Jake Porter y el Legado de los Horrocruxes

Capítulo 11. Niño Hufflepuff

Tracey Didge, que no era una persona madrugadora, se había levantado esa mañana, porque su compromiso de las ocho de la mañana era ir a entrenar con la profesora Maarika Rey y los Mellizos Wallace para la Copa de Quidditch, de equipos Multi-Casas. Había elegido ponerse su uniforme deportivo: el pants gris con listones azules, y la playera de manga ¾ de color azul, esa que tenía el escudo de la Casa de Ravenclaw; pero había maldesayunado, y no habían ido a entrenar.

A la profesora Maarika Rey se le hizo fácil pedirle a ella, a Tracey Didge, que se quedara acompañando al Hufflepuff, cuyo nombre no recordaba bien, lo había conocido apenas unos días atrás, pero sí sabía que por él la profesora Broom había propuesto un partido de equipos Multi-Casas para evitar una pelea en Gran Comedor con otro Hufflepuff de los de nuevo ingreso y un Slytherin problemático, Benedict Flicker, se lo conocía por ser un bully con todo el que se le pusiera enfrente.

Tracey empezaba a cabecear, se había dormido tarde leyendo y se había levantado temprano para entrenar Quidditch, algo que terminó no sucediendo.

–¿Tú no me vas a preguntar quién me golpeó? -preguntó el Hufflepuff.

Tracey bostezó, y se estiró en su silla, para fijar la mirada en el rostro del Hufflepuff, cuyo rostro delgado mostraba signos de que había recibido una bofetada anteriormente. El rostro compungido de su compañero de juego le indicaba a Tracey que le dolía mucho; además, Tracey miraba el cardenal rojo que brillaba en el cuello del Hufflepuff.

–¿Vas a decirme quién te pegó, si te pregunto? -de todos, ella todavía no había preguntado quién lo había atacado.

El Hufflepuff negó vigorosamente con la cabeza, dejando ver cardenales rojos con la forma de una mano en la piel blanca del cuello. Era por eso que Tracey decidió que no preguntaría, porque él no quería responder.

–No. -respondió el Hufflepuff, negando con la cabeza.

–Entonces, no te preguntaré quién te pegó. -comentó con resolución Tracey.

Maarika Rey se encontraba en la oficina de la directora McGonagall, aun llevaba el uniforme deportivo de Ravenclaw, lo único de lo que se había ocupado había sido su cabello. ¡Qué recuerdos! Ahora pisaba esa dirección no como alumna, sino como profesora.

–Buen día, señ… profesora Rey. -se había corregido de último momento la directora McGonagall.

–Bunos días, directora. -respondió el saludo la joven maestra.

–¿Qué la trae tan temprano a mi oficina?

–Profesora es preocupante el creciente ambiente de violencia en Hogwarts. -declaró Maarika-. Está misma mañana, durante el desayuno, un alumno de Hufflepuff, el señor Arath Constanza, fue atacado antes de ir a desayunar al Gran Comedor.

–¿Ya averiguó quién es el agresor? -preguntó.

–El señor Constanza no ha querido dar un nombre. -dijo la profesora Maarika-. Aunque tengo mis sospechas.

–Dígame, profesora…

–¿Recuerda la cena de bienvenida, directora? -preguntó Marika Rey, a lo que la profesora directora asintió-. La profesora Broom intervino en el conflicto entre algunos estudiantes…

–Circunstancia que hizo que la profesora Broom implementara un proyecto de equipos Multi-Casas de Quidditch.

–Sí. El señor Constanza fue agraviado por el señor Flicker, un Slytherin de tercer curso; y él señor Porter, alumno que está bajo mi tutela, se involucró para defender al señor Constanza, así involucrando a otros estudiantes.

–Esa acusación es muy grave, profesora Rey.

–Reconozco la gravedad de una acusación así, por eso solo quisiera que se entrevistara al señor Flicker, directora, para averiguar lo que pasó y ver si es el responsable de la agresión contra el señor Constanza. -dijo MaarikaRey.

–Comprendo su preocupación, profesora Rey. Agendaré una cita con el señor Flicker para entrevistarlo personalmente sobre el caso del señor Constanza.

–Muchas gracias, directora McGonagall. Me retiro, debo prepararme para mis clases matutinas. -dijo Maarika, poniendo se de pie para retirarse de la oficina de la directora.

–Y, señorita Rey, -esta vez no se corrigió la directora McGonagall-. No hay nada que me moleste más que en una institución como Hogwarts pasen este tipo de situaciones.

La profesora Pomfrey dio de alta a Arath Constanza, habiéndole puesto al pequeño Hufflepuff un ungüento para que le bajara la inflamación y el enrojecimiento en el rostro y el cuello.

Cuando Tracey y Arath salieron de la enfermería, en la puerta se encontraron con Benedict Flicker. Arath se quedó paralizado, pero Tracey agarró la mano de Arath, apretando el agarre suavemente.

–¿Nos vamos? -preguntó Trace suavemente.

Arath contestó, pero no lo hizo con la voz. Su cara estaba roja, aparte de que, junto con su cuello, brillaba con la ligera capa de ungüento que la sanadora mágica le había administrado.

» Vámonos, entonces. -dijo Tracey, empezando a avanzar y dedicándole una mirada fea a Benedict Flicker de Slytherin de segundo curso.

Mientras ambos pasaban al lado de Benedict Flicker, la mirada acusatoria de Tracey Didge se fue haciendo intensa; ni el Slytherin retrocedió; ni la Ravenclaw dejó de avanzar.



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En el texto hay: hogwarts, magos negros

Editado: 20.01.2025

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