Otra mañana nueva llegó a la casa de la costa real.
Había caído un diluvio a lo largo de la noche, lo cual era normal durante la temporada de primavera. Anne decidió mantener su ropa con todas las piezas, pues hacia más frío de lo que debería hacer para estar al lado de la costa.
Anne se dirigió a la cocina con total tranquilidad, hacía años que no dormía así; adecuó sus pasos a la canción que estaba tarareando, sería un buen día para componer, pues estaba más animada de lo usual, sin embargo, esa felicidad no le duraría mucho, pues en esta oportunidad fué recibida en la cocina por aquella sirvienta vulgar que había visto la noche anterior.
-Buen día,señorita Anne- Dijo aquella muchacha-
-¿Señorita?- Anne repitió para si misma,intentando analizar porqué la llamaba de tal manera en sentido despectivo-
La servidumbre era especialmente entrenada para seguir las normas de etiqueta, en qué decir, cómo servir, cómo hacer las labores,todo, básicamente,un error de ese ámbito no podía ocurrir de manera arbitraria.
-Señorita Anne, es la manera correcta de decirle, ¿No es así?- Aquella chica le dirigió una sonrisa irónica a Anne- Así se dice a las mujeres cuando todavía no consuman su matrimonio-
Anne se mantuvo callada, sintiéndose desnuda ante el descubrimiento de la sirvienta.
-¿Cómo es que...?-
-Los chismes vuelan por aquí, señorita- insistió en usar el apodo de modo despectivo- Dicen que su noche de bodas fué un espanto- Volvió a sonreír con sarcasmo-
-¿Y quien te crees tú para hablarme de esa manera?-Anne se levantó de su silla firmemente,haciendo que la chica abriera sus ojos de la impresión -
-Solo intento advertirle que el duque no se va a conformar con que solo lo haga reír, señorita, los hombres tienen necesida...-
-¿Y como vas a saberlo?- Anne dió un paso hacia ella, para leer su nombre grabado en el uniforme-Mariela,¿No es así?- Anne la observó de arriba a abajo, ya que una vez su madre le había dicho que hacer eso ponía a la gente con los nervios de punta, y sorprendentemente funcionó -
Mariela dió un paso atrás, mirando hacia el piso fijamente, no parecía esperar esa reacción de Anne.
-¿Sabes porque los hombres prefieren señoritas que a una cualquiera?- Anne señaló su escote- porque debes aprender a respetarte para que ellos te respeten- Suspiró - ve a cambiarte, que muestres más o menos no hará que mi esposo o cualquier hombre se interese en tí, no necesitas la atención de ellos, créeme-
Mariela pudo respirar nuevamente.
-Entendido excelencia- la chica se inclinó-
-Mariela- Dijo Anne antes de que la chica saliera del comedor- ¿En donde se encuentra mi esposo?-
Mariela se giró lentamente.
-En el establo- la voz de la señorita tembló - por favor no le mencione lo que le dije...- suplicó Mariela -
-Es mi esposo, debemos tener comunicación- Anne la observó nuevamente de reojo- pero lo consideraré -
Anne subió a cambiar sus zapatillas por botas, sí, sus antiguas botas de montar a caballo que escondía de la vista de su madre. Estaba muy fuera de lugar usarlas en aquel momento, pero había un largo camino de barro para llegar al pequeño establo de la propiedad, y su esposo se encontraba allí.
Anne salió atravesando jardines muy orgánicos, el frío aire con olor a tierra mojada era muy relajante y hasta hipnotizante,la hacía querer quedarse en la cama durante todo el día por la paz que le daba.
El establo era más sencillo de lo que se imaginaba, alrededor de dos o tres caballos supuso. Cómo pudo, entró intentando no pisar charcos de barro muy comprometedores.
-Buen día- Anne intentó hablar lo suficientemente fuerte como para que su esposo le escuchara, dónde fuera que estuviera-
-Oh, Anne - escuchó unos pasos,pero no sabía de dónde provenían, parecía ser al fondo del establo- No tenías que venir, esto está lleno de barro- Charles salió del fondo vistiendo tan solo un pantalón, con el cabello mojado y las botas de montar llenas de barro también -
Anne no pudo evitar mirar su abdomen perfectamente formado de manera bastante descarada, pues no se lo esperaba, pero segundos después se obligó a girar la mirada.
-yo...- La voz de Anne se cortó de la vergüenza por haberlo mirado de manera tan descarada-
-oh, mierda, lo siento- Charles le dió la espalda a Anne mientras buscaba otra tela para taparse, consiguiendo así su chaqueta que por fortuna no se llenaba aún de barro- es que cierto muchacho estaba molesto porque tenía tiempo sin venir a verlo y me hizo mancharme de barro- Charles recostó su brazo izquierdo en el compartimiento de un caballo-
-no puede ser, ¿Este caballo es lo que creo que es?- la expresión de Anne se transformó de inmediato- Es una locura, solo hay alrededor de cien en el mundo y son extremadamente costosos - Anne tomó su vestido con una de sus manos, para acercarse a observarlo-
-Es del rey pero me gusta apropiarmelo- Charles soltó una risa, como si se tratara de la mejor travesuras de su vida- tienes razón, proviene de Arabia y costó bastante,¿Cómo supiste?¿Te gustan los caballos?-
Anne supo de inmediato que lo había arruinado, y empezó a temblarle la voz.
-es que... Cuando era niña solía montar, ya no, claro...- Miró al suelo con tristeza-
-¿Y no te gustaría hacerlo de nuevo?-
Anne no pudo disimular su sonrisa, incluso olvidó la razón por la que había ido a verle, no podía creer que pudiera andar a caballo sin que eso conllevará un problema de señoritas,claro, ya estaba casada e iría con su esposo, no era un problema en absoluto, pero jamás imaginó que Charles estaría bien con eso, pues era bastante sobreprotector a veces.
-La verdad estuve gran parte de la mañana montando a caballo- mencionó Charles - pero debo supervisarte así que iré contigo-
-¿Porqué? ¿ A caso cree que voy a huir del único lugar en el que he logrado conciliar sueño con tranquilidad?- ambos empezaron a andar a paso lento con sus caballos por la playa-