La emoción en el estadio era palpable, era como una vibración que se hacía erizar los vellos bajo la nuca, así como de los de los brazos.
–Hola, buen día, los saluda Taylor Cortéz, y el día de hoy estaré narrando el primer partido de Hogwarts Bajo. Mi compañera Dominique Fewrtz estará narrando el sexto partido de Hogwarts Alto, junto a Alexander Pinto. Esta tarde me acompaña Christian Juanz, una Gryffindor de tercer curso.
–Hola, ¿qué tal? Es un gusto estar aquí, junto a Taylor Cortéz, el Hufflepuff narrador de la partidos de Quidditch Multi-Casas de Hogwarts Alto. Tal como dijo mi compañeros, soy Christian Juanz, Gryffindor de tercero.
El mes pasado, la profesora Felicia Broom había convocado a Taylor Cortéz y a Dominique Fewrtz a una reunión con otros cuatro estudiantes, entre ellos Christian Juanz; Alexander Pinto, un Ravenclaw de cuarto curso; Terrance Blake, Slytherin de tercero; Marjorie Adams, Gryffindor de cuarto; el motivo de la reunión era que ahora que iba a hacer dos partidos de Hogwarts Bajo por semana, se necesitaban más narradores; la profesora Broom decidió entrenar a los nuevos narradores aprovechando la experiencia que Taylor y Dominique ya tenían, aunque sería difíciles que los cuatro chicos nuevos replicaran la química que la Slytherin y el Hufflepuff habían mostrado en los partidos anteriores.
Marjorie Adams y Terrance Blake habían mostrado algo de esa química y optaron por dejar que ellos narraron su propio partido, mientras que Alexander Pinto y Christian Juanz todavía tenían dificultades para comunicarse. No era muy grato para Taylor que lo hubieran separado de Dominique Fewrtz. La inclusión de más narradores dificultó mantener su secreto como tal, porque ya no tenían el tiempo a solas.
Hasta ahora, la única persona que sabía sobre su noviazgo secreto era la niña Blackwood y esta niña había funcionado como una solapa confiable en una ocasión más, cuando estuvieron punto de ser descubiertos.
Lo bueno de los cinco partidos previos de Hogwarts Alto hacía que este partido de Hogwarts Bajo fuera fácil de narrar, ya que a estas alturas no tenían que explicar las nuevas dinámicas del juego, ahora sí podían concentrarse en contar el partido.
A diferencia de Hogwarts Alto, Hogwarts Bajo tenía más equipos, mientras los mayores habían sido ocho equipos, los menores, resultaron en doce: Mosqueteros, Thestrals, Unicorns, Hipogrifos, Snakes, Pegasus, Snowflakes, Sunny Skies, Arrows, SkyWalkers, Storms, Blackwood.
Dominique miró el reloj de pulso que Taylor le había regalado no hace mucho, y le había explicado cómo leerlo, ya que no era como cualquier otro reloj mágico. La hora del reloj no mágico indicaba el comienzo de la Gran Inauguración para los juegos de Quidditch con equipos Multi-Casas de Hogwarts Bajo.
A su lado, como narrador no se encontraba Taylor, sino Alexander Pinto, un Ravenclaw de tercer curso, uno de los cuatro nuevos narradores convocados por la profesora Broom, igual o más fanáticos por el deporte que ella y Taylor Cortéz.
Una sonrisa se dibujó en el rostro de Dominique Fewrtz, que de inmediato, bajó la manga verdi-plateada de su suéter para esconder el reloj que Taylor Cortéz le había regalado.
–¡Buen día! Es un placer compartir con todos ustedes fanáticos de Quidditch de Hogwarts Alto, a este sexto partido en el que se enfrentan Manticors contra Ghouls. -dijo Dominique-. En este partido me acompaña Alexander Pinto.
La semana pasada, lady Fewrtz había cumplido con su visita mensual a su hija, Dominique Fewrtz, tal como lo había hecho desde que su hija había ingresado a Hogwarts.
Lady Emma Fewrtz era una de las pocas ladies de las familias más antiguas y tradicionalistas que dedicaba por lo menos un día cada mes a visitar a su hija en Hogwarts.
Les habían asignado una sala con una mesa de cuatro sillas, la mesa tenía como centro una copa que lucía varias flores nuevas, brillantes y fragantes.
–He escuchado un rumor. -dijo Lady Emma.
–¿Un rumor? No creí, madre, que usted prestara oídos a chismes y rumores.
Lady Emma Fewrtz frunció el ceño y miró con seriedad a su única hija, y entonces soltó un par de tosidos, al mismo tiempo que daba un par de golpecitos a la mesa.
Por la puerta tras Lady Emma Fewrtz entró Aster Blackwood, Dominique sintió que algo se le atascaba en el fondo de la garganta que le impedía respirar.
–No creo que la señorita Blackwood sea de las personas que esparce chismes y rumores. -dijo Lady Emma-. ¿No es así, señorita Blackwood?
–No, Lady Fewrtz. -respondió Aster Blackwood toda seriedad, mientras se dirigía a una de las sillas disponibles, al lado de cada dama de la familia Fewrtz.
–N'no sé qué pudo haberle dicho la señorita Blackwood, madre. -negó Dominique, pasaba su mirada de su madre hacia la niña Blackwood.
–Me platicó de un tal Taylor Cortéz y lo bien que se llevan. -comentó Lady Emma suspicazmente.
–N’no…
–¿Y por qué te has puesto roja? -pregunto Lady Fewrtz-. Entiendo que no estás de acuerdo con el compromiso que tu padre decidió para ti.
–¿Eso también te lo chismeó la niña Blackwood? -preguntó Dominique, pasando la mirada con el ceño fruncido hacia Aster Blackwood.