Carta de Olga a Anja Pfeffeberg

Srta. A. Vogel

A 25 de marzo de 1941

Srta. A. V.  Pfeffeberg

5 Pelzerstraße
Altstandt
Bremen

Querida amiga Anja.

Soy yo, Olga, usando este vulgar nombre, así me llamo ahora. Te escribo desde Berlín, supe que fuiste enviada a Bremen a vivir con tu familia, lo sé porque no hay otro lugar en Alemania dónde hayas podido irte. Es allí dónde nació tu abuela Vera, ¿no es cierto?.

Me destroza el alma el saber que no nos despedimos como se debía la última vez que nos vimos. El aire de Berlín huele a dolor y miseria, las calles son grises y sádicas, cada esquina que voy hay un soldado con un arma en el pecho, cada que volteo hacia arriba, hay banderas rojas con blanco y negro, y cada edificio que veo hay decenas de autos estacionados, festejando la nueva Alemania. Las vibras y el aire son muy tensos y muy fuertes, no soporto estar aquí. Mi primera noche me acosté en una banca de una plaza y me quede dormida, empapando la madera de la banca con mis lágrimas, no puedo olvidar el rostro triste de mi padre, de mi tía, y de mi querido Otto.

En pocas horas quedé dormida, y un soldado se me acercó. Insistía en que me fuera con el que el me acogería, yo acepte con miedo pues era alemán. Aquel chico era un soldado, pero no tenía un gesto de maldito que muchos de ellos tienen. Su casa no estaba muy lejos de dónde estaba mi banca-cama. Era muy acogedora de hecho, su familia era una gran familia y demasiado amable. Me recibieron muy bien pero a la vez me veían con lástima.

Lamento el hecho de que tus padres te hayan alejado de mí, pero esto va mucho más allá de ser judía, va ligado a mi carácter y ellos temen que yo no sea buena persona para tu vida, lo sé por qué tu madre me lo dijo. Pero pase lo que pase, siempre estare para ti, es una solemne promesa de mejores amigas. A un futuro recordaremos todo esto y probablemente nos reiremos, por que eso hacemos, y te prometo cambiar y ser diferente, también es una firme promesa. Quizás todo el mundo solo esta asustado.

Mis más sinceros sentimientos.

Olga J. Skowron