La estructura de una relación creada por Dios es el hombre y la mujer, cualquier otra malformación de esa estructura debe ser penada con muerte- Decreto del alto clero 1550-
Momentos antes de que la princesa intentará salir del baño para explicar la situación a Anne, Margaret apareció en el pasillo por lo que justo cuando la princesa intentó abrir la manilla, Anne la cerró inmediatamente, de nuevo.
-¡Margaret!, hasta que te encuentro- Dijo en voz alta Anne, rezando porque la princesa la escuchara y dejara de forcejear la puerta-
-Anne Cromwell, debes dejar de correr de esa manera, no es propio de una señorita debutante- Le reclamó Margaret casi de inmediato-
-Es que tenía una urgencia y el baño está ocupado, pero oye ... Alguien me dijo que tú marido te buscaba, será mejor que vayas con él,quizás deba decirte algo importante- Anne se apoyó en la puerta intentando lucir lo más tranquila posible, pero Margaret no era tonta-
-¿Estás intentando ocultar algo?- intentó mirar qué había entre la puerta y Anne, pero no había nada-
-¿Yo? No... Solo necesito ir con urgencia- Anne fingió con un movimiento de sus piernas que estaba bastante concentrada en su estatus de vejiga-
-Debe haber otro baño cerca, pero no puedo ayudarte a buscarlo, si mi esposo me busca debe estar preocupado... Y tú...- señaló con el dedo índice apuntando a Anne, como si se tratara de una advertencia- Será mejor que no tardes, vuelve pronto al salón o volveré por tu alma-
-Si señora- Anne sonrió juguetonamente, esperando con todas las fibras de su cuerpo que Margaret se fuera lo antes posible-
Cuando ya no estaba a la vista, Anne por fin pudo respirar y tocó la puerta del baño para indictarle a la princesa que ya podía salir si así lo deseaba.
Casi de inmediato la puerta fue abierta de golpe.
-Gracias por no decir nada, te debo una, por favor no le cuentes a nadie más - La mirada de la princesa Adeline era cristalina, no por el azul en sus ojos, sino porque estaba a punto de desbordarse a llanto- si mi padre se entera... Yo...-
- Lo sé princesa, no sé preocupe, no soy del tipo de mujeres que se benefician de los problemas de otras- Anne puso sus manos en los hombros de la princesa para intentar calmarla- pero deberá tener más cuidado, si su esposo se entera, ni siquiera su título la salvará -
Anne apenas y pudo dirigir su mirada a la chica que acompañaba a la princesa,y por su traje, redujo casi de inmediato que se trataba de la dama de compañía de la princesa.
-Y a ella la despedirán - Anne dirigió una mirada a la dama de compañía que se encontraba a unos pasos de la princesa Adeline- pero usted es la princesa, sabrá que hacer, yo volveré al salón -
Anne empezó a caminar de regreso al baile, con su mente bastante distorsionada por la escenita que acababa de ver... No dejaba de pensar cosas como "¿Así eran los besos? ¿Eso era lo que hacían? ¿Y porque con otra mujer? ¿No sé supone que era «antinatural»?".
Lamentablemente no todas tienen la misma suerte que Margaret en el mercado matrimonial, y más si se trata de la hija de alguien con un rango tan alto como el rey, por lo que la princesa fue prometida desde antes de nacer a un hombre cincuenta y cinco años mayor que ella, con quién llevaba tres años de matrimonio, teniendo ella tan solo veinticinco años.
Anne no tenía ni idea de que era consumar un matrimonio,mucho menos sabía cómo se besaba, eran temas prohibidos para las señoritas, se consideraba una abominación si quiera hablar de ello, bueno, hace algunos minutos había descubierto de que se trataban los besos, ya que incluso en los libros que leía,el tema estaba bastante censurado.
Lo único que tenía claro Anne, era que fuera lo que fuera consumar un matrimonio,de seguro no sería algo lindo de hacer con un señor tan mayor como el esposo de la princesa, por lo que aunque no estaba de acuerdo con él adulterio, prefería no meterse en problemas y mantenerse callada.
-Por Dios Anne, ¿Dónde te habías metido?- James tomó el brazo de anne apurando más el paso para volver al salón- mamá está a punto de enloquecer, te dije que evitarás molestarla por tu bien -
-Lo sé,lo siento James, es que tenía una urgencia en el baño- Anne tenía la esperanza de que James confundiera sus palabras con el sangrado ocasional que solían tener las mujeres-
-Sera mejor que pongas tu mejor cara Anne, o no vas a llegar viva a casa- James y Anne entraron nuevamente al salón,fingiendo total tranquilidad, a pesar de que James estaba completamente aburrido de estar allí,y Anne no tenia su cabeza en la tierra en ese momento.-
-Querida, ¿dónde estabas?- la madre de Anne dirigió una mirada asesina mientras fingía una sonrisa despreocupada- quería que conocieras a alguien que vino preguntando por tí, ve a buscar a tu padre- señaló al otro lado del salón,donde su padre se encontraba hablando con un hombre de unos treinta años, es decir, al menos diez años mayor que Anne, aunque eso era mejor que cincuenta y cinco -
Anne caminó por el salón tomada del brazo de su hermano, en dirección a su padre.
-James, que bueno que viniste también , quería presentarte a uno de nuestros inversionistas más importantes en la producción de la granja de Irlanda- El conde William extendió su brazo hacia su hijo, presentándolos a él y a Anne como su mejor tesoro-
Anne hizo lo que toda dama recatada haría, solo asintió,dijo su nombre e hizo una reverencia, intentó estar al tanto de las cosas que hablaban,a pesar de que no estaba permitido que opinara en cuestiones de finanzas por ser mujer.
Anne empezó a desviar su mirada a las demás personas del salón, analizandolos, muchos eran hombres muy mayores viendo a las señoritas como carne fresca sin escrúpulo alguno, también habían muchos hermanos mayores al cuidado de sus hermanas, pero al parecer no era la única analizando a personas, ya que se encontró con la penetrante mirada del principe tercero desde lo alto del salón, quien la miraba como si quisiera... Matarla.