa?

–¿Insinúas que no soy justo con mis asignaciones? -preguntó el Sombrero Seleccionador.

–Pues de los cien que han pasado antes de mí, ha asignado poco más, poco menos de cuarenta a Gryffindor . -susurró Jake-. Y por los estandartes de ciclos escolares pasados veo que ha sido Gryffindor quien se ha llevado la mayoría de copas, me parece lógico que la Casa que tiene más alumnos siempre gane. -el niño se había encogido de hombros con su explicación.

–En los tiempos de la fundación de Hogwarts, Godric Gryffindor era el mago más poderoso de los cuatro, de cerca le seguía Salazar Slytherin, como tercera quedaba Rowena Ravenclaw y de última Helga Hufflepuff. Tal vez el poder mágico de Gryffindor imbuido en mí fue mayor y eso me seaga a la hora de asignar la Casa. -reflexionó el viejo Sombrero, con un poco de nostalgia.

–Pero sé que escuchas al mago o bruja, me lo dijo una buena amiga. -dijo Jake.

El viejo Sombrero Seleccionador se carcajeó, al recordar a Hyacinth Grayson.

–¡Oh! ¿Conoce a la señorita Grayson? ¿Qué tal le va en Ravenclaw? Ya veo, ha cumplido su promesa. -dijo con un tono de alegría-. Sigo creyendo que la señorita Grayson hubiera sido el azote que la casa de Slytherin siempre ha necesitado. -comentó reflexivo-. ¿Qué hay de ti, muchacho?

–Yo… yo solo vine aquí a buscar a mi hermanita a este mundo mágico. -confesó Jake-. La verdad no me importa en qué casa quede, siempre que pueda buscar a mi hermana Lidia.

–Mmh, ya veo. -comentó el Sombrero Seleccionador.

Jake Porter ya le había mostrado al Sombrero Seleccionador su osadía al criticarle sus decisiones al asignar Casas; también había mostrado su inteligencia al explicarle por su misma observación la razón por la que Gryffindor casi siempre tenía ventaja sobre las otras casas; también la había mostrado su astucia con esa misma crítica constructiva, aparte de que podía ver más allá, su competitividad a la hora de practicar un deporte, asi como su perseverancia para aprender algo nuevo, como cuando voló en escoba por primera vez, y la paciencia para buscar a su hermana en el Mundo Mágico, ahora que podía. En todo caso, a cualquier Casa que lo asignará sería una estupenda adquisición.

–Mmmh… Mucho potencial. -dijo el viejo Sombrero-. Te mandaré donde necesitas estar y donde te necesitan. Serás la amenaza que todo mundo ve para cuando ya es tarde. -explicó el señor Sombrero.

–¿Cómo es eso? -preguntó Jake.

–¡Hufflepuff! -exclamó el Sombrero Seleccionador, en vez de responder la pregunta del niño.

Los aplausos solemnes no se hicieron esperar, Jake se dirigió a la mesa de los Tejones, que lo recibieron con un saludó formal de manos, mientras le daban la bienvenida.

Después de Jake, la asignación de Casa cambió, el Sombrero Seleccionador se tomó unos minutos por cada estudiante antes de exclamar el nombre de la Casa a la que lo enviaría.

Entonces, llamaron a Aster Blackwood, la amiga de Rocco y Roni Wallace, los mellizos Gryffindor, ellos hicieron silencio, en medio del bullicio de las otras casas que habían notado el cambio de dinámica de la asignación de casas. Hyacinth, desde su mesa en Ravenclaw, también miró en dirección a donde habían llamado a Aster Blackwood, había observado cómo la algarabía de sus amigos Gryffindor decaía.

Aster Blackwood era de los últimos alumnos en que le asignaran Casa, era obvio que, por su apellido, iba a ser una Slytherin, no cabía en otra Casa.

Ni bien el Sombrero Seleccionador tocó la cabeza de Aster Blackwood, cuando habló.

–Interesante… -murmuró el Sombrero Seleccionador.

–¿Qué… qué pasa? -preguntó Aster nerviosa.

–Recién me han posado en tu cabeza pero tengo una sensación de dejavu. -declaró el Sombrero Seleccionador-. Siento que a ti ya te asigné Casa.



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En el texto hay: hogwarts, magos negros

Editado: 20.01.2025

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