Jamás me volvería a casar contigo.

Los relojes de cucú.

Capítulo 34. 
Alfonso joven y soltero 1987, parte 5. 
Domingo 14 de noviembre. 
Realidad original.  
Los relojes de cucú. 

Alfonso aún dormía cuando el ring ring del teléfono de su habitación, sonó despertándolo. 
 –Tiene una llamada de larga distancia y con cargo a la habitación, desde la ciudad de Poza Rica Veracruz; ¿La acepta? 
Le dice la voz de una operadora, y todavía sin poder abrir un ojo, aceptó la llamada pensando que era de su casa, y la voz de una jovencita le dijo: 
 –¿Estas bien mi vida? 
 –¿Eh, quien habla?  
Contesta reconociendo la voz, pero dudando de que fuera ella. 
 –¿Cómo que quien habla? ¡Llevamos más de 2 años de novios y ya no sabes quién soy! 
 –¡Elsa, ah carajo! No me esperaba esto, además; ¿Cómo supiste que estaba en Veracruz? 
Elsa Cisneros era su ex novia, y habían mantenido una relación de noviazgo desde hacía un par de años, ella tenía 17 años y vivía a 2 calles de su casa, era muy bonita, de tez blanca y cabello castaño claro, ojos color miel y de complexión delgada, pero de esas jovencitas con una belleza fina y de clase, pero habían terminado por esas causas comunes de los jóvenes que sienten ganas de experimentar ciertas cosas en la vida, que los hacen no valorar lo que tienen. 
 –Ya sabes que siempre sabré dónde y como encontrarte; además no es la primera vez que te hablo a ese hotel; ¿Cuándo regresas? ¡Es que quiero verte! 
 –¡Ah carajo! Espérame tantito, no vayas a colgar. 
Dice en lo que se levantaba al baño para darse un remojón en la cara y lavarse los dientes, y más que nada para despertarse bien, y pensar en lo que tenía que decirle y contestarle a su ex. 
La verdad es que él todavía la quería mucho, pero a la vez no estaba dispuesto a perdonarle su infidelidad, porque eso de ser un cornudo, definitivamente no era lo suyo. 
 –¿Sigues ahí? –le dice volviendo a levantar el auricular. 
 –Si amor; ¿Cuándo regresas? ¡Es que quiero verte! 
 –¡Pues yo me regreso mañana! ¿Pero no entiendo cómo para qué quieres verme? Si ya fuiste muy clara al decirme que ya no te hallabas conmigo, y que habías conocido a alguien. 
 –¡Si amor, perdóname, se que fui una estúpida! Después de que te golpearon en la disco, me quedé muy preocupada, le pregunté a unos amigos tuyos que me encontré en la 20, y me dijeron que te habían visto entrar a la Rana Rosa, y te fui a buscar allá pero ya no estabas. 
 –Disculpa pero; ¿Dices que me golpearon? Para nada chiquitita, ni me tocaron, lo único que me arruinaron fue el saco, pero esos fueron los de seguridad de la disco, porque tus galanes pegan como niñas, así que por eso no te preocupes. 
 –¡Ya perdóname! Uno era mi amigo y el otro era mi primo, es que tuve un mal sueño y me di cuenta que no debo perderte, tú sabes que fuiste el primer hombre en mi vida, y no puedes dejarme así sin darme una oportunidad de explicarte. 
 –Pues si, lo acepto, fui el primero de tu vida, pero ahora ya soy el primero de 2 o 3, y ya no es lo mismo, pero en fin, mira, yo llego mañana en la mañanita a Poza Rica, si quieres me hablas como al medio día y hablamos; ¡Nada más no me vayas a salir con que estás embarazada! Porque ya se de alguien que pudo haberte hecho el favor. 
 –¡No como crees! Tú fuiste el primero y siempre serás el único, ya verás que te lo comprobaré, siendo tuya las veces que me lo pidas; ¿Entonces te veo mañana, amor? 
 –igual y me regreso en la tarde, y te veo en la nochecita; ¡Ay caray! Pues si ya son la una, no igual, me regreso en la nochecita, y te veo mañana, pero no vayas a llevar a tus guaruras, porque te aseguro que ahora sí que no tendrán a mis amigas de la disco para que los salven. 
 –¡Si amor, entonces te espero mañana! Pero no te vayas a quedar otro día. 
 –Ok, te cuidas.  
Dice Alfonso colgando el teléfono, y más o menos 1 hora después, ya iba llegando en un taxi a Plaza Mocambo, donde se entretuvo durante horas jugando maquinitas de video juegos, hasta que consideró que ya era suficiente, y cuando buscaba un local de pollo frito para comer, se acordó de Ana, su nueva novia, de la cual se había olvidado por completo, por estar pensando en Elsa, y buscó un teléfono público para llamarle a la pensión de señoritas, quería invitarla al cine y a cenar, pero no pudo localizarla porque no estaba en la pensión, le dejó un recado, y pensó en llamarle después de comer, cuando terminó volvió a llamarle sin éxito, y se dirigió a las taquillas de los cinemas Mocambo, había un par de películas de estreno que quería ver, Robocop y Arma mortal, ya que no encontró con quién entrar al cine, solo compró un boleto, y en lo que empezaba la función de las 7 de la noche, se puso a curiosear.  
Una tienda de regalos llamó su atención, porque exhibía muchos artículos de decoración, pero había dos que llamaron poderosamente su atención, un par de relojes de cucú, de la marca Adolf Herr, checó el precio y sí le alcanzaba, pero como ya había pagado el hotel apenas le dejaba lo justo para sus palomitas y refresco en el cine, para su taxi, y para su pasaje de regreso a Poza Rica, ya de ahí tendría que pedirle a su mamá para pagar el taxi de la central de autobuses a su casa, pero como sabía que su mamá tenía el resto de su dinero, pues decidió arriesgarse. 

 




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