La vuelta a Hogwarts después de las festividades decembrinas había sido silenciosa en la cabina del tren. Durante la cena que había propuesto la señora Lorraine Cohen, los chicos habían expuestos sus emociones e incluso habían pedido disculpas y perdón, pero todavía dolía.
En el colegio, en la sala asignada al equipo de los Mosqueteros, cuatro de los siete miembros de la alineación titular se encontraban en completo silencio, los tres restantes no parecían tener conflicto. Lo único que sabían, era que el conflicto debería desde el último partido, cuando Rocco Wallace decidió salvar a Aster Blackwood en vez de proteger a la Buscadora del equipo, Hyacinth Grayson.
–Bueno, ya, ¿no? -intervino Tracey Didge, su voz rompiendo la tensión de la sala, igual que el fuerte manotazo que pegó con ambas manos sobre la mesita-. Lo pasado, pasado. En los próximos partidos volveremos a la alineación titular original.
–Pues ni tan pasado. -soltó Roni Wallace, con voz queda, pasando su mirada de Hyacinth hacia Jake y de vuelta a Tracey.
–Si no logran superarlo, ni dejarlo atrás, la única solución sería renunciar a la Copa. -aunque la voz quieta, el ultimátum era claro, todos voltearon a ver a la profesora, incluso su lenguaje corporal indicaba su oposición a la situación actual, también que no quería renunciar, pero que lo haría si lo llegaba a considerar necesario.
–No. -dijo Merrick rápidamente-. Hemos llegado tan lejos como para renunciar ahora.
–Hazles entender eso. -propuso la profesora Maariaka, señalando a los cuatro miembros del silencio con la cabeza.
–Se supone que esto lo empezamos por ayudar a Arath. -intervino Tracey-. No es que espere que seamos campeones, pero ¿renunciar?
La mención del nombre de Arath hizo reaccionar a todo el equipo. Rocco, Roni, Hyacinth y Jake se removieron; Arath se puso rojo, porque recordaba su incapacidad de defenderse solo.
–Yo me siento muy apoyado, no me importa si ganamos o perdemos. -comentó Arath, que aunque estaba rojo por haber sido el objeto que iniciara esta modalidad de partidos de Quidditch, ahora se sabía apoyado y cuidado.
–¿Ven? En ningún momento Arath dijo que quisiera renunciar. -comentó la profesora Maarika-. No podemos salir a jugar, teniendo problemas, estando arriba en el partido, todos dependen de todos. Ya lo dijo Jake en su momento: uno para todos, y todos para uno.
–Me hubiera gustado que fueras más honesta conmigo, aunque no estuvieras segura de si te gustaba o no Jake, que me hubieras dicho que te sentías incómoda o rara de que yo coqueteara con él, en vez de chapulinear. -comentó Roni, no había levantado la mirada, pero Hyacinth, la aludida sabía que la Wallace femenina se dirigía a ella.
–¿Qué? -preguntaron Tracey Didge y Merrick Carter al mismo tiempo, volteando a ver directo a Hyacinth Grayson que estaba toda roja.
–No lo vi venir. -dijo entonces Tracey-. Tú, la señorita casi perfección, chapulineando.
–Y yo estaba ahí cuando pasó. -comentó la profesora Maarika, como si fuera el chisme del momento, el comentario fue incómodo, y hubiera sido gracioso, si los sentimientos no estuvieran todavía a flor de piel.
–No me está ayudando, profesora… -reclamó Hyacinth por lo bajo.
–O sea, te gusta el Hufflepuff chiquito. -comentó Merrick medio burlón, y apuntando a un Jake que estaba todo rojo.
–Sí. -con voz queda, y asintiendo al mismo tiempo.
–Y a ti también te gusta el mismo morrito, ¿verdad? -preguntó Merrick pero esta vez a Roni-. Esto es un chisme digno para salir en el Chismógrafo de Hogwarts.
Roni internamente se tragó un nudo, esta temporada ella era autora de los chismes del corazón en el Chismógrafo de Hogwarts y la situación, el chisme, era bueno, aunque estuviera demasiado cerca de ella, así que no había podido dejar ir la oportunidad y escribió la nota tan pronto le había aparecido la hoja mágica, un aguijón de culpa se instaló en su corazón.
–Bueno, sí hay otra opción. -comentó Tracey-. Y esa es que jueguen los suplentes, vamos a bajar en la tabla de posiciones, pero es mejor que renunciar.
El movimiento en el fondo, dio cuenta de que en la sala también se encontraban los suplentes, quienes habían permanecido en completo silencio mientras se desarrollaba el conflicto, algún gracioso había hecho aparecer unas palomitas, mientras escuchaban la discusión, los reclamos y los chistes, mirando de uno a otro según hablaran los involucrados.
Había un miembro suplente por cada titular: Ashton Duarte, Ravenclaw de primer curso, como guardián; Romel Torres, Slytherin de segundo curso, el único Slytherin en el equipo, jugaba la primera posición del Golpeador; Sandra Anders, una Gryffindor de tercer curso jugaba la segunda posición de Golpeador; Kenia Fuentes, una Ravenclaw de tercer curso, jugaba la primera posición de cazadora; Ethan Laurence, un Gryffindor de cuarto curso, era el cazador de segunda posición; Mikel Estrada, un Ravenclaw de primer curso,como Cazador de tercera posición; Y Jared Puckle, “Puck” como le gustaba que lo llamaran, un Hufflepuff de cuarto curso como buscador. Cada uno suplía a su contraparte titular, y aunque no eran tan buenos como sus contrapartes, en el último partido se habían lucido, aunque no pudieron obtener la victoria.
–¡Por fin vamos a participar en la trama principal! -exclamó Romel Torres, cuyo carácter de Slytherin brilló con el comentario burlón, sus compañeros suplentes así como los titulares se le quedaron viendo-. ¿Qué? Tenemos media hora escuchándolos, teníamos que aparecer las palomitas para ver este drama adolescente en primera fila. -tal comentario dio razón de quién había hecho aparecer las palomitas.