Jane

Capítulo 11

Se despertó tarde la mañana siguiente, y le llegaron voces de la estancia contigua. Le parecía increíble que un remolque diera para tanto. De hecho, juraría que más que un remolque parecía un barracón.

—No sé, muy extraño.

—Pero, ¿en qué sentido?—preguntaba Arnie.

—Pufff... Es como si fuera... Yo que sé, parecía otro, estaba muy rollo salvaje, su mirada era otra, me daba miedo—explicaba Vivian en voz baja.

Ni él mismo entendía qué le pasaba en esas circunstancias, pero no se atrevía a hablar de ello con nadie.

—Nosotros no podemos hacer nada. El problema es si actúa de forma inconsciente, eso os podría poner en peligro—decía Arnie—¿Le pasa con frecuencia?

—Conmigo sólo esta vez.

—Bien, habrá que vigilarle y ya veremos, pero seguramente es algo que habrá que tratar en Pacific, me da la sensación de que allí saben más de él que nosotros.

—Es posible—dijo Kathy.

Estuvieron un rato en silencio y Rick pensó en levantarse, pues tenía hambre, pero Vivian volvió a hablar.

—Arnie... Quería comentarte...

—Dime, Vivian.

—Tal vez... No sé si sería posible...

—¿Sí?

—¿Podrías destinarle otro compañero a Rick?

El chico abrió mucho los ojos, sorprendido. ¿Vivian no quería seguir con él?

—¿Por qué?

—Bueno... hay ciertos detalles...

—No me creería si dijeras que se ha portado de forma inadecuada contigo—le dijo Kathy.

—No, no, no es eso. Es más bien por mí...

—No te entiendo—dijo Arnie.

Estuvieron un rato en silencio, que Rick no supo que pasó.

—Hay... ciertos sentimientos que temo puedan afectar a la misión. No estoy al cien por cien.

Otro silencio.

—Bueno, por si te consuela creo que más o menos todos nos dimos cuenta—dijo Kathy, queriendo parecer amistosa.

Silencio de nuevo.

—Oye...—dijo Arnie con ternura—Somos humanos, y estamos preparados para sentir estas cosas. Yo no creo que sea nada malo, creo que incluso puede ayudarte sentir esto. Mejor así que no alguien a quien le sea indiferente Rick, ¿no crees?

Silencio.

—Pero... ¿Y si se entera de cosas que no debe?

—Nosotros confiamos en ti, pero si lo ves muy claro, podemos sustituirte.

Estuvieron callados de nuevo.

—Pregúntale a él—propuso Kathy.

—Sí...

—De acuerdo entonces—dijo Arnie, resuelto—Se le preguntará a él.

Rick pensó que ya había escuchado suficiente a hurtadillas e hizo ruido como si se estirase para dar a entender que estaba despierto. Se oyeron pasos ligeros y alguien que bajó del remolque.

Cuando salió de la habitación, vio que todo le era nuevo. No debía de haberse fijado en el lugar cuando llegaron la noche anterior. Había estado agotado.

—¡Buenos días!—lo saludó Kathy, muy animada, y se acercó a él—¿Cómo estás?

—Ahora bien.

Ella asintió, satisfecha.

—¿Quieres comer?—le preguntó Arnie, que estaba delante de una pequeña cocina—Hay tostadas, bacon...

—No preguntes demasiado, tú echa de todo.

Kathy se rió y se sentó de nuevo en la mesa con él. Rick enseguida se dio cuenta de que la que debía de haber salido fuera era Vivian. Arnie le sirvió de todo y se sentó al otro lado.

—Vivian nos ha estado contando lo que pasó ayer.

Rick asintió con la boca llena.

—¿Averiguaste algo de boca de los Archer?

—Realmente no, mucho fanfarroneo, pero están más desesperados que otra cosa.

—Y... ¿siempre te da por las armas cuando estás enfadado?—preguntó Kathy con voz divertida, y Rick no necesitó mirarla para saber que era su forma inocente de intentar saber qué le sucedió a él.

Rick dejó los cubiertos y terminó de masticar.

—No sé lo que me pasa cuando me siento así, así de simple.

La miró de reojo.

—Y... ¿qué sientes? ¿Pierdes el control?—le preguntó Arnie.

—No, soy perfectamente consciente de lo que hago.

—¿Y quieres dañar al objeto de tu estado de alerta en ese momento?

Rick pensó un poco la respuesta.

—Sí, pero no de forma... Es decir, no se convierte en mi objetivo. Quiero hacer daño, pero si no tengo un motivo no lo hago. Si hay una alternativa, como en este caso disparar al suelo, lo hago—se calló un momento y siguió—Siento como una presión en el pecho, se me acelera el pulso... Es bastante incómodo.

Arnie asintió, pensativo.

—¿Sabías usar armas?

—No.

—Vivian y Meg nos contaron que la noche que te sacaron del centro manejaste el revólver de Allan como si supieras perfectamente lo que hacías, y tus disparos fueron certeros.

—Ya... pues te aseguro que yo sólo he jugado al Call of Duty...

—Bueno, y...—intervino Kathy, que parecía querer cambiar de tema—¿Y el bichito? ¿Cómo va?

—El otro día lo noté—contestó Rick, agradecido por el cambio de tema.

Kathy aplaudió, emocionada.

—¡Qué guay! ¿Y ayer?

Rick borró la sonrisa de nuevo.

—Demasiado, creo que no estuvo bien que me pusiera como lo hice, espero que...

—No pasa nada—le dijo, restándole importancia—Luego vamos a verlo... ¡O a verla! Hay que mirarlo, ¿a que sí?

Rick se animó otra vez y se puso a comer de nuevo.

Arnie se levantó para dejar el plato de huevos, vacío, en el fregadero, y hacer espacio en la pequeña mesa. Una vez allí se apoyó contra la encimera y cruzó los brazos.

—¿Qué te parece Vivian como compañera?

—¿Por?—preguntó Rick con la boca llena, sin mirarlo.

—Bueno... habéis estado casi tres meses encerrados, si hubiera algún problema... Podríamos cambiarte de compañero. No habría inconveniente.

Rick lo miró, poniendo su mejor cara de asombro.

—No tengo ninguna queja de ella ni ningún motivo para pedirte que me la cambies.

Miró a Kathy. Sentía curiosidad por saber que cara pondría, y cuando la miró vio que se tapaba la boca y miraba al suelo, pero vio por sus ojos que sonreía.




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