Jane parte 2. La comunión mental

Capítulo 9

A la noche siguiente Chelesi apareció en la habitación de Rick con un vestido que le quedaba enorme y del que le sobraba tela por todos lados. Pero ella parecía muy contenta.

—¿Me queda bien? —le preguntó a Rick con una sonrisa.

—Ah… —dijo el chico. Pero sus pensamientos no pudieron engañar a la chica —¡Jane!

Pocos segundos después, la mujer apareció en la habitación. Ya iba maquillada, pero no vestida.

—¿Qué pasa? —preguntó.

—Juzga tú —le dijo su padre señalando a Chelesi, que estaba a su lado.

—Oh, Dios mío —dijo Jane —¿Por qué te has puesto esto?

—Porque es bonito.

—Lo es, pero no te queda bien. Te queda enorme.

Chelesi la miró entristecida.

—A ver, cielo, tú tienes mucho menos pecho que yo. Y estás muy delgadita. Yo puedo llevarlo, pero tú necesitas otra cosa.

La chica se miró y suspiró.

—Anímate, Jane te pondrá guapa —dijo Rick, intercambiando una mirada con su hija.

—Por supuesto. Vamos.

Y así se marcharon las dos de la habitación. Rick suspiró, aliviado. Poco después, él también salió y bajó al salón a esperar a las chicas.

—...y antes de irse a la cama debe lavarse los dientes —decía Karim.

—Karim, es mi bisnieta, lo sé, ¿de acuerdo? —le decía Henry con voz cansina —Deberías cortarte un poco, ¿no crees?

—¿Por qué?

Rick terminó de bajar las escaleras y los encontró en la puerta de la cocina, mirándolo.

—Si queréis me voy.

—¿Para qué? —preguntó Henry sin comprender.

—No lo sé, os habéis callado en cuanto he bajado.

—Tú portate bien, ¿vale, peque? —le dijo Karim a la niña.

—Pues claro, como siempre —dijo ella —Me voy arriba con mamá y Chelesi.

Y se marchó escaleras arriba. Rick se volvió de nuevo hacia los dos hombres y vio que cada uno miraba en una dirección diferente. Enarcó una ceja y se marchó al salón.

—Sí que tardan —comentó el chico.

Rick lo miró.

—Oye, me alegro de que vengas —le comentó —No hacíamos nada juntos desde que estamos aquí.

—Hay varias hectáreas de bosque a varios kilómetros de… —empezó Henry, pero se calló al ver la cara con la que lo miraba su hijo.

Karim se rió.

—Qué gracioso —comentó Rick por lo bajo cuando su padre se fue a hacer cosas.

—Según como se mire. Yo empiezo a echar de menos Nagala —comentó el chico.

Rick lo miró con interés.

—¿Tan pronto?

Karim se encogió de hombros.

—Da igual, ya volveremos.

—No te diré que no me pase lo mismo, pero cuanto antes nos vayamos antes tendré que volver a dejar aquí a mis chicas.

Karim se quedó callado, mirando escaleras arriba. Rick se quedó mirándolo.

—¿Te pasa algo?

El chico bajó la mirada para mirarlo a él.

—Nada —dijo.

Rick enarcó una ceja, pensando que su amigo no era del todo sincero, pero entonces oyó que las chicas bajaban y dejó de prestarle atención. Cuando vio a Chelesi pensó que gracias a pasar por las manos de Jane estaba mejor que otras noches. Pero su hija, pensó, estaba espectacular. La mujer se había quedado frente a Karim, esperando algo, pero Rick se acercó y la cogió por la cintura.

—Estás preciosa —le dijo.

—Creía que ya lo era —comentó ella, sonriendo con timidez.

—Eso te digo, a ver si te vas a acostumbrar demasiado.

—Da igual —contestó ella, y le repasó el cuello de la americana a su padre. En respuesta, él le besó la frente.

¿Estamos listos?

Por supuesto. ¿No está adorable? ¿Sólo me la comería yo?

No, yo también. Me ha arreglado con mucha paciencia. Es un cielo. Aunque para lo poco que me estás mirando hoy…

Rick suspiró y soltó la cintura de Jane para ir hacia Chelesi, echarla hacia atrás y besarla.

Karim puso los ojos en blanco.

—Cielos…

Jane se rió al ver la reacción del chico.

—¿No son adorables?

—¿Tú crees?

—¿Por qué no?

Karim se encogió de hombros y salió al camino de la entrada seguido de Jane. Esta respiró hondo y miró el cielo.

—Nagala tiene que molar un montón —comentó la chica.

—Sí. Es un lugar increíble. Justo le estaba diciendo a tu padre que ya lo echo de menos.

Jane lo miró, sorprendida.

—¿Quieres volver? —le preguntó.

Karim se quedó mirándola, pero no dijo nada. Unos segundos después se le escapó una sonrisita a la chica.

—Estás guapo —dijo.

—Tú no —dijo él.

Rick y Chelesi salieron de la casa muy animados. A Jane se le había borrado la sonrisa, pero bajó la cabeza disimuladamente.

—Estás algo más que eso —le susurró Karim, pero se fue un par de pasos más adelante, como si nada.

Jane quería avanzar para decirle… no sabía qué decirle, cuando Rick la cogió del brazo.

—Ven delante conmigo —le pidió.

—¿Eh?

—Con el trasto. A ti te encanta.

—Ah, sí.

No se había dado cuenta de que su padre había sacado el viejo Impala del garaje para ir en él aquella noche. Jane sabía que desde que había vuelto tan rejuvenecido había vuelto a usarlo como hacía antaño, pero ella aún no había subido en él. La última vez ella había tenido por lo menos quince o dieciséis años.

Rick accionó el cierre automático y le abrió la puerta a su hija, que le sonrió con ilusión. El olor de aquel coche, que aún conservaba un leve rastro de Vivian le traía muchos recuerdos de salidas familiares cuando era pequeña. Chelesi y Karim se sentaron atrás y Rick se puso al volante.

—Oye, ¿y si nos hacemos una foto para Alan? —le preguntó Jane.

—Vale —contestó Rick.

Jane sacó su sofisticado móvil de su diminuto bolso y lo puso delante de ellos dos. Se pusieron a hacer posturas divertidas hasta que encontraron las caras que más les gustaban, se hicieron la foto y se la mandaron a Alan.

—¿Ese chico no piensa venir a verme? —le preguntó Rick.



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En el texto hay: planeta, tribus, alienígena

Editado: 24.07.2022

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