Jane parte 3. La Tríada

EXTRA - Tanik

Allan tenía que admitirlo. Había echado de menos Nagala mucho más de lo que había llegado a echar en falta Kalare. Pero no quería. Y menos en presencia de su ati. No fuera a pensar que se estaba volviendo… demasiado vaturiano.

Una semana atrás habían decidido que tenían todo listo para marcharse. Personas de su confianza y muy profesionales que ellos mismos habían seleccionado atenderían adecuadamente el atelier. Con eso, tanto Allan como Arceus ya creían que podían marcharse sin muchas preocupaciones. Sólo serían seis meses, al fin y al cabo.

Tanik había puesto los ojos en blanco cuando su takara shi se lo mencionó. Era lo acordado. Más que justo. Pero… habían estado más de un año en Kalare a propósito de los planes de los dos chicos, y ahora estar sólo seis meses en Nagala se le antojaba escaso. Y más teniendo en cuenta lo que quería hacer. Allan estuvo observándolo durante todo el trayecto, interrogante.

Sí, Allan, pienso ir a buscarla—le dijo, cansado—Sabes que debo hacerlo. La diosa me dijo que tenía tiempo para hacerlo, y entiendo que lo dijo porque primero debía dedicarme a ti y a Ar, pero ahora debo hacerlo. Lo necesito. Aunque sea… para decepcionarme.

En aquel tema, el chico quería intervenir más bien poco. Le importaba la seguridad del chico, que no fuera a tardar demasiado, que no se perdiera, pero poco más. Sabía que encontrar a Narina podía llamarse una experiencia vital. Algo que debía hacer el chico y que podía aportarle mucho… o muy poco. Bueno o malo.

Y tal vez… deberías intentar hablar con Karim—le sugirió el chico en otro momento del viaje.

Sí, claro, lo tenía pendiente. Pero tampoco dependía sólo de él. Había dejado un medio nanit que lo evitaba, que estaba triste, decepcionado… ¿Qué encontraría más de un año después? Cuando le preguntó a Inek el hombre tan sólo soltó una risita y negó con la cabeza, pero no dio muchas explicaciones más. Eso, se dijo Tanik, no podía ser muy malo.

Cuando llegaron a Kugula, Allan se quedó impresionado al ver cómo había quedado la casa. Él nunca había llegado a ver la anterior, pero en aquel momento el árbol estaba esplendoroso y la casa se extendía varios pisos y tenía varias estancias a nivel del suelo. Y recordó que aquel diseño lo había elaborado su takara shi.

—Te ha quedado preciosa—le comentó Arceus, que se cambió de brazo al pequeño Peter.

—Bueno, yo sólo la diseñé—dijo Tanik, algo abochornado.

—Pero aunque no la hayas podido construir tú ha quedado genial—dijo Inek—Nos sobra espacio por ahora, pero es mejor. Y a mi ati le encanta, que para mí es lo importante.

Le dio unas palmadas en la espalda al chico y este le devolvió la sonrisa tímidamente. Entonces siguieron a Chelesi y a Ninath, que ya entraban en la casa a saltitos, como era habitual en ellas.

—¡Bienvenidos!—gritó Tirina que salió a recibirlos, tan alegre como siempre. Allan le dio a Chaimae a Tanik y se fue corriendo a abrazar a la chica—Vaya, grumete, se te ve contento.

—Y a ti—le contestó el chico, mirándola bien. Se alegraba de que, al parecer, la chica se hubiera ido recuperando de todo lo que un día le había sucedido.

—Tienes que ver a tu nanita—le dijo, guiñándole un ojo.

—Sí, me apetece mucho—dijo el chico.

De esta forma entró en la casa seguida de sus chicos con los bebés y su ati. Miró a su alrededor y vio que aquella parte era una gran cocina, muy luminosa. No era tan agobiante como había llegado a parecerle la de casa de Ninia al haber tanta gente. Y Jane estaba sentada a la mesa con Koshia al lado que le explicaba pacientemente cómo hacer la masa que estaban elaborando. Allan se quedó mirándola hasta que la chica levantó la mirada y se le iluminó el rostro.

—¡All!—lo saludó, y se levantó. Allan se llevó una gran sorpresa al descubrir que la mujer, al parecer, pronto sería ata.

—Me alegro un montón por ti—le dijo, abrazando a su nanita—Lástima que tú no pudieras estar conmigo.

Jane se fue directamente a los dos chicos a conocer a los niños, y cuando Jenny apareció unos minutos más tarde, estuvo encantadísima de conocer a aquellos primitos.

Sin embargo, más tarde Tanik se volvió hacia su takara shi. Estaba decidido a marcharse cuanto antes.

—¿Por qué no te quedas al menos hasta mañana con nosotros?—preguntó Arceus.

—No—contestó, decidido—Cuanto antes me vaya, mejor. No sé cuánto puedo tardar en encontrarla y en seis meses tenemos que marcharnos.

Allan se quedó mirando a su nihala y quería insistirle un poco, pero pronto comprendió que no le valía la pena. Aquello debía hacerlo, y cuanto antes. No obstante, Karim acababa de llegar a casa seguido de Alas. El chico se alegró de verlo más contento y de mejor humor que antes de marcharse. No obstante no tuvo ninguna intención de decirle de hablar hasta que el karishiano supo que el chico se marchaba a buscar a su ata. En ese momento se puso algo más serio y le pidió al chico que lo siguiera. Se marcharon por la puerta pero subieron a una de las habitaciones de la copa. Como pudo ver Tanik, se trataba de la habitación que compartían él y Jane.

Karim se apoyó en la barandilla y se quedó mirando a Tanik, pensativo.

—Felicidades a ti y a Jane—le dijo el chico—Espero que todo…

—Muchas gracias—le contestó con una media sonrisa—¿A ti también debo felicitarte?

Al ver que Tanik arrugaba el ceño, al parecer sin comprender, se lo aclaró.

—Bueno, si no recuerdo mal, los bebés son de Arceus y Allan, pero imagino que será como si tú también hubieras sido ati.

Entonces el chico no pudo evitar sonreír.

—Por supuesto—dijo. Había procurado desde un principio ayudar a los chicos en todo lo que había podido y creía considerarlos sus peni—Gracias.




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