Jardín de Tulipanes

Capítulo II

No hay mayor vergüenza para una dama, que ser encontrada no con uno, sino con tres caballeros sola.

-¿Que te había dicho, Anne Marie Cromwell?, ¿Cómo pudiste meterte en tal lío a tan solo unos días de tu debut?- la voz de la señora Sophia Cromwell resonaba en todo el salón, incluso cualquier sirviente se abstendría a estar cerca de aquella sala con él enojo que desbordaba en aquel momento -

Anne se contuvo a decir algo, y su padre, William Cromwell, a pesar de estar juntos a su madre en ese momento,no podía ni tenía razones para salvarla del aprieto en el que se había metido, ya que le había advertido previamente.

-Esperemos fielmente que el Barón y el Vizconde sean reservados y no comenten la situación a la sociedad, por suerte, estaban en deuda conmigo desde que los salve de una estafa meses atrás- El padre de Anne se sentó en su lado respectivo del sofa, cruzando su pierna derecha con desdén, sin quitar la mirada de preocupación a su hija-

-te lo repetí en incontables ocasiones, no ensucies tus vestidos en el establo, puedes caerte, hacerte daño, ¿Y entonces qué? ¿Que hombre crees que se casará con una mujer que no tiene desencia?-

Anne permaneció en silencio, sin voluntad de pronunciar una sola silaba.

-¡Responde!- gritó su madre-

-...
El silencio continuó en la sala.

-porque si crees que ese amigo tuyo, Arthur, te va a salvar de esto, estás equivocada, desde que lo conoces no haz salido de tu face de rebelión, ¿Y todo para qué?, ¿Para un joven que solo tendrá el titulo de barón?, por favor Anne, puedes aspirar algo mejor-

Anne sintió la frustración acumularse en su garganta y las lágrimas a punto de desbordarse, pero no podía hacer nada al respecto, ya que esa no era su decisión... Ella debía ser obediente y solo seguir las reglas, así la habían enseñado... Pero lo detestaba.

Lo que sus palabras no podían expresar, lo expresaba a través de la música, y aunque no podía llorar y quedarse en vela,porque lo notaría ,o gritar,porque la escucharían, lo tocaba en el piano lo más forte posible, solo así podría permitirle a su alma gritar.

Los siguientes días previos al baile los pasó encerrada en sí, fantaseando con los únicos dos minutos que pudo estar a solas con Arthur antes de que lo peor viniera,y esperando poder resolver las cosas en el baile, aunque no estaba segura de que si quiera le dieran tiempo de intercambiar un saludo con él.

El clásico vestido de las debutantes era un blanco casi de novia, a Anne le daban náuseas el solo imaginarse criando a diez niños y casándose con un hombre que solo la lastimara, y ese color en particular era un claro recordatorio.

-Ese color te va, es una lástima que no lo uses nunca-

-Te envidio, James - Anne se giró para encontrarse con la mirada de su hermano- no tienes que someterte a nadie, en cambio yo...-

-No creo que madre y padre te hagan casarte con un cuarentón que huela a alcohol, deja de preocuparte tanto- James se apoyó en el marco de la puerta de Anne, cruzándose de brazos , como si tuviera algo que decirle-

-¿Qué pasa? ¿Por qué esa mirada?, no me dirás que estás nervioso, ¿O si, hermanito?-

-¿Realmente estás enamorada de él?-

Anne sé petrifico casi de inmediato, de repente el aire le faltaba.

-¿Te refieres a Arthur?- aclaro su garganta- no importa lo que yo piense, yo solo estoy aquí para cumplir las ordenes de nuestros padres, y posteriormente las tuyas- apretó sus manos enguantadas, decir esa frase le dolía genuinamente -

-¿Y si no fuera así?- James insistió -

-Sabes que no importa lo que piense, fácilmente Arthur podría no pensar...-

-Recibí su propuesta de matrimonio está mañana- James le interrumpió la palabra - pero Arthur no quería decirle a nuestros padres sin estar seguro de que tú... Bueno, pensabas lo mismo-

El tiempo se detuvo para Anne, tuvo que poner su mano en el tope de su cama para ayudarse a sentarse con el apretado vestido o si no se caería y se desmayaría, pues la felicidad no le cabia en el cuerpo.

-pues... Claro, pero... ¿Y que hay de nuestros padres?, no me escucharán - Anne sentía como su corazón casi saltaba de su pecho, intentó estabilidazar su respiración colocando su mano en su abdomen-

-Pensaremos en algo, por ahora, concéntrate en ese baile, no querrás enojar a nuestra madre de nuevo- James salió de la habitación de Anne con total tranquilidad, ya estaba vestido para el baile desde hacia una hora, cosa que no le sorprendía,después de todo la presión de debutante con peinados y vestidos apretados no recaia en él-

El simple comentario de James había cambiado por completo la perspectiva de Anne, ahora el baile se veía mucho más interesante y divertido de lo que habría pensado unos días atrás, ni siquiera el fastidioso sonido del andar de los caballos o el movimiento excesivo del carruaje de camino al palacio de la princesa eran motivo suficiente para bajar sus ánimos... Después de todo, Arthur también la quería.

El palacio era enorme y precioso, de colores grisáceos y pasteles, era como en los clásicos libros de romance que Anne y probablemente todas las chicas de su edad solían leer, como un sueño, pero detrás de toda su emoción,también estaba aterrada.

Anne divisó algunas señoritas en la entrada, bajando de sus carruajes al igual que ella, todas tenían joyas brillantes y peinados muy elegantes, guantes de seda a juego con sus vestidos blancos, que subían un poco con ambas manos al caminar para que no fueran ensuciados antes de la presentación.

A pesar de que la mayoría de sus brazos eran recubiertos por guantes y que el ambiente no estaba tan frío por la entrada de la primavera, Anne empezó a sentir sus manos congeladas de los nervios, así que respiró profundo y tomó del brazo de James y su padre, para entrar por aquella gran puerta.

Todas las señoritas se formaron en el orden del rango de sus padres para la gran entrada, dónde serían analizadas y juzgadas por una simple caminata. El aire definitivamente faltaba entre tantas hijas y madres hablando e intentando calmarse, Anne no era la mejor socializando en momentos de estrés,así que lo único que hacía era agitar su abanico de plumas blancas con rapidez para no sofocarse y empezar a sudar.




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