Jane habría dado mucho dinero aquella noche para poder hablar con Tirina. Pero la mujer había dejado de ir a casa de Ninia. Había oído a Kulush y a Munai susurrar y al parecer la chica habría ido a Paratamani a ver cómo estaba su tripulación. Por si habían tenido algún problema y para dar algunas órdenes. Pero de poco más se pudo enterar porque los hermanos se supieron escuchados y se quedaron mirando a la mujer como si ella tuviera la culpa de algo.
Allan y los dos chicos hacía mucho que no llevaban un traje que pudiera considerarse elegante. Tal vez desde la ceremonia takara shi shannia. Y no era tan sofisticado como lo de aquel día. Pero los querían bien vestidos y eso estaba muy claro. Allan suspiró con resignación. Le parecía absurdo lucir tan bien para una ocasión como aquella. Aún así, le suplicó a su naisha ni que lo dejara en paz de una maldita vez, abrazó a sus dos chicos y salieron al pasillo a paso firme. En el vestíbulo encontraron, también elegantemente vestida pero con las manos atadas al frente, a la reina. Los esperaba con una sonrisa tranquila e inclinó la cabeza a modo de saludo cuando aparecieron. Cuando estuvieron ante ella, los guardias se acercaron para impedir más cercanía entre ellos cuatro.
—Te falta algo—le susurró Lini a Allan.
—¿El qué?—preguntó el chico, extrañado.
La mujer iba a contestar cuando apareció Koshak.
—Excelentes días—dijo con una sonrisa ladeada.
Tanik lo miró con ganas de darle el puñetazo que le tendría que haber dado el primer día. Iba seguido de Merara y Koron.
—Bien, entremos ahí y veamos qué sacamos en claro, ¿no creéis, majestad? ¿O prefieres Lini?—le preguntó el hombre, burlón.
Lini lo miró igual de tranquila y suspiró casi imperceptiblemente. ¿Para qué contestarle? Había dicho que les seguiría el juego y eso iba a hacer. Los guardias siguieron al capitán haciendo moverse a la mujer detrás de ellos y la Tríada los siguió hasta una sala que Allan no conocía. Creía que habrían celebrado el juicio en la misma sala donde se había celebrado el de Arceus, pero no era así. Aquella otra era gigantesca, y estaba claro que tenía muchísima más capacidad. Y en aquellos instantes estaba bastante al límite, porque las inmensas gradas estaban abarrotadas de gente de toda Nagala. Sólo la primera fila de todo el óvalo que era la grada, estaba reservada a los señores que habían venido de todo el planeta.
Todo lo demás se llevó a cabo como en el juicio del nariavi. La reina se quedó de cara al público, de pie y con las manos atadas y la Tríada fue colocada a su espalda un par de pasos por detrás de ella y con cierta distancia entre ellos. Los guardias y muchos más que había allí, se quedaron cerca, vigilándolos estrechamente.
—Portaos bien, niños—les dijo Koshak aún con su sonrisa burlona.
Estuvieron un largo rato esperando mientras el público se acomodaba en las gradas y se iba haciendo progresivamente el silencio. Allan observó su alrededor y detuvo su mirada en su ati y su atiami entre el público. Estaban acompañados de Koshia, Tirina, Jane y Karim, además de Kulush y Munai. Le pareció ver que Inek le levantaba un dedo pulgar en el intento de darle ánimos. Él sólo asintió levemente.
—Bienvenidos—dijo en voz alta Koshak dirigiéndose a toda la sala, que por fin se había quedado en silencio—Estamos aquí hoy para decidir si la reina Lini de verdad es digna de seguir en el trono de Nagala.
—Como si no lo tuvierais ya decidido—pensó Allan con fastidio.
—Todo señor de Nagala puede hacerle cuantas preguntas quiera a su majestad, tanto para probar su inocencia como para probar la incompetencia evidente para reinar.
Allan chasqueó la lengua y bajó la mirada. Sabía que aquello no terminaría bien. Koshak se volvió hacia ellos cuatro y se preguntó por un momento si había oído el chasquido que había hecho.
—Así que, dígame, majestad—dijo el hombre, y sintió el deleite en su voz—Vamos a comenzar por lo más básico, ¿de dónde sois?
—De un planeta que ya no existe llamado Selesei—contestó al instante.
Koshiak se volvió al público.
—No es vaturiana—sentenció—Hemos sido reinados por una mujer que no pertenece a este planeta. Nos ha mentido.
Tai se levantó de su asiento y bajó de la grada para acercarse a la reina y a Koshak. La saludó con una inclinación de cabeza y luego se volvió hacia el público.
—No es vaturiana—dijo—Pero con ella en el poder hemos conocido la paz, el avance de nuestra sociedad. Un…
—Majestad—cortó Koshak ignorando a Tai y volviéndose de nuevo hacia la reina—¿Por qué fuisteis elegida vos precisamente para reinar en Nagala?
Tai apartó la vista del público para mirarla a ella. Sentía una punzada de fastidio porque Koshak no lo había dejado hablar, pero no era momento de ponerse a discutir con el señor de Liluyah.
—Porque yo tenía preparación académica y militar en Selesei y cumplía con otras condiciones para…
—¿Qué condiciones?—la cortó.
Lini suspiró.
—No tenía familia, podía abandonar el planeta para irme a reinar Nagala sin ningún problema.
—¿Y por qué debíais reinar vos? ¿No era suficiente el rey que teníamos en la época?
—Los selesios tenían claro que vosotros no os podríais gobernar correctamente por vuestra forma de…
Koshak se volvió hacia el público.
—Una raza que no conocemos que nos tenía por monos estúpidos incapaces de gobernarse—dijo —¿Qué nos hace pensar que eso es cierto? ¿Cómo sabemos que esta mujer no es simplemente una raza invasora que nos ha comido la cabeza durante generaciones?
—Te lo repito, Koshak—intervino Tai—Con ella hemos conocido la evolución de una especie que…
—¡Deja de interrumpir y respeta tu turno de palabra!—le gritó el capitán—¡Vuelve a tu sitio!
—No—dijo el hombre con calma—Estoy para defender a la reina y he acudido al frente de la sala a hacerlo. Respeto mi turno de palabra y el que no me deja hablar eres tú.