Los primeros días para Anne se convirtieron en algo monótono, despertar, no ver a su esposo en ninguna de las tres comidas, cruzarselo casualmente en un ala del palacio del ducado, hacer una reverencia simple y solo continuar caminando.
Así pasó la primera semana.
Anne empezaba a entender porqué Charles había invitado a Amelia, sabía que al ponerse al día con sus deberes ducales no vería en ninguna circunstancia a su esposa «aunque Anne no fuera todo el sentido del concepto» y por ende, quería que no se sintiera sola.
-No es por nada, pero que pueblo tan aburrido - mencionó Amelia, acostada completamente en uno de los sofás de visita- ¿Y porque no hubieron bailes está semana?, eso solo lo hace más aburrido aún -
-Todos estaban ocupados con actividades de la catedral, ¿Lo recuerdas?- Anne contestó,desde el sofá adelante de Amelia, sentada derecha y con clase-
-No quiero ni imaginar mi vida de casada- Amelia resopló mientras se levantaba- Será un fracaso-
-No digas eso, mi vida está bastante tranquila aquí, incluso casi termino las sonatas en las que estuve años trabajando- Anne suspiro-
-Recuerda que tú elegiste esto, y si no hubiera sido él,habrías elegido a Arthur,sigue siendo lo que querias- Amelia recostó su cabeza en su mano apoyada en el sofá - yo no conozco ni siquiera el nombre de este hombre-
-Si lo averiguaras podría pedirle a Charles que lo investigue- A pesar de decirlo con seguridad, Anne sabía que no estaba del todo segura si su esposo «al que solo había visto dos o tres veces en lo que iba de semana» aceptaría - no puede ser tan malo, ¿No crees?, a lo mejor tiene tus gustos y te enamoras-
-No se qué es ese amor del que me hablas Anne, ni porqué sigues creyendo en eso después de lo que Arthur te hizo- Amelia extendió su brazo para tomar uno de los dulces en la mesa de café -
-No tendré esta conversación de nuevo, Amelia - Anne entorno en blanco sus ojos-
El ambiente se puso incómodo por unos segundos.
-Sigo preguntándome porqué Charles nos prohibiría el acceso a una de las salas del palacio- Amelia observó el techo, tratando de conseguir señales- ¿Crees que sea un asesino en serie o algo parecido?- Sonrió -
Anne se lo planteó por un momento.
-Esta demasiado ocupado para serlo- respondió Anne,con algo de amargura en su tono de voz-
-¿Porque te molestaría? ¿No era eso lo que querías?- Amelia cruzó la habitación rápidamente para sentarse al lado de Anne - ¿O ya ocurrió algo que no me haz dicho?- sonrió insistente-
-Somos amigos, eso es suficiente para al menos preocuparme por todo el trabajo que tiene por hacer- Para evitar la mirada de Amelia, Anne tomó nuevamente la tela que estaba bordando hace unos minutos - y eso me incluye, debo empezar a planear el baile que haremos en unas semanas-
-¿Te ayudo?- Amelia sonrió aún más -
-Ni hablar-
Si los gustos de Margaret eran considerados como exóticos, los de Amelia eran caóticos. Anne sabía que aceptar la ayuda terminaría siendo un: «no habrá baile, solo todos nadando desnudos en un río » de parte de Amelia.
-Ríete lo que quieras, te enviaré una carta de exclusión de mi futuro baile en américa - Se burló Amelia-
-¿Con el esposo que no quieres?- Anne subió su mirada para ver fijamente a Amelia, y reírse de ella-
-No lo quiero a él pero al dinero sí - Amelia levantó sus manos rindiendose-
Otro silencio de por medio.
-¿Debería preocuparme porque la ama de llaves no quiera permitirme entrar a ese almacén? ¿Que puede ser tan importante como para que Charles no me deje verlo?- Anne volvió a dejar su material de bordado en la mesa de café-
-Deberias preguntárselo directamente,no quieres problemas con tu marido tan pronto,¿O sí?- Amelia se aclaró la garganta-
Anne suspiró, con algo de frustración y desdén.
Cuando el sol estaba cerca de su caída y el atardecer estaba por empezar, Charles llamó al establo de la casa a Anne. Era la primera vez que solicitaba su presencia después de muchos días sin hablarse más allá de un simple saludo, así que Anne no pudo evitar sentirse emocionada.
A pesar de que tenía muy en claro sus sentimientos por Charles, sabía que él ni siquiera volteaba a verla en los últimos días, era como si la luna de miel hubiera sido un espejismo, y a pesar de emocionarse por finalmente ser llamada, no podía evitar sentirse molesta, a pesar de saber que no era justo para él.
-Buenas tardes, Señora Vaughan, ¿Como se encuentra?- Charles la esperaba con una amplia sonrisa en la puerta del establo-
-En lo que a salud respecta, bien- Anne se forzó a sonreír - ¿A qué debo su extraña invitación al establo?-
Charles levantó una ceja.
-¿Que tiene de extraño invitar a mi esposa a hacer las cosas que le gustan?-
Anne no supo qué contestar por unos segundos, se quedó petrificada.
-Aquí no puedo darme el lujo de andar en caballo, El personal hablará - Anne no pudo evitar por un momento perderse en los ojos de Charles -
-El personal hace lo que yo diga- Charles se inclinó hacia Anne, para acortar los centímetros de diferencia por la altura y mirarla de forma juzgadora- y tú también -
Antes de que Anne pudiera contestar, con una expresión de enojo bastante notable, Charles se inclinó y sacó de una de las paredes del establo unas botas de montar impecables, notablemente eran nuevas.
-Noté que tus botas estaban desgastadas en la casa de la playa, supuse que nunca te compraron unas nuevas para que dejaras tu hábito de montar- Charles le entregó unas botas marrones completamente nuevas a Anne- Pero te prometí libertad,y estoy cumpliendo con mi promesa-
Anne sintió como sus ojos se cristalizaban, no podía creer que Charles hubiera notado ese detalle.
-¿Cómo es qué...?- antes de conseguir las palabras, se acercó a abrazarlo- Gracias-
Charles la envolvió con sus brazos, sintiéndose pleno de por fin poder pasar tiempo juntos a Anne después de tantos días de trabajo.