Tras un largo trayecto caluroso por culpa del clima de la primavera, el duque y la duquesa llegaron a su destino, la casa en la playa de la familia real.
A simple vista se notaba que aquel lugar no pertenecía a Charles Vaughan, pues la casa de estadía tenía un ambiente más minimalista y oscuro, en cambio esta casa le recordaba a Anne la casa Cromwell, donde creció.
-Quizas te sientas familiarizada - Charles señaló las hortensias - mi madre también las ama, mi padre dejo que todo esté lugar fuera decorado a su gusto- Charles extendió su mano para ayudar a Anne a bajar del carruaje-
-es simplemente precioso, me recuerda a casa - una sonrisa se dibujó en su rostro-
-Sabia que te gustaría, y eso que aún no miras la mejor parte- Charles empezó a caminar, y abrió la puerta él mismo-
Anne sintió deseo de decir un chiste al respecto, pero no quería alejar a Charles de nuevo, después de todo hasta el momento se estaban llevando bastante bien.
Empezaron a caminar a paso rápido a través del pasillo de la casa, no habían casi sirvientes, escuchó algunos murmullos en lo que parecía ser la cocina, pero Charles no se acercó hacia esa zona. Un minuto después, llegaron a un gran salón con ventanales enormes y vista directa al mar.
-Esto es...- Anne se acercó con una amplia sonrisa al piano que estaba en el centro, lo miró detenidamente y luego observó el resto de la sala -
Todo estaba decorado de color blanco, la madera de un claro marrón, y azul pastel, si Anne pudiera decorar una casa sin limitaciones, definitivamente lo haría de esa manera.
-¿Puedo?- Anne pidió permiso para tocar el piano a Charles, quien se encontraba abriendo los grandes ventanales para permitirle sentir la brisa del océano -
-Adelante- Charles empezó a caminar por el salón, intentando confirmar que todo estuviera en orden-
Anne empezó a tocar la pieza que había empezado a componer días antes de su boda, aún no estaba terminada, era como si estuviera estancada y no pudiera decidir, quizás eso la hacía de sus piezas más personales.
Charles se detuvo en seco al empezar a escucharla, y Anne sintió su mirada clavada en ella desde el otro lado de la habitación, pero no se detuvo y siguió practicando.
La pieza se detuvo repentinamente, inconclusa, pues Anne no había logrado conseguir solución a su bloqueo musical.
-¿Porque te detienes?- Charles se acercó a ella-
-no está terminada, estoy bloqueada - Anne suspiró profundamente -
-Anne Marie,esto es espectacular, con tu cuaderno de sonatas no será un problema convencer a una imprenta de producir libros en tu autoría - la voz de Charles extrañamente sonaba exaltada-
Anne sonrió,con una expresión de asombro en su mirada.
-Cuando lleguemos a la casa del ducado, me encargaré de llevarlo todo a la imprenta, terminalas para entonces - Charles dió dos pequeños golpecitos al tope del piano- ¿Está de acuerdo señora Vaughan?-
Anne estaba a punto de explotar de la emoción.
-Por supuesto excelen... Charles- Anne sonrió ampliamente -
Charles parecía un poco conmovido por la expresión de Anne, pero solo caminó a una de las puertas que Anne no sabía a dónde llevaban.
- Iré a caminar un rato por la playa, puedes hacer lo que quieras mientras tanto- se giró a mirarla por un momento antes de voltear se nuevamente y tomar la manilla de la puerta- El personal de servicio está solo en la cocina, no te preocupes por eso de a momento - Dicho eso, salió de la habitación -
Anne se quedó mirando al océano, respirando profundamente el aire que entraba por las ventanas.
Llevaba unos zapatos bastante apretados esa mañana, y si seguía las instrucciones de su esposo... Quitárselos no sería un problema, a menos de que todo aquello se tratara de una prueba de parte del duque para medir su nivel de autocontrol, pero aunque así fuera, andar descalza no suponía un problema, tomando en cuenta que él estaría igual por la playa.
Anne quiso correr a la playa para alcanzar a Charles, pero sus pies no se movieron del piso, no entendía qué sentía, ya no era soledad, ahora era tranquilidad, de alguna forma.
Caminó entre brincos al lugar en el que Charles había dejado sus cosas, una habitación pequeña en la parte de arriba con vista al jardín, y cuando estuvo allí,como pudo, se aflojó el corset, dejándola respirar con mayor tranquilidad pero sin dejar mucho al descubierto en caso de que su marido regresará pronto.
Volvió al pasillo, a caminar entre brincos de tranquilidad, y entonces vió por una de las puertas una gran biblioteca, y tomó uno de los libros que le pareció más llamativo para empezar a leerlo desde la sala con vista al mar.
A pesar de que la casa Cromwell era bastante más tranquila que muchas otras en sociedad, los padres de Anne siempre habían sido completamente estrictos y protectores, Anne nunca había podido hacer las cosas que estaba haciendo en aquella casa, ni siquiera cuando era niña, por lo que hacerlo la hacia sentir culpable, pero a la vez bien.
Por la misma puerta por la que Charles había salido, había decidido entrar nuevamente, pero Anne no le hizo caso, estaba tan concentrada en su libro, con sus pies descalzos en el sofá y corset aflojado, que ni siquiera subió la mirada.
Charles esbozó una sonrisa de ternura, por alguna razón sentía que era la primera vez que veía a Anne tranquila y sin hacer caso a las reglas, claro... Todo eso además de la noche de bodas, pero estaba demasiado borracho como para recordarlo. Se preguntó que tan correcto sería permanecer mirándola unos minutos más, pero decidió no hacerse sufrir de esa manera a sí mismo.
-Anne- Charles aclaró su garganta-
A penas sintió su presencia, Anne bajó los pies del sofá rápidamente y volvió a sentarse derecha, ya era de noche, pero ella ni siquiera había notado en que momento había caído el sol.
-Excelencia, digo, Charles, ¿Que lo trae por aquí?- la voz de Anne se notaba nerviosa-